Un 94% de las plazas mir vacantes en Aragón son de Medicina de Familia: «El medio rural siempre es un problema»

Este miércoles finaliza la adjudicación de vacantes y aún quedan 33 plazas sin asignar

Retener el talento es uno de los objetivos de la Atención Primaria en Aragón, sobre todo en las zonas rurales. A dos días de que finalice la adjudicación de plazas mir, la fotografía es similar a la de otros años: de las 33 vacantes aún sin asignar en la comunidad, 31 pertenecen a la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.

Las plazas todavía vacías se distribuyen, por sectores, en el sector sanitario de Alcañiz (8 vacantes), Calatayud (6), Barbastro (6), Teruel (5), sector I de Zaragoza (4), Huesca (2).

El caso de Calatayud, como otros, se da en una zona «eminentemente rural«, según cuenta Guillermo Viguera, médico de familia en el centro de salud de Illueca desde el año pasado, momento en el que «solo se cubrieron dos de las seis plazas propuestas y en una segunda vuelta», asegura. Actualmente, no se ha adjudicado ninguna de las seis plazas vacantes de este sector.

El problema, a juicio del también vocal de médicos jóvenes del Colegio de Médicos de Zaragoza, es que «lo que no se conoce no se elige» y hace alusión a que es en el medio rural «donde florece la medicina de familia». Según Viguera, los cuatro residentes que salen este año, repartidos en los centros de salud de Calatayud Norte y Calatayud Sur, «son de fuera de España y no tienen arraigo», por lo que «se irán si las condiciones en otras comunidades son mejores».

Como llamamiento a los futuros médicos, Viguera explica que «pese a que muchos centros estamos sobrecargados con guardias», la sensación de «sentirte el médico del pueblo» y ofrecer una «mejor calidad» en la atención lo compensa.

El caso de Guillermo es casi excepcional. Acabó la residencia el año pasado en el centro de salud Univérsitas de Zaragoza, junto a otros compañeros, y decidió acogerse a los contratos de fidelización de tres años que ofrecía el Gobierno de Aragón para aquellos mir que hubieran terminado su formación, un plan que tenía como objetivo aliviar la falta de sanitarios y atraerlos a las zonas de difícil cobertura. Viguera destaca la alta demanda de profesionales que existe, concretamente de médicos de familia, ya que «hay muy pocos residentes» de otras especialidades. «Capacidad formativa tenemos porque hay muchos tutores vacantes», añade.

Otras especialidades con plazas mir vacantes

Aparte de la 31 plazas mir vacantes de Medicina Familiar y Comunitaria, dos más de otra especialidad siguen desiertas. Concretamente se trata de Medicina Preventiva y Salud Pública, donde todavía aún quedan dos plazas por cubrirse, ambas en el Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza. En procesos de años anteriores, se ha dado la situación de que Salud Pública también ha sido de las últimas especialidades en cubrirse.

Al norte de la comunidad, el sector sanitario de Barbastro también adolece de falta de residentes y cuenta, en estos momento, con seis plazas mir vacantes de Medicina de Familia. Eva Lacort, médica de familia en el consultorio de Campo desde hace seis meses, que pertenece al centro de salud de Graus, no vive en primera persona la falta de residentes porque estos se concentran en los centros de Monzón y Barbastro. Sin embargo, ve el verano «como una montaña», porque «la población se multiplica por tres y somos los mismos profesionales», asegura Lacort.

La única opción viable será, a su juicio, «cerrar consultas y hacer malabares» para llegar a la demanda. «La gente que vive en estas zonas, todas sus cosas crónicas se las guardan para después del verano», lamenta esta médica.

Antes, Eva pasaba consulta en el centro de salud de Mas de las Matas, en Alcañiz, otro sector que aún tiene ocho plazas mir vacantes. «Los lugares más lejanos son los más difíciles de cubrir», asegura Lacort, quien denuncia a su vez la falta de medios: «Tenemos que desplazarnos a las urgencias con el vehículo propio y es un problema».

Asimismo, tilda de «inasumibles» las listas de espera de la atención especializada de el sector de Barbastri que, asegura, «rondan el año y año y medio». Todo ello, por la «falta de manos» en la sanidad aragonesa. La solución que propone Lacort es la de «dotar de más recursos económicos» a los profesionales, para que vivir y trabajar en estas zonas sea una decisión deliberada.