El pequeño pueblo de España que está en un valle con un espectacular manantial: tiene un castillo medieval del siglo XIV y es una joya

A pocos kilómetros de una de las villas históricas más conocidas de Aragón se esconde un rincón que parece detenido en el tiempo. Se trata de un pequeño pueblo rodeado de naturaleza, con calles tranquilas y una atmósfera medieval que atrapa a todos los que lo visitan. Su atractivo principal es un manantial singular que brota entre rocas cubiertas de musgo y que, con el paso de los siglos, ha modelado un paisaje tan sorprendente como único en la península.

Ese paraje natural es el escenario perfecto para dar un paseo sin prisas, disfrutando del sonido del agua y del frescor que ofrecen las grutas escondidas tras las paredes de piedra. El recorrido no dura más de una hora y es accesible para todos, lo que lo convierte en una excursión ideal para hacer en familia. Y es aquí, en este valle tan especial, donde se levanta Anento, uno de los pueblos más bonitos de España.

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(Fuente: iStock)

El viajero que llega hasta Anento se topa con un casco urbano que conserva la esencia de la Edad Media. Las fachadas de piedra, las calles empedradas y los pequeños rincones con flores recuerdan que, a pesar del paso de los siglos, este lugar ha sabido mantener intacta su identidad. La tranquilidad que se respira invita a desconectar y perderse entre sus callejuelas.

La joya patrimonial de la localidad es su iglesia románica, dedicada a San Blas. Construida en el siglo XIII, guarda en su interior un retablo gótico de enormes dimensiones, considerado uno de los más importantes de Aragón. Obra del maestro Blasco de Grañén, sigue en el mismo lugar en el que fue instalado hace casi 500 años, lo que aumenta su valor histórico y artístico.

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Para quienes disfrutan de las vistas panorámicas, la visita al castillo de Anento es obligada. Erigido en el siglo XIV, este fortín fue clave durante las luchas de la Guerra de los Pedros, cuando sirvió de refugio frente a los ataques de Pedro el Cruel. Su emplazamiento en lo alto de un tozal rojizo permite contemplar la belleza del valle del Jiloca y los pinares que rodean la zona. Es un lugar perfecto para hacer una parada, tomar un respiro y admirar la inmensidad del paisaje aragonés.

Durante el mes de julio, las murallas vuelven a llenarse de vida gracias a las Jornadas Medievales, una fiesta que recrea los combates históricos en los que participó Martín Polo, escudero del rey Pedro IV de Aragón. Vecinos y visitantes se suman a las representaciones, los desfiles y las actividades que llenan de ambiente festivo la localidad.

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Aunque la historia y la arquitectura son dos de sus grandes reclamos, el entorno natural de Anento es un motivo más que suficiente para acercarse hasta aquí. El Aguallueve, con sus saltos de agua y su vegetación exuberante, se ha convertido en un icono del pueblo. El camino que lo recorre es sencillo y está bien señalizado, lo que permite disfrutar del paisaje sin complicaciones.

Quienes decidan alargar la visita encontrarán opciones para todos los gustos. Anento cuenta con casas rurales y un albergue donde pasar la noche, además de un restaurante y una oficina de turismo que facilita toda la información necesaria para organizar la estancia. La combinación de historia, naturaleza y hospitalidad ha hecho que Anento forme parte del prestigioso listado de los Pueblos más Bonitos de España desde hace años.