Mohamadi, en huelga de hambre, aplaude desde la cárcel al pueblo iraní tras recibir ‘in absentia’ el Nobel de la Paz

Coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos, en solidaridad con la emprendida las mujeres bahá’ís, Mohadi comenzaba este sábado una huelga de hambre

La activista iraní Narges Mohamadi ha trasladado a la comunidad internacional su aprecio por su pueblo en su lucha contra el autoritarismo, en un discurso enviado desde la cárcel de Teherán donde cumple condena por subversión, y con motivo de la recepción este domingo de su premio Nobel de la Paz 2023.«El pueblo iraní, con perseverancia, superará la represión y el autoritarismo. De esto no tengo dudas, estoy segura», ha hecho saber en su discurso con motivo del galardón, que han recogido en el Ayuntamiento de la capital de Noruega, Oslo, sus gemelos de 17 años Kiana y Ali Rahmani.

En su texto, escrito desde la cárcel de Evin y recogido por Le Monde, Mohamadi se declara convencida del impacto innegable que tendrá su Nobel «en la movilización de iraníes por la paz, la libertad y la democracia».

«Estoy escribiendo este mensaje detrás de los altos y fríos muros de una prisión. Soy una mujer iraní que se enorgullece y está honrada de contribuir a esta civilización, que ahora es víctima de la opresión de un régimen religioso tiránico y misógino», ha añadido Mohamadi, una «mujer encarcelada que, ante el profundo y desgarrador sufrimiento causado por la falta de libertad, igualdad y democracia, ha encontrado la necesidad de su existencia».

Mohamadi, de 51 años, se ha pasado la mayor parte de los últimos 20 años de su vida en prisión y ha sido condenada hasta en cinco ocasiones hasta acumular una pena total de 31 años de cárcel.

A lo largo de toda su vida de activismo, Mohamadi ha fundado asociaciones por los derechos de las mujeres y escrito libros y artículos para denunciar especialmente los abusos de los que son objeto, en particular en las cárceles del país. Por su labor periodística, Mohamadi fue galardonada en mayo de este año con el Premio Mundial a la Libertad de Prensa de Naciones Unidas, junto a sus colegas iraníes Niloofar Hamedi y Elaheh Mohamadi.

Su última sentencia en contra le añadió diez años y ocho meses de prisión, así como 154 latigazos, por la comisión de «delitos relacionados con la seguridad nacional y propaganda contra el Estado» en lo que organismos humanitarios internacionales denuncian como una condena relacionada por su activismo.

Familiares y allegados de la activista han pedido en innumerables ocasiones la excarcelación de Mohamadi por motivos humanitarios tras el ataque cardíaco que padeció el año pasado y por el que acabó sometida a una operación de urgencia. La activista, cabe recordar, declaró este sábado su intención de comenzar hoy una nueva huelga de hambre en Evin, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos, en solidaridad con la emprendida las mujeres bahá’ís —una religión considerada como apóstata por las autoridades iraníes— encarceladas allí.