En esta ocasión el Monarca ha querido realizar un viaje de carácter privado en solitario. Eso sí, allí ha podido compartir esta pasión con otros amantes de la aventura
La familia Real española ha elegido este fin de semana para practicar deporte. El Rey Juan Carlos lo hace en Sanxenxo, donde compite en el campeonato de regatas en su primera cita de las seis a las que piensa apuntarse. Lo hace con la infanta Elena como compañera de aventuras a bordo del Bribón. Por otro lado, el Rey Felipe VI ha dejado los deportes acuáticos para decantarse por uno de sus preferidos, el esquí, más propio de la temporada invernal. Lo hace en la estación de Aramón-Formigal, en el valle de Tena del Pirineo aragonés, como así han mostrado imágenes. Llegó el viernes y su intención es disfrutar ladera debajo de un fin de semana en la nieve.
Por supuesto, se trata de un viaje de carácter privado. De ahí que se desconociesen los planes del Monarca de trasladarse al Pirineo aragonés, donde ya ha sido visto deslizándose sobre sus esquíes. Así, ha sido fotografiado en la mañana de este sábado sobre las 10:30 horas llegando a las pistas de Formigal, sin hacer uso de ningún tipo de privilegio. Esperó la cola como el resto de amantes de este deporte de invierno para acceder al telesilla que le subía al punto clave en el que comenzaría a quemar adrenalina.
Por supuesto, el Rey Felipe VI no ha esquiado en solitario. Además de miembros de su seguridad, también ha contado con la compañía de Antonio Gericó, presidente ejecutivo de Aramón, uno de los espacios esquiables más grandes de nuestro país.
No había ni rastro de la Reina Letizia, que en esta ocasión optó por no acompañar a su marido en su jornada en la nieve, como sí ha hecho en otras muchas ocasiones. Tampoco sus hijas, dado que la princesa Leonor se encuentra inmersa en las pruebas en la Academia Militar de Zaragoza, mientras que la infanta Sofía continúa su formación en el Bachillerato Internacional en Gales. Pese a ello, a buen seguro el Rey Felipe VI ha sabido sacar provecho a su escapada privada y en solitario a Formigal, quitándose el gusanillo de esquiar, fundiéndose entre el resto de apasionados de este deporte, con un discreto atuendo en tonos oscuros con los que pretendía no llamar la atención, a diferencia de los coloridos trajes de muchos otros.