Nicky Gumbel, apasionado de Jesucristo, es el creador de unos cursos que han impactado a más de 30 millones de personas en todo el mundo, con un 30 por ciento de participantes católicos
Era ateo y a los 18 años encontró a Jesús leyendo el Nuevo Testamento. De padre alemán de origen judío y madre no practicante, la vida de este joven universitario del Londres de los años setenta dio un giro radical de 180 grados. «Quiero escuchar a Jesús porque él es el camino de la verdad y la vida». Nicky Gumbel (Londres, 1955), pastor y abogado, es el creador de los cursos Alfa, a los que han asistido más de 30 millones de personas en todo el mundo, de los cuales el 30 por ciento son católicos. Desde El Debate, comparte su visión sobre la Iglesia, la fe y el futuro del Evangelio, tras la clausura del congreso de comunicación y evangelización de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.
Este anglicano es, ante todo, un apasionado de Jesucristo. Cuando Nicodemo oyó hablar por primera vez de Jesús, el Nazareno, su respuesta fue asombrosamente sincera: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe, el apóstol, le contestó: «Ven y verás». Esa simple invitación a descubrir la verdad a través de la experiencia personal podría considerarse el lema de vida de Nicky Gumbel. Como Felipe, Gumbel ha dedicado su vida a invitar a otros a acercarse al cristianismo no a través de teorías abstractas, sino con la experiencia directa del amor y la transformación que solo puede ofrecer el encuentro con Jesús.
El Curso Alfa ha cambiado radicalmente la forma en que miles de personas en todo el mundo se acercan a Jesucristo y se ha convertido en un eficaz instrumento para la nueva evangelización. Lo utilizan un amplio abanico de denominaciones cristianas: baptistas, episcopalianos, el movimiento pentecostal o, incluso, The Salvation Army, una organización cristiana internacional que se dedica a la ayuda social y a la predicación del evangelio en comunidades de todo el mundo.
Desde su creación en la Iglesia Holy Trinity Brompton en Londres, el curso ha llegado a más de 140 países, ofreciendo un espacio de discusión abierta sobre las grandes preguntas de la vida, la fe, y el sentido de la existencia. Más que grandes predicaciones, Alfa fomenta un ambiente donde las personas pueden compartir dudas y reflexiones, «sin presiones, siempre en pequeños grupos». «Todos quieren tener la misma experiencia del amor de Dios», explica Gumbel.
Un mensaje sin imposiciones
«Quiero poner a Dios en el corazón de todas las personas y hago todo lo que puedo para explicar la experiencia del amor de Dios». Este propósito ha convertido a Gumbel en uno de los líderes cristianos anglicanos más icónicos. Tras dedicar diez años de su vida al ejercicio de la abogacía en Londres, demostró que podía transformar los pequeños encuentros en la iglesia Holy Trinity Brompton en una de las iniciativas cristianas más influyentes a nivel global, ofreciendo un espacio accesible para explorar los fundamentos de la fe cristiana.
Si bien el Curso Alfa ha llegado a millones de personas, Gumbel deja claro que el objetivo no es «dar respuestas», sino «presentar el Evangelio». «No queremos presionar a nadie a venir, simplemente ofrecemos esa oportunidad», explica con entusiasmo. En los grupos de conversación, la dinámica es clara: «No imponemos, sino que preguntamos: ¿Qué opinas? ¿Qué piensan los demás?».
Algunas cuestiones no tienen respuestas cerradas. «¿Por qué permite Dios el sufrimiento? No lo sabemos con certeza, pero queremos escuchar. Se trata más de abrir el corazón a las objeciones, preguntas o miedos de cada uno, que de ofrecer soluciones predefinidas».

Admiración por la Iglesia católica
Aunque Gumbel proviene de la tradición anglicana, su respeto por la Iglesia católica es admirable. Considera que la Iglesia de Roma «tiene una gran teología», y durante su intervención en el congreso destacó cómo la profundidad de su doctrina y su riqueza espiritual lo han inspirado a lo largo de los años, sin restar valor a otras tradiciones cristianas. Asegura que ha «aprendido mucho de los católicos, son grandes personas. Tengo amigos católicos y quiero a la Iglesia católica».
Pero si hay una figura a la que admira profundamente es Raniero Cantalamessa, predicador emérito de la Casa Pontificia durante casi 25 años. «Es simplemente el mejor», afirma sin titubeos. Su esposa, Pippa, añade que lo que más le impresiona de él es «su humildad, espiritualidad y caballerosidad», pero sobre todo «su profundidad», una cualidad que, según Gumbel, también ve reflejada en el Papa Francisco.
El corazón del cristianismo
Para Gumbel, el cristianismo es ante todo una relación personal con Dios, una relación que se construye día a día, en la oración, en la acción y en la escucha. «El mayor propósito de nuestra vida es escuchar a Dios, y lo hacemos a través de la lectura de la Biblia». Para él, «están todas las respuestas sobre lo que necesitamos saber».
Su consejo es claro: «¿Quieres escuchar a Dios cada día? ¿Quieres encontrarte con Él? Lee la Biblia. Lo hago cada mañana, es como empiezo el día. Después, mientras paseo por Hyde Park, dedico un tiempo a la oración». Para él, la fe no es solo teoría, sino una vivencia cotidiana que tiene que transformar todos los ámbitos de nuestra realidad.

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Una visión para el futuro
¿Cuál es la clave que permite a Alfa llegar a personas tan diferentes, que están al borde del precipicio, que no tienen fe, que jamás han pisado una iglesia o que incluso son beligerantes con la religión? Gumbel tiene una respuesta: la evangelización. Esto es lo que le distingue de otros líderes. La evangelización es para este pastor anglicano una prioridad, es el centro de la vida cristiana y es, en su opinión, el seguro que garantizará en el futuro la unidad de las iglesias cristianas. «Sí, la unidad es muy importante porque la Iglesia es bella. Dios ha creado un mundo muy diverso. No podemos evangelizar si no hay unidad. No me interesa cuando hay luchas. Hay que trabajar unidos», asevera.
En su ambición evangelizadora, Gumbel tiene su sueño particular: «Que todo el mundo en el planeta tenga la oportunidad de escuchar a Jesús antes del año 2033», aniversario de los 2000 años de su resurrección. «Hay que centrarse en este aniversario. Todas las personas, todas las denominaciones religiosas, todas las organizaciones podrán escuchar a Jesús».
Ante ese horizonte ecuménico, Gumbel se siente comprometido en hallar un camino práctico para comunicar la buena noticia. «Jesús está impactando a las generaciones más jóvenes. Hay mucha hambre de espiritualidad entre los jóvenes». No en vano, la franja de edad de los participantes en los cursos Alfa oscila entre los 18 y 35 años y la media es de 27 años. «Cuando la gente joven va a la Iglesia, la revitaliza y la sociedad se transforma», explica el pastor.
En estos momentos de secularización creciente y declive social, este pastor anglicano ha logrado lo que pocos en la historia de la Iglesia: hacer que el cristianismo llegue a la gente de manera genuina, accesible y sin perder su esencia, evitando con ello la paulatina extinción de la vida cristiana y, en consecuencia, una progresiva necrosis en el tejido vital de la Iglesia. Y su convicción sigue siendo la misma: «Todo el mundo debería recibir la Biblia de manera gratuita». Y es que Nicky Gumbel no pierde el tiempo en cuestiones secundarias: «Hay que centrarse en Jesús para transformar a la sociedad». Hoy, como ayer, Jesús es la respuesta.