Educación, compromiso y memoria

Fernando Nistal González, director Ejecutivo de CEU-CEFAS, explica en este artículo que en la ESO y Bachillerato, los itinerarios educativos pasan muy por encima de ciertos temas de la historia reciente de España

Más de 850 asesinatos, miles de heridos, casi 90 secuestrados, 15.000 personas extorsionadas, cerca de 200.000 exiliados… Estos son solo algunos datos que reflejan el drama de medio siglo de historia reciente de España que nuestros jóvenes cada vez desconocen más. En la ESO y Bachillerato, los itinerarios educativos pasan muy por encima de estos temas. Por su parte, el contexto mediático y social actuales solo favorece el olvido de esta incómoda realidad, que termina blanqueando a los herederos políticos de ETA y abandonando a las víctimas del terrorismo, auténticos héroes de nuestra sociedad.

Si a la juventud española le es cada vez más difícil conocer las causas, los culpables y las consecuencias de esta barbarie terrorista que hace tan poco tiempo padecimos, ¿por qué no contarles en el seno familiar unas mínimas nociones sobre este asunto? ¿No es un deber moral, como padres y educadores, enseñarles que las ideas políticas no se pueden imponer a través de la violencia? No olvidemos que la institución familiar es el lugar natural de la educación y, en muchas ocasiones, nuestra responsabilidad como progenitores nos obliga a reforzar la importancia de ciertos principios como la verdad, la igualdad y la justicia.

Expliquemos a las futuras generaciones de españoles que la libertad de la que hoy disfrutan viene del compromiso de centenares de víctimas inocentes que dieron su vida por construir un país mejor para todos, no solo para unos cuantos fanáticos. Que sepan qué pasó con los atacados en primera instancia, cuyos familiares fueron vilipendiados y asesinados, o presionados, insultados y robados, obligándoles a muchos de ellos a abandonar la tierra de sus mayores. Tengamos memoria y seamos conscientes de que, actualmente, aunque ETA ya no mate, más del 40% de sus acciones terroristas no tienen un solo culpable que haya pagado por ello, y más de 300 asesinatos todavía no han sido resueltos por la Justicia.

Los españoles seguimos teniendo en una enorme deuda pendiente con las víctimas del terrorismo, que no están dispuestas a rendirse y que desean honrar como se merecen a sus familiares asesinados. «Somos nuestra memoria», que diría Borges.