La crisis de los invernaderos europeos empuja el precio de las frutas y hortalizas españolas

El cúmulo de circunstancias que ha disparado el coste de los insumos en el campo español ha sido denominado en infinidad de ocasiones por los agricultores como «una tormenta perfecta». Para llegar a tal punto, los agrarios han visto como saltaba por los aires el precio de los fertilizantes, del combustible, de la energía, de los piensos, e incluso de los plásticos y embalajes que utilizan habitualmente para sus labores. A esto se suma las consecuencias de la sequía, que ha diezmado la producción y ha provocado que los productores tengan que repercutir ese sobrecoste para mantenerse a flote. Además, uno de los factores que aúpa el precio de los productos básicos del campo en España es la ralentización de la actividad en los invernaderos europeos, dependientes del gas y por tanto sujetos a la volatibilidad que ha sufrido éste en su precio en los últimos tiempos.

España, también conocida como «la huerta de Europa», es el primer exportador de frutas y hortalizas de la UE y uno de los tres primeros exportadores mundiales junto con China y EE.UU. Las frutas y hortalizas españolas nutren buena parte del mercado continental, especialmente a Alemania, Países Bajos o Italia, además del ya extracomunitario Reino Unido, uno de los principales destinos.

Ta y como recoge el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la vocación exportadora «está muy marcada ya que en torno al 50% de la producción se destina a la exportación, siendo además el primer subsector dentro del conjunto de las exportaciones del sector agroalimentario».

Las exportaciones tienen una evolución creciente en los últimos años con un valor superior a los 18.000 millones de euros. Las ventas al exterior en 2021 se redujeron un 0,5% en volumen y descienden por segundo año consecutivo. Sin embargo, aumentaron un 5% en valor con respecto a 2020, y se situaron significativamente por encima de la media de los últimos cinco años, observándose en este caso un incremento en volumen del 2% y en valor del 15%. Este último dato muestra el camino que pueden tomar los agricultores españoles de enviar sus productos más allá de la frontera, donde su valor se multiplica.

Efectos del apagón de los invernaderos

Según recoge EFE el apagón de los invernaderos por el incremento de la energía para ponerlos en funcionamiento ha hecho mella en varios de los países destinatarios de las frutas y hortalizas españolas. En Reino Unido el problema se suma a las desventajas de su salida de la UE, ya que han sido objeto de limitaciones en la compra por parte de grandes cadenas de supermercados como Tesco, Aldi y Asda.

La subida en el precio de la energía ha debilitado la producción de los invernaderos en nuestros principales mercados hortifrutícolas, Holanda, Bélgica y Alemania, este último con una inflación del 8,7 % en febrero. Andrés Gongora, responsable de frutas y hortalizas de COAG, apuntó en EFE que la tendencia europea de “generar una tecnología muy puntera en cuanto a estructuras de producción” con el objetivo de cultivar durante muchos meses del año se les ha vuelto contra sí mismos.

El representante de COAG incide en que la situación energética ha hecho temblar las producciones de los invernaderos europeos, de ahí que sea un momento propicio para que los agricultores españoles aprovechen su ventaja.

A la cadena de problemas mencionados anteriormente que denuncian los profesionales del campo se suma su queja por la ineficacia de las ayudas recibida por el Gobierno durante el 2022. Los agrarios califican como parches la cascada de millones proporcionada por la Administración, algo que se sostiene al comprobar que el precio en origen de productos básicos como ternera, cordero, cerdo, pollo, patata, cebolla, arroz o aceite, entre otros, se ha disparado un 62,7% de promedio si comparamos febrero de 2022 con el mismo mes de 2023, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El impacto de las políticas gubernamentales no se siente en el campo como sí que lo hace el contexto actual. Además, en un contexto de demanda hortifrutícola desde Europa, España luce como el mejor postor, de ahí que el compromiso de cumplir con lo exigido -más aún en un escenario de escasez- empuje hacia arriba el precio del producto, cada vez más demandado y a su vez más complejo de sacar adelante.