El único pueblo de España con una paradisíaca piscina natural en su casco histórico (abierta todo el año)

A este maravilloso lugar se llega por un jardín para añadirle el encanto definitivo al visitante

Lo llaman charco, el Charco de las Canales. Y es una maravilla natural (y humana) que se encuentra en Letur, Albacete. Los letureños han sabido integrar las bondades de la naturaleza en su arquitectura y urbanismo de una foma única.

Un paso más. Si los pueblos y las ciudades han solido siempre construirse en torno a un río para facilitar el abastecimiento de agua de la población. En Letur (el lugar de Albacete afectado por la dana) también han aprovechado el paso salvaje de esa agua para hacer un pequeño edén natural en su casco histórico.

Letur en invierno

La localidad de Letur en invierno

La envidia de tantas y tantas ciudades históricas cuyo trazado hace imposible algo similar: una piscina natural en medio de la historia y de la gente. Y no una piscina natural cualquiera, sino una cuyo contenido líquido proviene de una manantial serrano que baña el arroyo que atraviesa la ciudad.

Al-Andalus y el agua

Este uso y culto del agua viene del pasado musulmán de la localidad. Los musulmanes de Al-Andalus fueron escultores prácticos del agua, ingenieros artistas que crearon canalizaciones, sistemas de regadío, acequias, estanques y fuentes donde incluyeron el gusto artístico que hoy permanece física e intimamente en toda la bella ciudad hermosamente anclada en aquel tiempo.

El arroyo fluye del manantial hasta la poza

El arroyo fluye del manantial hasta la poza

Los Charcos de Canales son un buen ejemplo. Un pequeño paraíso de aguas cristalinas en pleno centro para uso y disfrute de todos y de una belleza singular. A este lugar se llega por un jardín para añadirle el encanto definitivo al visitante. Su entorno es de paredes rocosas, callejones estrechos y rincones de cuento.

Un pequeño paraíso

Una poza paradisíaca abierta todo el año de la que las Relaciones Topográficas de Felipe II dicen: «No sabemos la causa del por qué se llama Letur, si no es por ser pueblo fresco y deleytable, alegre y de mucha agua y frescuras, de yedras y vidarras y zarzas y otros munchos que no son de fruto…».