Los cardenales no se lo han pensado demasiado y en sólo cuatro votaciones se han puesto de acuerdo para elegir a un pontífice
Su nombre deja intuir que desea retomar el camino abierto por León XIII, el Papa que renovó la doctrina social de la Iglesia
Nuevo Papa León XIV, en directo: reacciones a la elección de Robert Prevost, noticias y última hora desde el Vaticano hoy
Los cardenales no se lo han pensado demasiado y en sólo cuatro votaciones se han puesto de acuerdo con el nuevo Papa, León XIV. El hasta ahora tímido cardenal Robert Prevost se ha presentado al mundo pidiendo ayuda a los católicos «para construir puentes con el diálogo, con el encuentro». Su nombre deja intuir que desea retomar el camino abierto por León XIII, el Papa que renovó la doctrina social de la Iglesia, y su propio tiempo.
La primera sorpresa ha sido la velocidad con la que ha sido elegido. La segunda, la valentía que ha demostrado al salir al balcón central de la basílica de San Pedro igual que apareció Benedicto XVI, con la sotana blanca, la muceta o esclavina (capa corta) de color rojo, una estola roja, el solideo blanco y la cruz dorada que el maestro de ceremonias llevaba preparados. Pero en sus pocas palabras, el primer Papa agustino de la historia se ha puesto en la línea que abrió Francisco: sinodalidad, caridad y paz. Señales de continuidad, con su propio estilo.
En sus primeras palabras ha pedido la paz en el mundo, ha invitado a construir puentes en la sociedad, ha recordado al Papa Francisco y ha saludado en español, pero no en inglés, su lengua materna.
«La paz esté con todos ustedes, queridos hermanos y hermanas», ha saludado. «Quisiera que este saludo llegue hasta sus corazones, les alcance en las familias». Leía un discurso que ha preferido no improvisar, por timidez y por delicadeza.
Se ha descrito como portador de «una paz desarmada, desarmante y perseverante, que proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente». E inmediatamente ha recordado a su predecesor y le ha dado las gracias. «Todavía conservamos en nuestros corazones esa voz débil, pero siempre valiente del papa Francisco que bendecía a Roma. Permítanme dar continuidad a esa misma bendición».
Su primer mensaje es extremamente sencillo: «Dios nos quiere mucho y ama a todos. El mal no prevalecerá». «Ayúdennos ustedes a construir puentes con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo».
«Quisiera agradecer a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro y caminar juntos buscando siempre la paz, la justicia, trabajar con el hombre, fieles a Jesucristo, para proclamar el Evangelio y para ser misioneros», ha continuado.
Desde el balcón miraba emocionado hacia el «Instituto Patrístico Agustino», que es también su hogar hasta estas horas, y la casa generalicia de su orden, a la que también ha hecho referencia en sus palabras. Se ha presentado como «hijo de San Agustín», Orden de la que fue superior, y de este santo ha recordado sus palabras a los cristianos de Hipona: «Con ustedes soy cristiano y para ustedes obispo». Su propuesta de Iglesia es más sinodal que jerárquica: «Podemos todos caminar juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado». «Tenemos que estar juntos, ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes de diálogo, siempre abierta a recibir con los brazos abiertos a todos aquellos que tienen necesidad de nuestra caridad y de nuestra presencia, de diálogo, de amor».
Se convierte en el primer Papa que ha hablado en español en su saludo inaugural. En español ha recordado sus años, primero como misionero en Perú y después como obispo en Chiclayo. «Si me permiten una palabra, un saludo a todos aquellos, de modo particular, a mi querida diócesis de Perú (Chiclayo), donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo».
Y se ha despedido con un mensaje que resume casi en espacio de un tuit lo que quiere hacer: «Queremos ser una Iglesia sinodal, que camina, que busca siempre la paz, que busca la caridad, estar cerca de quienes sufren».
Ha cumplido el protocolo. En el balcón le acompañaban los tres cardenales que prevé el protocolo, los senior de cada orden de cardenales: Pietro Parolin, Vinco Pulcic y Dominique Mamberti.
Elige el nombre del padre de la doctrina social
En su discurso no ha explicado por qué ha elegido el nombre de León XIII, el Papa que fue duramente criticado por su defensa de los derechos de los trabajadores y el derecho a entrar en sindicatos. En su tiempo, esas decisiones fueron consideradas una intromisión en cuestiones civiles. Ahora son derechos asumidos por la doctrina social de la Iglesia.
El nombre alude a la dignidad del trabajo, una cuestión que está en el centro de la vida de la inmensa mayoría de los católicos, que son laicos. «La elección del nombre León XIV es una clara referencia a la moderna Doctrina Social de la Iglesia, que comenzó con la Rerum Novarum, la encíclica del Papa León XIII. También es claramente una referencia no aleatoria a los hombres y mujeres en su trabajo en una época de Inteligencia Artificial», informó el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni.
Sus primeras tres citas confirmadas serán una misa este viernes a las 11 de la mañana con los cardenales en la Capilla Sixtina, el rezo del «Regina Coeli» el domingo a mediodía, de nuevo desde el balcón central de la basílica de San Pedro; y una audiencia con los periodistas que han cubierto el cónclave y los funerales de Francisco, prevista para este lunes.
Pronto se confirmará si mantiene su lema episcopal, «In Illo uno unum», que son unas palabras de San Agustín sobre la unidad. Se podría traducir como «En Aquel que es Uno, somos uno», y es una mención a la unidad en la diversidad de sensibilidades. Será uno de los santos más citados en sus futuros discursos, aunque ya Benedicto lo citaba a menudo.
Por la noche, los cardenales han cenado juntos en Santa Marta y brindado por el nuevo Papa. Una celebración de familia, para comenzar esta nueva etapa.
¿Aceptas la elección?
A las 18:07 la fumata blanca había anunciado al mundo que se había elegido un nuevo Papa. En pocos minutos comenzaron a repicar las campanas de San Pedro: el «Campanone», fundida en el año 1785, que pesa 8.950 kg, y tiene un diámetro de 2,316 metros; el «Campanoncino», de 1725, 3.640 kg y 1,772 metros de diámetro; la «Rota», del siglo XIII, de 1.815 kg y 1,361 m. de diámetro; la «Prédica», de 1909, 830 kg y 1,085 m. de diámetro; el «Ave María», de 1932, 250 kg y 0,75 metros de diámetro; y la «Campanella», del año 1825, 235 kg y un diámetro de 0,73 metros.
La espera se rompió a las 19:13, cuando el cardenal Dominique Mamberti gritó desde el balcón central de la basílica un «¡Habemus Papam!» con acento francés. «Tenemos Papa». Eminentissimum hac reverendissimun dominum Robertus Franciscus cardinalem Prevost. Qui sibi nomem impusuit Leone XIV.
Mientras por la chimenea la «fumata bianca» acariciaba el cielo de la Ciudad Eterna, dentro, en la «sala de las lágrimas», el nuevo Papa se estaba preparando para presentarse al mundo. Minutos antes, los tres «cardenales escrutadores» habían terminado el recuento, y los tres «cardenales revisores» habían contado de nuevo una a una las papeletas y los votos para comprobar la legitimidad de la votación.
Luego, el cardenal George Koovakad, el último de los cardenales que nombró Francisco, abrió la puerta de la Capilla Sixtina y llamó al secretario del Colegio de Cardenales, el arzobispo brasileño Ilson Montanari; al Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Diego Ravelli y a dos «ceremonieros».
Con ellos como testigos, el cardenal Pietro Parolin, seguramente aliviado al ver que no le eligieron, le hizo en nombre de todo el colegio de los electores la pregunta fundamental de este cónclave: «Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem?», «¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice?». Desde el momento en que respondió que sí, se convirtió en Papa, «obispo de la Iglesia romana, verdadero Papa y Cabeza del Colegio Episcopal» y adquirió «de hecho la plena y suprema potestad sobre la Iglesia universal».
Sale al balcón con la esclavina y la estola rojas
A continuación, Parolin añadió una segunda pregunta muy importante: «Quo nomine vis vocari», «¿Cómo quieres ser llamado?». «León XIV», respondió. Respetó la tradición de salir al balcón central de la basílica de San Pedro, con la sotana blanca, la muceta o esclavina (capa corta) de color rojo, una estola roja y el solideo blanco.
Antes de salir al balcón, tuvo lugar una breve ceremonia, durante la que escuchó el paso del Evangelio en el que Cristo encomienda al apóstol Pedro que apaciente su rebaño. Se acaba de convertir en sucesor. Luego, todos los cardenales rezaron juntos por él bajo los frescos de la Sixtina, y ya en fila le saludaron personalmente uno a uno. Era la primera vez que podían respirar tranquilos. Ya tienen un Papa. Sonríe como un cordero, pero tiene un nombre que adelanta que está dispuesto a luchar.