La Asamblea de obispos subraya su espíritu inclusivo al incorporar a un 26 % de laicos entre los votantes. El Papa también invitó al obispo nicaragüense Rolando Álvarez, encarcelado por su oposición al régimen de Ortega
El miércoles 2 de octubre comenzó en Roma la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, con un tono menos polémico que en ocasiones anteriores. El Papa Francisco ha decidido no incluir en el debate cuestiones como el diaconado femenino o la situación de las personas homosexuales, pues considera que eclipsan el tema prioritario: cómo transmitir el Evangelio a una sociedad que se aleja de la fe.
Francisco pidió a los 368 participantes que se aproximen «con respeto y atención a todas las aportaciones recopiladas a lo largo de estos tres años de intenso trabajo, de mutuo intercambio, de debates y de paciente esfuerzo de purificación de la mente y del corazón». El Pontífice advirtió que no deben convertir estas aportaciones en «agendas que imponer», sino ofrecérselas a Dios como «dones para compartir».
De este modo, el Sínodo de la Sinodalidad busca reflexionar sobre cómo debe actuar y ser la Iglesia en el contexto actual, promoviendo una mayor comunión, participación y misión. Para ello, se guía por el documento preparatorio y el vademécum, elaborados por la Secretaría General del Sínodo, que sirven como base para la consulta diocesana.
56 mujeres, 13 laicos y José Cobo
El sínodo ha seguido tres fases: diocesana (octubre 2020 – abril 2021), continental (octubre 2021 – abril 2022) y universal. Aunque la fase universal estaba prevista hasta octubre de 2023, el Papa Francisco decidió extender el Sínodo hasta el 27 de este mes. Además, la Secretaría General del Sínodo, bajo la dirección del Papa, anunció que diez grupos de trabajo continuarán hasta junio de 2025 para abordar temas clave como las relaciones entre Iglesias católicas orientales y la Iglesia latina, la misión digital y la formación sacerdotal. En este grupo específico, se cuenta con la participación y la coordinación del arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo. A su vez, la Secretaría ha extendido una invitación a todos los creyentes para seguir enviando aportaciones, observaciones y propuestas hasta esa fecha, fomentando una participación más amplia en el proceso sinodal.
En el trabajo del sínodo los participantes votarán una lista de propuestas dirigidas al Papa. Las conversaciones de la asamblea se estructuran en torno a cuatro ámbitos fundamentales: quién es el sujeto de misión de la Iglesia, qué papel y autoridad tiene el obispo, cómo se relaciona la Iglesia local con el resto de la Iglesia, y cómo ejerce el Papa el primado en una Iglesia sinodal. Para facilitar el diálogo, se trabaja en grupos pequeños, cuyas conclusiones se presentan posteriormente en asambleas plenarias.
Entre los votantes del Sínodo no solo estarán los obispos, sino también 53 mujeres y 13 hombres laicos, que representan cerca del 26 % de los padres sinodales, lo que subraya el espíritu inclusivo del sínodo. En línea con esta apertura, el Papa Francisco ha invitado al obispo nicaragüense Rolando Álvarez, conocido por su oposición al régimen de Daniel Ortega. Álvarez fue condenado a 26 años de prisión en 2022 por conspiración, tras denunciar las violaciones de derechos humanos y la persecución de la Iglesia en Nicaragua.
Reconocer más a la mujer
A diferencia de sesiones anteriores, el diálogo en esta asamblea ha evolucionado hacia propuestas compartidas, integrando sensibilidades diversas dentro de la Iglesia. Se busca que la Iglesia sea «más cercana a las personas, menos burocrática y más relacional». Los términos clave en el documento de trabajo que guía las discusiones son «corresponsabilidad», «escucha» y «diálogo».
El padre Giacomo Costa, secretario especial del sínodo, explicó que «hemos aprendido seguro» de la sesión del año pasado. «El método del año pasado funcionó y fue bien», pero esta nueva sesión tiene otra función: «recopilar todas las experiencias y poder ofrecer unas orientaciones al Santo Padre». El objetivo es que el documento final «ayude a captar esta armonía de todas las partes que participan en el Sínodo», integrando las diversas voces y perspectivas.
La participación de todos los miembros de la Iglesia se percibe como fundamental. En palabras de sor Dolores Palencia, delegada y participante en el Sínodo, «creo que se está haciendo un camino donde se reconoce cada vez más el rol de la mujer». Según Palencia, este reconocimiento implica abrirse a nuevas experiencias y propuestas, lo cual permitirá descubrir aún más el papel de las mujeres en la Iglesia. Asegura que «hay un camino que se va haciendo poco a poco» y es esencial liberarse de un «clericalismo» que obstaculiza el pleno reconocimiento de todos. Al mismo tiempo, Palencia subraya la importancia de tener en cuenta los contextos y «respetar las diversas culturas».
Monseñor Daniel Ernest Flores, por otra parte, también destacó en la rueda de prensa el ambiente de escucha profunda que caracteriza esta segunda sesión del Sínodo. Subrayó que «el silencio es fundamental» para captar la riqueza de las diversas perspectivas, agregando que esta «no es enemiga de la verdad». Para Flores, este proceso requiere «una escucha paciente de todas los puntos de vista», lo cual es clave en el discernimiento sinodal.
La semana ha sido una oportunidad clave para reenfocar el trabajo sinodal, no solo en términos de contenido, sino también de metodología. La Iglesia sigue avanzando hacia una mayor participación y corresponsabilidad, reafirmando su compromiso con un modelo sinodal misionero. Además, el Papa insiste en la participación de todos los miembros de la Iglesia e invita a los fieles a dedicar la jornada del próximo 7 de octubre al ayuno y la oración por la paz, temas que no son ajenos al sínodo: «Como creyentes estamos llamados a anhelar y rezar por el precioso don de la paz para todos los pueblos», afirmó el cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo, en la primera sesión de la Asamblea.