María Agustín, el paseo de las mil caras en Zaragoza busca ahora su nuevo rostro

Su trazado, marcado por el tráfico, cuenta con varios edificios singulares

Mientras se levantan dos nuevas promociones inmobiliarias, su tramo final acumula numerosos locales vacíos

El paseo María Agustín de Zaragoza es una suerte de extraño desorden. Dos rotondas completamente distintas marcan su inicio y su final, en su trazado se pueden encontrar edificios de muy distintas épocas y estilos y hasta las baldosas de su firme arrojan notables diferencias, según el tramo. El verde también es intermitente por el camino: aparece y desaparece en ambas aceras e incluso en la mediana. Lo mismo sucede con sus diferentes trechos, más o menos abiertos a lo largo del kilómetro largo de longitud que acumula. Lo único que sí parece una constante en esta importante arteria de Zaragoza es el intenso tráfico que soporta en cada uno de sus puntos. Con este maremágnum, no es difícil concluir que se trata de un paseo con mil caras, cuya ansiada reforma aparece, de momento, como un punto en el horizonte: existe la intención, y eso es una buena noticia, pero todavía no se termina de concretar.

Lo cierto es que, más allá de esa esperada remodelación, en estos momentos las máquinas ya trabajan en el paseo, pero para construir dos nuevas promociones de vivienda en dos enclaves, por cierto, de relevancia histórica y patrimonial. Una de ellas es la llamada urbanización Cityzen, donde se levantarán 144 pisos de lujo en los terrenos de la antigua fundición de Averly. Enfrente, en el espacio que ocupaba el antiguo cuartel de Caballería, otras 114 nuevas viviendas de alto standing empezarán a ser una realidad en poco tiempo.

En ambos casos, los trabajos supondrán añadir más caras nuevas en este entorno multifacético, pues en el primero se creará un jardín romántico y un andador peatonal, a la vez que se acomodarán las calles circundantes. En el segundo, el proyecto de urbanización incluye la creación de una calle entre María Agustín y Benjamín Jarnés que permitirá conectar el paseo con la parte trasera de la plaza del Toros, uno de los elementos monumentales que se encuentran en las inmediaciones del paseo.

De hecho, ya desde el inicio de la vía el transeúnte que circula desde el centro de la ciudad encuentra en ella uno de los símbolos más reconocibles de Zaragoza: la puerta del Carmen vigila impertérrita desde su rotonda el ingente tráfico de este importante nudo vial. Desde 1792 permanece en este enclave y es la única puerta, de las 12 que tuvo la capital aragonesa, que permanece en pie, pues no acabaron con ella ni la guerra de la Independencia -aunque le dejó varias cicatrices- ni el autobús de la discoteca Coliseum que embistió contra uno de sus laterales hace 27 años, haciendo que cayera uno de sus pináculos y causándole unos daños por los que tuvo que ser restaurada.

En ese camino, siguiendo hacia la plaza Europa, uno se puede topar en pocos metros con la parroquia del Carmen, con el centro de especialidades Ramón y Cajal y con una buena colección de edificios propios del desarrollismo.

Arte, saber y toros

Más adelante, destaca entre todo este surtido la singular silueta del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos (IAACC) Pablo Serrano, un edificio cuya remodelación en 2011 cambió por completo su aspecto, al combinar los elementos de la arquitectura industrial aragonesa de principios del siglo XX del inmueble original con la mole que se levanta sobre él, que introduce en el conjunto chapa, cristal, hormigón y placas de esmalte de color turquesa.

Por haber, en el paseo María Agustín hay hasta solares todavía. En concreto, el que se encuentra a la altura del número 26 y que próximamente servirá de aparcamiento para la Policía Nacional, mientras duren las obras del cuartel de General Mayandía. Precisamente, este cuerpo de seguridad también halla en la vía su lugar con las instalaciones de la jefatura superior y, cerca, con la comisaría de General Mayandía.

Enfrente, el bello colegio Joaquín Costa destaca entre el resto de fachadas de un paseo que, con el Pablo Serrano y este centro educativo, parece emular a Salamanca y el dicho que describe a la ciudad dorada: arte, saber y toros. Unas reses que encuentran su final en el Coso de la Misericordia, detrás de las grúas y los trabajos en el solar del antiguo cuartel de Caballería.

Pasado este punto, y especialmente al llegar a la iglesia del Portillo, la configuración de la vía cambia, volviéndose más recogida y cediendo la acera espacio al carril bici. Una de las cuestiones que más saltan a la vista en este último tramo antes de llegar a la plaza Europa es el número de locales vacíos que se encuentran al paso. Alrededor de una decena se pueden contar. «El mayor problema es que son locales grandes, sin posibilidad de carga y descarga», afirma el vicepresidente de la asociación de vecinos Conde Aranda, Joaquín Contamina. «No llaman la atención por las aceras estrechas», añade el representante vecinal, «a pesar de su tamaño y ubicación», apostilla.

No es el único asunto que denuncia Contamina, cuyo colectivo reclama desde principios del milenio «que se cumplan las normas procedentes de la UE para solucionar los problemas ambientales, de ruido y de tráfico, principalmente, en el entorno de la plaza Europa y el paseo María Agustín».

Una posible plataforma

De hecho, esta vía y el paseo Pamplona soportan un importante volumen de tráfico cada día. Se tata de un eje de entrada a la ciudad por el que circulan entre 18.000 y 19.000 vehículos de media en cada jornada, según los aforos de tráfico de Movilidad. En concreto, la puerta del Carmen, en el otro extremo al que se refiere Contamina, absorbe alrededor de 45.000 vehículos diarios.

En ese sentido, desde la asociación proponen soluciones como crear un carril bici más en el lado de los números pares de María Agustín, ensanchar la acera de los impares, introduciendo también árboles, o convertir en unidireccional el tramo desde la avenida Madrid hasta la plaza Europa.

También señala que en el entorno contemplan crear una plataforma vecinal que sirva para informar a los más de 2.200 vecinos que calculan que viven en las inmediaciones de María Agustín y la plaza Europa cuestiones como las posibles afecciones a la salud que causa la contaminación acústica y ambiental.

«Venimos solicitando una renovación de los informes de tráfico, sin resultado alguno», se lamenta Contamina acerca de las demandas que maneja, por las que ha recibido «muy buenas palabras» por parte de las distintas formaciones políticas, aunque, matiza, sin lograr resultados. «Ahora que vemos que la ciudad va mejor, a ver cuándo nos toca a nosotros», desea este representante vecinal.

Desde la Asociación de vecinos Conde Aragón proponen soluciones como crear un carril bici más en el lado de los números pares de María Agustín, ensanchar la acera de los impares, introduciendo también árboles.

En el otro extremo del paseo, el presidente de la Asociación de Vecinos Puerta del Carmen, José Carlos Terrer, ve con buenos ojos la introducción del carril bici. «Nos parece perfecto», afirma acerca de su llegada en una vía que es «bastante ancha», por lo que no causaría «ningún problema».

De momento, la reforma del paseo María Agustín es un proyecto que ya suena en la plaza del Pilar, aunque desde el gobierno de la ciudad manejan para ello un planteamiento a medio plazo-largo plazo. Así lo parece, si se atiende a lo comentado por la alcaldesa, Natalia Chueca, en junio del pasado año en una entrevista con este diario. En concreto, la regidora afirmó que habría que empezar a trabajar en la arteria que conforman María Agustín y el paseo Pamplona «para adaptarla a las necesidades del siglo XXI».

Se trataría, pues, de un objetivo a medio-largo plazo por su complejidad ya que, como indicó entonces, puede ser «polémico» porque exigirá reducir el número carriles de circulación. Para ello, insistió en que hay que estudiar todas las alternativas posibles para conseguir que esta céntrica vía «sea más amable y humana», con zonas verdes, un carril bici y menos vehículos contaminantes y ruidosos. «Habrá que estudiar muy bien y con cuidado esta reforma para que no se incremente el tráfico. Se trata de un punto neurálgico de la ciudad por el cruce que hay en la plaza Paraíso y es una actuación que hay que analizar muy bien para que no genere más problemas de los que tenemos ahora», dijo.

En resumen, medidas que van en una línea muy similar a lo solicitado por algunas de las entidades vecinales de la ciudad. Pero, de momento, la remodelación es más bien un deseo, un planteamiento que se enmarca en la agenda 2030 y en el compromiso adquirido por el ayuntamiento para que Zaragoza sea una ciudad climáticamente neutra dentro de siete años