«Cogieron a una hermana para decapitarla»: el desesperado wasap recibido por monseñor Munilla desde Mozambique

Las religiosas mercedarias relatan con terror el asalto que ocho hombres armados con machetes realizaron a su convento el domingo

El foco informativo sobre los cristianos perseguidos estos días se ha situado en Nigeria, donde el pasado viernes, alrededor de 200 católicos fueron salvajemente masacrados por fundamentalistas islámicos. El propio Papa León XIVen su Ángelus del domingo, se refirió a esta terrible noticia, y lamentó «la extrema crueldad» de los asesinatos. Sin embargo, en el mismo continente pero a miles de kilómetros de allí, en Mozambique, la violencia contra los cristianos también se ha desatado.

«Es la primera vez desde que estamos aquí, hace 17 años, que ocurre». Se trata de un desesperado mensaje de wasap que han enviado las religiosas Mercedarias del Santísimo Sacramento de Pemba (Mozambique), al obispo de Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio Munilla. El prelado ha subido un pantallazo de la conversación a sus redes sociales, a la vez que señala que «cada vez constatamos con mayor claridad que la única alternativa a los fanatismos, a los odios, a la guerra y a la desesperanza, es el evangelio».

En las líneas enviadas por las religiosas al obispo de Orihuela-Alicante, en las que se percibe una redacción apresurada y nerviosa, estas describen que «el domingo, un grupo de ocho hombres armados con machetes encapuchados entraron a nuestra casa, a nuestros cuartos, nos vimos aprehendidas por este grupo de terroristas (se) llevaron todo lo que teníamos. Otro grupo estaba fuera controlando las puertas y los vigilantes».

La pesadilla no había hecho más que empezar: «Lo más terrible fue cuando nos llevaron a la capilla; yo pensé que la iban a quemar», prosigue la religiosa mercedaria que ha redactado el mensaje. «Cogieron a una hermana para decapitarla. Qué momentos más horribles. Les suplicamos, les lloramos, pedíamos clemencia, y gracias a Dios que nos escucharon y la soltaron», refiere la monja.

Un hogar para 34 niñas

A continuación, los asaltantes «se llevaron lo que teníamos, computadores y teléfonos». La tragedia pudo haber sido aún peor, porque estas religiosas cuidan de 34 niñas que viven «en la casa-hogar» que dirigen. «Gracias a Dios no entraron a sus dormitorios», subraya y, aunque reconoce que «estamos bien», añaden que «estamos muy asustadas todavía porque fue horrible».

Según las hermanas, estos actos se llevan a cabo «con impunidad por parte del Gobierno ante el crimen organizado», y lamenta que «el precio de los misioneros es también este riesgo». «Sólo Dios es nuestra protección», constata finalmente la religiosa.

Monseñor Munilla, que tiene más de 120.000 seguidores en Instagram, concluye asegurando que «Jesucristo nos enseñó que la autentificación del amor a Dios, está en el amor al prójimo… ¡El que no ama a su prójimo, no ama a Dios!».