El presidente del Gobierno se sitúa en una intención de voto cuatro puntos inferior al resultado que su partido obtuvo el 28-M. Lo que constata que el principal problema del PSOE es él
APedro Sánchez se le acumulan las malas noticias. Empezó la semana con la negativa de Alberto Núñez Feijóo a aceptar los seis debates cara a cara que le proponía y la termina con la constatación de que el principal problema del PSOE es él.
El barómetro de encuestas que publica El Debate, una media ponderada de las 13 últimas (sin incluir el CIS por su marcado sesgo), muestra una realidad a la que en Ferraz y la Moncloa les cuesta mirar a los ojos: el suelo electoral de Sánchez es menor que el del PSOE. Traducido: el descalabro de Sánchez el 23 de julio puede ser mucho mayor que el que sufrió el PSOE el 28 de mayo. Entonces, el tirón de algunos alcaldes y presidentes regionales del PSOE evitó un drama aún mayor.
Según la media de sondeos, el presidente del Gobierno y candidato a la reelección se sitúa en el 24,43 % de intención de voto, que son casi cuatro puntos menos de lo que obtuvo el PSOE en las elecciones municipales del mes pasado: el 28,11 %. Ello redunda en la teoría del PP de que hay socialistas que en mayo se mantuvieron fieles a las siglas gracias a presidentes como Emiliano García-Page o alcaldes como Abel Caballero pero que en julio no votarán a Sánchez. Aunque éste aspira a reunir el voto útil de la izquierda en torno a su candidatura. Porque él es el único que puede frenar a la ultraderecha, según afirma de sí mismo.
El suelo de Sánchez es más bajo que el del PSOE y el techo de Feijóo es más alto que el del PP
El problema del líder socialista no es solo ése, sino que a su rival le ocurre justo lo contrario: el techo electoral de Alberto Núñez Feijóo es más alto que el del PP, de manera que en julio podría obtener un resultado mejor del que su formación consiguió en mayo. Según el barómetro de encuestas, actualmente el candidato popular se sitúa en una intención de voto del 32,42 %, casi un punto más del resultado que firmó su partido en las elecciones de mayo. Entonces, el PP fue primera fuerza con el 31,5 % de porcentaje de voto.
La mezcla de ambos factores resulta letal para los intereses de Sánchez. Tras la primera vuelta electoral que supuso el 28-M, la ventaja de Feijóo se ha ampliado a 7,99 puntos. A principios de abril, la distancia entre ambos era de 5,68 puntos, pero las urnas de mayo parecen haber acelerado el final del sanchismo, según la oposición.
De ahí que Sánchez se haya ocupado de colocar en los puestos de salida de las candidaturas del PSOE a la práctica totalidad de sus ministros, salvo a Nadia Calviño, José Luis Escrivá y Pilar Llop, que se han autoexcluido. E incluso ha repescado a los exministros José Luis Ábalos y Carmen Calvo, a los que sacó de su Gobierno y degradó en el verano de 2021. También ha encontrado acomodo a su director de Gabinete y al adjunto a este último, Óscar López y Antonio Hernando.
Vox, por su parte, se mantiene en la tercera posición con el 14,29 % de intención de voto. Los llamamientos de Feijóo a los votantes de Santiago Abascal para que le presten su voto no están surtiendo demasiado efecto: de confirmarse este resultado, apenas sería nueve décimas menor que el de las elecciones de noviembre de 2019.
Según los expertos en demoscopia, es poco efectivo apelar al voto útil de los votantes de Abascal: porque el partido está por encima del 13 % en todas las encuestas y porque sus votantes saben que sí va a ser útil, puesto que condicionará la formación del futuro gobierno.
Sigue sin haber efecto Yolanda. La candidata de Sumar está en el 13,9 % de intención de voto, solo nueve décimas más que el resultado que obtuvo Unidas Podemos en noviembre de 2019. Y ello a pesar de haber conseguido quitarse de en medio a Podemos y de que su plataforma aglutina a una quincena de partidos, con IU, Más País, Compromís y los Comunes a la cabeza.
El veto de Sumar a Irene Montero, que el viernes denunció Ione Belarra al anunciar que Podemos no concurrirá en solitario, fue el penúltimo episodio del sainete. Se desconoce cómo responderá el electorado de izquierdas en las urnas. Si es que responde, porque uno de los grandes peligros es que la abstención se dispare en ese espectro.
Como El Debate publicó el martes, en la Moncloa y en Ferraz han asumido que Sánchez genera rechazo en una parte muy importante del electorado. El antisanchismo es eso, y no lo van a revertir de aquí al 23 de julio –ya lo han intentado antes y nada ha funcionado–. No quieren ni van a esconder a Sánchez porque el candidato del PSOE es él, y tampoco pueden diluir su presencia. Así que su estrategia pasa por que los referentes territoriales del partido remen a favor y adviertan a sus conciudadanos de lo que está en juego el modelo de España para los próximos años: «La España de los avances sociales frente a la España de los retrocesos», resumen.