La RAE ratifica el uso de la tilde en el adverbio ‘sólo’

El acuerdo ha sido asumido por unanimidad en el pleno de este jueves, en el que se han escuchado críticas a los lexicógrafos por cómo se comunicó la decisión hace una semana

Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, este jueves EFE

Puede que nunca una tilde haya dado tanto de qué hablar como la de ‘sólo’. Cuestiones sentimentales y estilísticas –la de los escritores académicos que no quieren que les cercenen sus costumbres– y otras puramente técnicas –las de los lexicógrafos, más prácticos, apegados a la ortodoxia ortográfica– se han disputado durante años la validez de la tilde diacrítica cuando es sinónimo de solamente, una batalla a la que se han sumado columnistas y, en general, todo tipo de usuarios que han visto en esta polémica un modo de diversión a cuenta del lenguaje y de una institución con una imagen tan solemne como la que proyecta la Real Academia Española (RAE).

«El anuncio de un pleno duro y tormentoso afortunadamente no ha dado más de sí. El debate se ha hecho en unos términos muy corteses», ha sentenciado Muñoz Machado, aludiendo al tuit de Arturo Pérez-Reverte que incendió la polémica: «El pleno del próximo jueves será tormentoso». «Hemos llegado a una solución pacífica del agrado de todos y hemos tenido un gran pleno», ha continuado el director de la RAE, quien ha explicado que el pleno ha aprobado por unanimidad la redacción acordada la semana pasada. Esto es, que la palabra ‘sólo’ se podrá tildar en su uso adverbial, cuando es sinónimo de ‘solamente’, en contextos donde, a juicio del que escribe, su uso entrañe riesgo de ambigüedad. «Nadie ha dado su brazo a torcer ni hay vencedores, por más que algunas comunicaciones públicas aparenten otra cosa».

«No se ha aprobado una modificación de la regla, es una modificación de la redacción de la regla. Hay veces que las interpretaciones de las normas pueden suponer una norma nueva. La voluntad de la Academia no ha sido modificar la norma, sino su redacción», ha aclarado Muñoz Machado: ese había sido el motivo de la discordia del jueves pasado, aclarar si había un cambio o no. Hace siete días se aprobó por consenso (hubo un voto en contra) este acuerdo, que ha enfrentado a académicos y escritores durante más de una década. Hoy se ha aprobado por unanimidad (sin ninguno en contra) el acta. Por tanto, según el jurista, «el acuerdo ha sido dos veces aprobado». Prueba de que no se ha cambiado la norma, ha añadido el director de la RAE, es que no tendrá que superar el dictamen del resto de las academias integradas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale). Esta revisión será incluida en la nueva versión del ‘Diccionario Panhispánico de Dudas’, que será presentado en el próximo Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará en Cádiz a finales de mes.

Muñoz Machado ha concedido que toda esta polémica se ha alimentado, entre otros motivos, por una mala comunicación. «Con la redacción actual existe plena conformidad de todos». El pasado viernes, después de que ABC adelantara que se despenalizaba el uso de la tilde en ‘sólo’ después de trece años, la RAE comunicó a través de su perfil de Twitter @RAEinforma que se añadía y –esta es la novedad– que en los casos en que se usara la tilde el escribiente debía justificarlo. El director ha aclarado que la RAE no aprobó este extremo, el de la necesidad de justificarlo. ¿Y quién juzgará cuando hay ambigüedad o no? «Ahora puede llevar a que haya escritores que aprecien ambigüedad incluso cuando no la hay –ha respondido Muñoz Machado, sin aclarar del todo cuando se considerará falta de ortografía en un examen, por ejemplo–. La Academia ha acordado que se puede tildar en los supuestos en que hay ambigüedad. La aprecia el que escribe». Ancha es Castilla.

Este conflicto comenzó en 2010, cuando la RAE actualizó la Ortografía española de 1999. Entre las novedades más importantes, que no fueron pocas, estaba la de solo/sólo. Si hasta entonces la Academia prescribía que la palabra ‘solo’ podía llevar acento ortográfico en su uso como adverbio cuando quien el escritor percibiera riesgo de ambigüedad, la nueva Ortografía cambió la redacción para acotar que, por norma general, no debía llevar tilde. Y aunque no prohibía su uso ni llegaba a considerarla una falta de ortografía, sí la desaconsejaba y proponía usar sinónimos como ‘únicamente’ o ‘solamente’.

Es decir, que era preferible escribir «Metió solo/solamente un gol» que «Metió sólo un gol», pese a que el significado de esta frase pudiera dar lugar a equívoco por la función de ‘solo’ (sin tilde) como adverbio o adjetivo: «Metió solo [sin ayuda de su equipo] un gol». Pero los partidarios de la tilde entendieron que a quienes les habían metido un gol fue a ellos. Desde columnistas como Gistau a escritores como Javier Marías, desde el último tuitero hasta la actual ministra de Educación, los ‘solotildistas’ se declararon en rebeldía, con el académico Arturo Pérez-Reverte a la cabeza. Entendieron que el destierro de la tilde les impediría en muchos casos expresarse con claridad y, desde entonces, no han dejado de reclamarla.

La decisión acordada en el pleno del pasado jueves, que recuperaba una redacción similar a la de 1999 para el próximo Diccionario Panhispánico de Dudas, fue recibida por los ‘solotildistas’ como un triunfo. Pero la RAE, oficialmente, y en línea con el bando de los lexicógrafos, dijo que la norma no se había modificado, sino que se había aprobado un cambio de redacción para hacerla más clara: «Es optativo tildar el adverbio ‘solo’ en contextos donde, a juicio del que escribe, su uso entrañe riesgo de ambigüedad. Lo único que se añade es ‘a juicio del que escribe’. Este inciso no implica un cambio de norma».

Ambos bandos –escritores y filólogos, enfrentados en la Academia por esta cuestión– tenían razón. Si es cierto que nunca se ha prohibido la tilde de ‘sólo’, también lo es que en la práctica sí se ha hecho. Tanto desde su servicio de consultas como en sus postulados oficiales, la RAE ha optado por suprimir su uso, una recomendación que han seguido de manera generalizad tantos las editoriales como los medios de comunicación donde publican muchos de los ‘rebeldes’. Entre protestas e insubordinaciones de los ‘solotildistas’, claro. Y así se ha ido alimentando durante trece años una polémica que ha ido adoptando distintos grados de intensidad, y que todos los años era tratada en al menos una ocasión en los plenos de la RAE sin que hubiera acuerdo.

Curiosamente, la guerra ha terminado de estallar cuando las dos partes han llegado a ese acuerdo que se les había resistido durante más de una década. Pérez-Reverte pasó en 24 horas de felicitarse por el triunfo a montar de nuevo en cólera tras ver que unos tuits de la cuenta de Twitter @RAEinforma, dependiente del departamento ‘Español al día’ que dirige el lexicógrafo Salvador Gutiérrez Ordóñez, prescribían una serie de indicaciones que el pleno no había pactado. Este choque ha terminado con una inusual comparecencia ante los medios de comunicación de Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, para tratar de zanjar ¿de manera definitiva? la cuestión.