Históricos socialistas piden un cambio orgánico y denuncian la radicalización del PSOE

Afirman que bajo el mando de Pedro Sánchez se han silenciado a las bases y se ha vuelto a discursos más propios de los años 30 que del siglo XX

 

El revés electoral del 28-M ha provocado las primeras reacciones contrarias a la gestión del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Varios dirigentes históricos del partido han criticado en público la deriva «radical» que la formación ha tomado en estos años y han reclamado el retorno a los consensos con el PP y un paso a la centralidad, todo ello de la mano de un «cambio orgánico» del que no han querido pronunciarse de forma explícita. De lo contrario, advierten, el partido está condenado a repetir el próximo 23 de julio el duro golpe acusado en los comicios municipales.

En un acto organizado por el Colectivo Fernando de los Ríos titulado Las urnas han hablado, varias figuras de la talla del expresidente de Extremadura Juan Carlos Ibarra, el expresidente de la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina o el ex secretario general de UGT Cándido Méndez se han congregado para pedir que el partido del que han formado o forman parte cambie de dirección para evitar sufrir una gran derrota en las elecciones generales. Consideran que la falta de reflexión sobre el porqué de los últimos resultados impedirá revertir la tendencia a la alza del Partido Popular.

Ante la falta de autocrítica mostrada por el partido, los ponentes –Méndez, el ex secretario general del PSOE en País Vasco Nicolás Redondo Terreros y el catedrático de Sociología José Antonio Díaz– han reflexionado sobre las causas que han provocado el descenso. Todos han coincidido en señalar que la radicalización del partido y su apuesta por la «política de bloques» ha lastrado a unos candidatos locales que han vivido una campaña en clave nacional.

En la fundación Carlos de Amberes, que ha acogido este acto en una tarde de lluvia en Madrid, se han dejado ver varios miembros y exmiembros del partido muy críticos con la gestión de la actual dirección. En el patio de butacas, que ha congregado a más de un centenar de personas, se han dejado ver históricos dirigentes como los exministros José Luis Corcuera o Virgilio Rodríguez, el expresidente del Senado Javier Rojo, el exeurodiputado Pedro Bofill –quien ha sido el encargado de presentar a los ponentes– o el columnista de THE OBJECTIVE Francesc de Carreras.

Un PSOE lastrado por Sánchez

El ex secretario general del PSOE en el País Vasco Nicolás Redondo Terreros ha sido muy crítico con la gestión de Sánchez en los últimos años, aunque en especial con la última llamada adelantada a las urnas. Ha sostenido que este órdago del presidente del Gobierno no es un gesto valiente, sino que busca eludir las responsabilidades de la pérdida de gobiernos tras las elecciones.

Sobre el discurso que el presidente Sánchez lanzó ayer a los suyos arengando a los diputados socialistas a remontar de cara a las próximas elecciones de julio, Redondo lo ha valorado como «insoportable», una «huida hacia adelante» impropia de un partido, sino más de una «organización personalista». «El aplauso exagerado –en referencia a los dos minutos y medio que dedicaron los miembros del Grupo Socialista en el Congreso a celebrar las palabras del secretario general– me hizo pensar si el PSOE podía remontar», ha explicado.

Redondo ha asegurado que Sánchez, al haber planteado la campaña municipal y autonómica en clave nacional y al haber encabezado los mítines y actos de los candidatos a alcaldes y presidentes, ha sido el gran responsable de los resultados. Durante su intervención, que ha cerrado el debate y que a diferencia de sus compañeros ha realizado de pie y frente a un atril, el socialista se ha preguntado cuántos de los que encabezaban estas listas se preguntarían desde la misma noche del domingo que no habían perdido por su culpa.

También ha reprochado los pactos y alianzas claves con partidos que, históricamente, han chocado frontalmente con el proyecto de España e incluso con las propias ideas del PSOE. Redondo ha señalado a Esquerra Republicana –socio preferente de esta legislatura a pesar de que dos años antes había tratado de dar un golpe a la legalidad constitucional– y EH Bildu –que, tal y como defiende el socialista, reivindica «la memoria de ETA» e incluso tiñe de «epicidad» la lucha de la banda armada; todo ello con el apoyo de un Partido Socialista que le ha concedido el gesto «de crueldad e ignorancia» de haberles permitido presentar la Ley de Memoria Democrática