El Congreso da el primer paso para reformar la ley del ‘sí es sí’

La coalición escenifica su fractura en la votación en el Congreso de la reforma de una de sus leyes estrellas

Los socialistas ven «impresentable» la intervención del socio, que tilda de «vergüenza» coincidir en voto con el PP

La propuesta del Gobierno de Pedro Sánchez de reformar la ley del ‘sí es sí’ sale adelante en el Congreso de los Diputados con el apoyo de la derecha y el rechazo de su socio, Unidas Podemos (UP). En concreto, con 231 votos a favor (los de PSOE, PP, CS, PNV y PdeCAT); 58 en contra (UP, ERC y EH Bildu); 56 abstenciones, entre ellas, la de Vox.

El debate de este martes por la tarde la Cámara Baja ha sido, apenas, una toma en consideración de una propuesta legislativa. Una primera criba parlamentaria. Nada irreversible, por tanto. Pero lo que se ha dicho en el hemiciclo y fuera del mismo, cómo se ha dicho y la divergencia de voto entre el PSOE -proponente de la reforma de la ‘ley del solo sí es sí’- y Unidas Podemos -que ha pulsado el botón del no pese a compartir la bancada azul del Gobierno- ha volado los puentes entre los socios de coalición como nunca antes.

Baste citar las expresiones que han cruzado el portavoz socialista en la Cámara Baja, Patxi López, y la diputada de Podemos Lucía Muñoz, para entender la envergadura dialéctica de lo acaecido. «Impresentable», le ha espetado López en declaraciones a los medios en el pasillo. Y ha añadido: «Una intervención que no pone encima de la mesa ninguna solución al problema de las rebajas de penas cuando menos es irresponsable», ha sentenciado. «Están dando la espalda a todas las mujeres», ha acusado Muñoz desde la tribuna de oradores a los socialistas, a quienes ha reprochado estar protagonizando la «imagen de la vergüenza» por el apoyo de las formaciones de la derecha a su propuesta, si bien solo la respaldaron el PP y Ciudadanos (CS), mientras que Vox se abstuvo. «Saben que es mentira», ha replicado López sobre ese presunto pacto con la oposición. Muñoz, incluso, acusó a los socialistas de pretender un modelo en el que, dijo, «debía ser normal que nuestro novio nos penetrase mientras dormíamos».

No les anduvo a la zaga la diputada y secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, la encargada de defender la propuesta socialista para modificar el «aspecto penal» de la norma en vigor, que desde el pasado mes de noviembre ha provocado centenares de rebajas de condena o incluso excarcelaciones por delitos sexuales. Fernández ha desatado las hostilidades cuando se ha dirigido así a la bancada de su socio: «Estamos cansadas de sus peroratas, señorías de Unidas Podemos. Dejen la hipérbole y hablen de soluciones. Es lo maduro y lo serio», les ha espetado, mientras Irene Montero hacía gestos de negación con la cabeza desde su escaño. En ese momento la ministra de Igualdad y la de Derechos Sociales y líder ‘morada’, Ione Belarra, eran las únicas integrantes del Ejecutivo que ocupaban la bancada azul. Varios de sus miembros asistían a la vez a la sesión de control en el Senado.

«No importa con quién»

Tampoco ha ahorrado Fernández críticas al PP, al que ha acusado de hacer el «ridículo» por cuestionar el compromiso en materia de igualdad del PSOE, pero ha dejado claro que «cuando se trata de cuestiones de tanta relevancia, no importa con quién, sino para qué». Minutos antes, a su llegada al Palacio de las Cortes, la propia Irene Montero había asegurado que «hoy el PSOE se da la mano con el PP» para, a su juicio, «volver al código penal de la violencia y la intimidación». «Una mala noticia para las mujeres».

Fernández, por su parte, que se fundió en un significativo abrazo con López al terminar su discurso, ha defendido la necesidad de la reforma como una manera de «responder ante las víctimas que se han visto perjudicadas por una norma que no ha tenido los efectos deseados». Al mismo tiempo, y en línea con lo defendido por otros dirigentes socialistas los últimos meses, entre ellos el propio Pedro Sánchez, la diputada por León ha defendido la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual (conocida coloquialmente como del ‘solo sí es sí’) como una norma que «aborda la violencia sexual en todas sus formas, que acompaña y que protege a las víctimas, una ley que nace gracias al empuje del movimiento feminista y que está mandatada por el pacto de Estado contra la violencia de género». Unos elogios a los que ha añadido una adversativa: «Sin embargo, la voluntad del legislador nunca fue que se revisasen las penas, sino exclusivamente erradicar la violencia sexual y proteger a las víctimas. Por eso el Grupo Parlamentario Socialista asume la responsabilidad de modificar esta ley».

Esa responsabilidad, para la oposición al unísono, llega tarde. La derecha este martes también se ha dividido, con el PP y CS votando a favor de la toma en consideración y Vox absteniéndose, pero las portavoces de los tres partidos en el debate, Cuca Gamarra (PP), Carla Toscano (Vox) y Sara Giménez (CS), han coincidido en una crítica: el Gobierno tenía sobre la mesa advertencias suficientes, incluidas las suyas, de lo que podía pasar con la horquilla de penas.

La secretaria general del PP ha incidido, muy aplaudida por su bancada, en la total ausencia de responsabilidades políticas, cuando van ya más de setecientas rebajas de condenas a agresores sexuales y más de setenta excarcelaciones anticipadas. «No es admisible -ha dicho Gamarra- que el Gobierno mañana [por hoy] siga igual y en el Consejo de Ministros se sigan sentando aquellas que se oponen a esta ley».

En esa línea, y haciendo hincapié en la fractura en la coalición, la también portavoz del Grupo Popular ha dirigido un sarcástico «sí se puede» a las bancadas de los partidos del Gobierno. Primero, a las señorías de Podemos, les recordó que «se puede dimitir»; y después, a los socialistas presentes en el debate, les ha explicado que además «se puede cesar».

Gamarra, también, ha acusado a Pedro Sánchez de «escudarse» tras mujeres -Pilar Llop, Andrea Fernández e Irene Montero- en vísperas del 8-M, Día Internacional de la Mujer, al no dar la cara por una ley que se aprobó con él presidiendo el Consejo de Ministros. La tardía reacción del PSOE, lejos de responder a la «alarma social» por los efectos indeseados de la ley, la ha achacado a Gamarra a una «alarma electoral» en Ferraz, con «informes» de José Félix Tezanos, presidente del CIS.

Antes que ella, la diputada de Vox Carla Toscano, que hace unos meses atacó personalmente a Irene Montero al afirmar que su único mérito era «haber conocido en profundidad» al exvicepresidente Pablo Iglesias, en alusión a su relación sentimental, había ido más allá al vincular irónicamente la ‘ley del solo sí es sí’ con el caso Mediador. Toscano, que defendió la abstención de su grupo porque aboga directamente por la derogación íntegra de la norma, ha recordado que algunos socialistas han defendido que la prostitución es una forma de violación para lanzar con sorna: «Si la prostitución es violación, a ver si por eso bajaron las penas». También cargó contra el PP: «¡Son el clásico pagafantas!».

Desde CS, Giménez ha criticado los postulados de Podemos al afirmar que esto es volver «al Código Penal de La Manada» o al arremeter contra los jueces, pero ha sido la única del centro-derecha que ha defendido aspectos de la ley como la diferenciación entre abuso y agresión o que se proteja más a las víctimas de sumisión química y a las personas con discapacidad.