Golpes de pecho y manos cruzadas: los gestos que delatan a un Sánchez «incómodo»

El presidente del Gobierno asegura que PP y Vox son «dos fuerzas del todo semejantes» con «medios y ningún pudor para lanzar infundios y traficar con la mentira»

El momento más agresivo de su intervención en el Congreso fue al referirse a un posible pucherazo en el 23J por el que «dirán que hay que detenerme»

Sánchez emula a Pablo Iglesias y tacha al PP de «derecha extrema»

 

«Atado de manos, en un discurso muy medido, pero incómodo». Así ha descrito el experto en comunicación no verbal y profesor del Centro de Estudios Financieros, José Luis Martín Ovejero, la gestualidad en la intervención de Pedro Sánchez en el encuentro del grupo parlamentario socialista celebrada este miércoles en el Congreso de los Diputados. Así, Ovejero vio a Sánchez «bastante inseguro e intimidado», atado de manos mientras esgrimía las distintas razones que le han llevado a convocar el adelanto electoral.

Destaca el gesto de elevar las cejas, que Sánchez repitió en distintas ocasiones, dejando ver unas arrugas en la frente que denotan un «mayor esfuerzo» para contar algo. «Como cuando hablaba del retroceso del PSOE, le costaba reconocerlo», afirma. También resalta su manera ostensible de respirar al hablar de enfrentarse al PP y Vox en la próxima cita electoral, «igual que antes de convocar las elecciones». «Es como cuando vas a hablar con tu jefe para pedirle un aumento, coges aire porque lo ves complicado y necesitas fuerza», comenta el experto.

Siguiendo con el análisis, Ovejero apunta que ha acompañado el aplauso —muy prolongado— de su grupo llevándose la mano al pecho en señal de agradecimiento —como haría habitualmente—, pero, en esta ocasión, ha comenzado a darse golpes en el pecho, como «reafirmando y subiendo el nivel de este». Sin embargo, defiende que se trata de una intervención en la que no ha dejado «nada a la improvisación», perfectamente medida y preparada.

Esta habría tenido su momento más agresivo cuando el presidente ha dicho que «hablarán de pucherazo (refiriéndose a las elecciones del 23J) y dirán que hay que detenerme por él». En ese instante, el presidente hizo un «gesto acusador con el dedo índice» que indicaría esa agresividad, repetida en otros momentos de forma «menos tajante», como cuando aseveró: «Vamos a ganar las elecciones».

Otro de los detalles que ha destacado ha sido la siguiente afirmación de Sánchez: «Necesito contar con un respaldo fuerte y rotundo». Sobre ella, dos apuntes. A diferencia del resto del discurso, donde sí habría usado fórmulas del plural refiriéndose al PSOE en conjunto, aquí habría empleado la primera persona. No es el PSOE quien necesita ese respaldo, sino él mismo. «No sé si le ha escapado. El gesto que ha hecho con la mano derecha, desatando las manos excepcionalmente, denota que su cerebro daba mucha importancia a esa petición», comenta Ovejero.

Por otra parte, al hablar de las (hipotéticas) malas medidas que PP y Vox pondrían en marcha de llegar al Gobierno, el presidente habría sufrido un «latigazo facial» —microexpresión que el cerebro no controla, que se siente y se hace aunque uno no quiera—, elevando el labio en señal de desprecio.