Sánchez se pasea en rebeldía constitucional por el acto del 6 de diciembre por tercer año

A la conmemoración en el Congreso faltaron los de siempre más Vox, además de los presidentes regionales del PSOE. El Gobierno estuvo casi al completo y el presidente se defendió del caso Salazar

Un aniversario de la Constitución más, y van tres seguidos, el presidente del Gobierno se paseó en rebeldía constitucional por el Congreso. Porque Pedro Sánchez se presentó a otro acto del 6 de diciembre sin haber cumplido el artículo 134.3 de la Carta Magna («el Gobierno deberá presentar ante el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales del Estado al menos tres meses antes de la expiración de los del año anterior»). Aunque insistiendo, eso sí, en que el Consejo de Ministros los aprobará en el primer trimestre de 2026 y enviará a las Cortes.

Últimamente no hay año en que Sánchez no llegue a este día con algún incendio. Pero este año se le habían multiplicado: José Luis Ábalos, el caso de Paco Salazar y el enfado de las feministas del PSOE por cómo ha actuado -o no ha actuado- la dirección del partido, el bloqueo de Junts, los intentos del presidente por recomponer la mayoría de investidura, las malas perspectivas en las elecciones extremeñas…

Pero el presidente se enfundó su traje ignífugo y trató de pasar a través de las llamas, haciendo como que no pasaba nada. Llegó a la Carrera de San Jerónimo y lo primero que hizo fue mofarse ante la prensa de quienes aseguran que España «camina hacia una dictadura, se rompe, se hunde», de los «nostálgicos del franquismo» y de los que «pactan con los nostálgicos». E invocar el artículo 43 de la Carta Magna, que reconoce el derecho a la protección de la salud, frente a «los recortes, los aumentos de las listas de espera y las privatizaciones» de los gobiernos del PP.

Eso ante las cámaras, porque sin ellas delante el presidente puso todo su interés en hacer una encendida defensa de sí mismo en el caso Salazar. De él y, luego ya, del PSOE. En una conversación informal con los periodistas, Sánchez señaló que no tiene relación con Salazar, que se ha enterado por la prensa del contenido de las denuncias internas de acoso porque el órgano que las recibe actúa con «autonomía, independencia y confidencialidad», que no ha habido «falta de sensibilidad ni de compromiso» ni muchos menos un intento de ocultar, que el PSOE es un partido feminista al que nadie puede dar lecciones.

Solo reconoció que ha habido un «pequeño error» porque no han sido todo lo rápidos que debieron en la tramitación de las denuncias. «Yo asumo el error en primera persona», señaló. Y reiteró que están a tiempo de enmendarlo, pero que el partido como tal no puede ir a la Fiscalía. En todo caso, han de ser las víctimas, a quienes ofreció la ayuda del partido si se deciden. Negó que la organización no las haya creído, y para ello recordó que Salazar fue apartado de sus responsabilidades en julio.

El PSOE sangra por la herida del que fuera uno de los hombres fuertes de Sánchez, y el asunto aterrizó en casi todos los corrillos posteriores al acto conmemorativo en el Congreso. Estuvieron todos los ministros, también los de Sumar, salvo José Manuel Albares y Óscar Puente. También Alberto Núñez Feijóo y los presidentes de Madrid, Aragón, Murcia, Andalucía y Comunidad Valenciana. No hubo ningún presidente regional del PSOE, tampoco Salvador Illa. Y al plantón habitual del PNV, Bildu, ERC, Junts, Podemos y el BNG se unió este año Vox, que sigue en la tesis de no participar en ningún acto con el presidente para no «blanquearlo».

Feijóo junto a varios de sus presidentes regionales

Feijóo junto a varios de sus presidentes regionales EFE

También el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, pero no así la nueva fiscal general del Estado, Isabel Peramato.

El presidente también habló de Junts, pero no dijo mucho. Insistió en su objetivo de agotar la legislatura y confió en que Puigdemont se avenga a reconstruir los puentes, que de momento siguen rotos. Aunque no quiso especular con la fecha de su vuelta. «Me da la impresión de que los socios quieren legislatura», añadió.

Feijóo, por su parte, lamentó que este presidente del Gobierno sea «el que más ha atacado la Constitución» en 47 años y se comprometió a preparar el 50 aniversario de la Carta Magna con «un gobierno constitucionalista». En una conversación informal con los periodistas, el líder de los populares negó de nuevo que vaya a presentar una moción de censura sin tener los votos atados y, a este respecto, llamó a Junts «clínex» del Gobierno.

También lamentó que España está a punto de pasar de la indignación a la «resignación»; al recordar que, desde el último aniversario de la Constitución, la Justicia ha encarcelado a dos secretarios de Organización del PSOE, José Luis Ábalos y Santos Cerdán.

El acto reunió en la misma sala a la ministra de Sanidad y a la presidenta madrileña, pero ni se miraron. Mónica García culpó al «modelo sanitario» de Ayuso del «escándalo» del Hospital de Torrejón de Ardoz y ella achacó a «rencillas entre directivos» el caso destapado por El País.