Ancelotti consiguió dibujar un buen partido del tridente ofensivo conformado por Bellingham, Vinícius y Mbappé. El francés estuvo más cómodo tras partir escorado en la izquierda
La mala racha del Leganés en Liga ante el actual campeón de Europa continúa, ya que es el único equipo de Primera División que nunca ha ganado al Real Madrid. En su noveno enfrentamiento histórico, los de Carlo Ancelotti se llevaron el triunfo 0-3 de Butarque. Fueron mucho mejores los capitalinos desde el inicio, con variaciones tácticas que parecieron funcionarle al técnico de Reggiolo.
Mbappé y Vinícius modificaron sus posiciones de inicio, en punta el brasileño y más escorado a la banda el galo, aunque con mucha movilidad, y no parecieron encorsetados. Bellingham también cuajó un buen partido, así como Arda Güler, que volvió a la titularidad en la competición doméstica más de dos meses después. Sería una genial noticia para los blancos que la perla turca ganase protagonismo.
Una triste imagen que el aficionado al balompié se está acostumbrando a ver con mayor frecuencia es la de los once jugadores de un equipo ataviados con una camiseta en la que se puede leer un determinado mensaje de ánimo a un compañero lesionado de gravedad, en los instantes previos al inicio de un encuentro. En la fría tarde otoñal de Leganés, para mayor tormento, los dos clubes madrileños recordaron a jugadores que se pierden la temporada, como son Militao y Enric Franquesa.
Mbappé mojó y Valverde fue el parche
Una plaga de la que parecen librarse pocos conjuntos, y más cuando hay partido cada tres días, y que también tiene en el dique a Dani Carvajal, que se perdió el choque contra sus paisanos. De hecho, su posición, el lateral derecho, parece más huérfano que nunca, con Lucas Vázquez también en el dique seco. Ancelotti utilizó a Fede Valverde, hombre para todo, y estuvo a la altura.
Empezó el encuentro mandón por parte de los visitantes, con ese naranja chillón que es, junto a la Muralla China, lo único que se ve desde la Luna. Parecían sucederse las estampidas de los visitantes, y en estas, parecía Mbappé el butanero más entonado y, de hecho, –en otro irónico guiño más a sí mismo– volvió a marcar un gol que fue anulado porque cayó en fuera de juego. Otra vez. No llegaba el gol, pero el control era de los capitalinos.
Ancelotti apostó de inicio por Arda Güler, y vimos al joven turco hacer alguna virguería con el esférico, con uno de esos caños que hacen las delicias de los aficionados al deporte rey, pero, sobre todo, con una jugada personal desde la banda derecha en la que se marchó de varios defensores locales y a la que solo le faltó una mejor definición para significar el 0-1.
La entrada del jugador de Ankara no fue la única novedad de Ancelotti en el once titular. El técnico italiano, al que siempre se le acusa de ser poco amante de los cambios, también sacó a Ceballos de inicio, y en defensa vimos, por clara necesidad ante la falta de efectivos, a Raúl Asencio en el centro junto a Rudiger, y en los laterales a Valverde y a Fran García, que parece tener cada vez más hueco ante la versión menos rocosa que se ha estado viendo recientemente de Ferland Mendy.
Mbappé y Vinícius, mucho más sueltos
En cualquier caso, la novedad que podría tener más recorrido, en caso de funcionar, sería la variable introducida por el técnico blanco con sus dos estrellas, Vinícius y Mbappé. Este último pareció correr más cómodo en su posición natural, aquella en que fue durante años el jugador más determinante del planeta, mientras que el brasileño, pese a haber experimentado ya las virtudes y desventajas de jugar más en punta, parecía más incómodo.
Ambos fueron los protagonistas del gol que abrió la lata. Mbappé introdujo la pelota en la meta de Dmitrovic tras el pase de la muerte de Vinícius, al que llegó el esférico en una situación realmente ventajosa tras un robo determinante de Bellingham –el mejor de los anaranjados en la primera contienda en un error grosero de Altimira–. No fue el mejor día del zaguero pepinero, que diez minutos antes había cometido un claro penalti sobre el 7 blanco, pero ni Javier Alberola Rojas lo apreció en directo ni el VAR estimó oportuno avisarla. Quizás, el VAR sí hubiese entrado de haber apreciado un corte de manga o algo así. A saber.
Los de Borja Jiménez no cuajaron un buen inicio. Halagados por sus buenas actuaciones en este inicio de curso, situados cuatro puntos por encima del descenso, acumulaban tres partidos invictos en Butarque, su particular fortín, con dos victorias incluidas de prestigio. Pero la racha acabó ante el actual campeón, que mostró una versión muy seria. Poco se pudo ver de Juan Cruz, el mejor jugador de los blanquiazules en lo que va de curso, o de Miguel de la Fuente, autor del gol de penalti con el que el Leganés venció al Sevilla antes del parón de las selecciones.
Los de Ancelotti monopolizaron el esférico en los primeros minutos de la segunda mitad. La labor defensiva del Leganés era impecable, y ello impedía ocasiones contundentes del Real, pero este proceder se tornaba insuficiente si la intención era generar peligro en la portería defendida por Courtois para intentar empatar. Para cambiar la tendencia, Jiménez metió a Chicco y Raba. Pero no surtió efecto, y lo que llegó fue el 0-2.
El Real Madrid, letal
El tanto fue obra de Valverde, tras un potente disparo escorado. Ceballos sacó una falta en corto, Güler domó la pelota y Valverde la estampó en la red para anotar su tercer tanto en la competición, tras los conseguidos en jornadas previas ante Valladolid y Villarreal. Una excelente manera de poner el lazo a un gran partido por parte del uruguayo. La importancia del 8 para Ancelotti es, a día de hoy, incalculable, una pieza insustituible, por su polivalencia y recorrido en el campo.
Bajó el Real Madrid el ritmo tras la sentencia, quizás con la mente puesta en el trascendental partido del próximo miércoles a orillas del río Mersey. Aun así, Güler pudo aumentar la diferencia en el minuto 70, pero Dmitrovic sacó un gran pie para evitar el tanto, y diez minutos después lo probó Mbappé, pero también el meta serbio se llevó el gato al agua.
Quien sí lo logró fue Jude Bellingham, tras una jugada rocambolesca en la que introdujo la pelota con la testa en la meta tras un tiro al larguero de Brahim Díaz. El internacional por Marruecos salió al césped con un cuarto de hora por jugar, y pudo anotar su gol si Sergio González no hubiese sacado bajo palos el potencial 0-4.
Tras el pinchazo del FC Barcelona en Balaídos, el Real Madrid se sitúa tras esta victoria a cuatro puntos del líder, en segunda posición, pero con un partido menos que el cuadro entrenado por Hans-Dieter Flick. Fue una imagen seria la que mostraron los actuales campeones en Leganés, aunque la verdadera piedra toque para saber si este equipo ha resurgido después de unos primeros tres meses de competición mediocres será en cuatro días, en Liverpool, ante el actual líder de la Premier League.