El ministro advierte por carta que fiscalizará su plan de reparación a las víctimas de abusos
Bolaños presiona al presidente de los obispos por carta y le advierte que no aceptará su plan para reparar a las víctimas
Guerra abierta del Gobierno contra los obispos, a cuenta de las víctimas de abusos. Si ayer ABC ya adelantaba que Bolaños ha tratado de boicotear la aprobación del plan de reparación integral que la Conferencia Episcopal tiene previsto votar el próximo martes convocando a las asociaciones de víctimas a Moncloa 24 horas antes, poco después el ministro filtraba a ‘El País’ la carta en que la que el ministro, después de conocer el jueves que los obispos tenían previsto aprobar su propuesta el próximo martes, les comunicaba, el viernes, que «no aceptará ninguna fórmula unilateral» para indemnizar a las víctimas de los casos en que no es posible una solución judicial.
Un escrito que desde fuentes eclesiales consideran «inaceptable, en el fondo y en la forma» y que entienden como «amenaza para la vida y la misión de la iglesia y para su independencia». En la práctica se trata de unas «presiones del Gobierno para monopolizar el trato con las víctimas», con lo que pretende «impedir la respuesta de la Iglesia e incluso imponer una solución contraria al derecho y llena de incertidumbres», según han explicado desde fuentes cercanas a la Conferencia Episcopal a este diario.
En la práctica se trata de una decisión del Gobierno que contraviene el plan que el propio Congreso de los Diputados había diseñado en la pasada legislatura al encargar al Defensor del Pueblo un informe sobre los casos de abusos en el seno de la Iglesia. De acuerdo a la PNL aprobada, el Defensor del Pueblo debía crear una comisión para elaborar un informe sobre la cuestión y después presentarla ante el pleno de las dos cámaras, de forma que estas tomaran la decisión de cómo seguir adelante. El informe fue presentado a la presidenta del Congreso el 27 de octubre de 2023 y, desde entonces, Ángel Gabilondo lleva reclamando a la Cámara que le convoque para cerrar por su parte esa investigación y que ya sea una decisión de las Cortes la que decida ese paso.
El Gobierno, que sabe que no cuenta con la mayoría necesaria en el Congreso para aprobar una decisión, ha decidido saltarse ese paso y en abril aprobaba en Consejo de Ministros un plan de reparación en el que pretendía obligar a la Iglesia a asumir, con un criterio propio, las indemnizaciones a las víctimas que no contaban con el respaldo de una sentencia judicial. Ahora, ante la inminencia de que el plan sea aprobado por la Iglesia de acuerdo a sus propios criterios, parece decidido a boicotearlo a través de la convocatoria de a las víctimas de mañana y una negativa tajante a la decisión eclesial sin ningún sustento jurídico. Para los obispos, que parecen haberse puesto las pilas en los últimos meses en esta cuestión, las decisiones del Gobierno «insisten en utilizar a las víctima y ponen por delante el interés político antes que la solución del problema».
La mayor parte de las asociaciones de víctimas, las grandes perjudicadas en este conflicto Iglesia-Gobierno, en el que parece olvidarse su sufrimiento en los últimos años, aprecian esta doble convocatoria -el lunes en Moncloa con Bolaños y el martes en la sede de la Conferencia Episcopal para conocer la decisión que adoptará la Iglesia- con cansancio pues se sienten «utilizadas» por unos y otros. Su sentimiento es de «rabia y pena» ante unas decisiones en las que parecen ser ignoradas, y su único consuelo es «seguir trabajando, como lo hemos hecho hasta ahora, para tratar de ayudar a las víctimas».
Por contra, un pequeño sector de asociaciones, las que decidieron no acudir a la reunión convocada de forma conjunta por el presidente de los obispos, Luis Argüello, y el de Confer, Jesús Díaz Sariego, del pasado 21 de junio y que manifestaron una enmienda a la totalidad al plan eclesial, esperan a la reunión con Bolaños en Moncloa para pronunciarse. La brecha entre estas entidades –representadas públicamente por el exdiputado del PSOE, Juan Cuatrecasas– y el resto -que sin dejar de ser críticas con la Iglesia todavía manifiestan una esperanza en una solución pactada- es cada día más grande. Y las decisiones de Bolaños parecen haberla acrecentado.