El miedo le quita el sueño a Sánchez: «Nos mata esta chapuza»

La polvareda de la ley del sólo sí es sí crece y crece para desesperación de Sánchez.

El Mundo

«Alarma en el PSOE por el coste del sí es sí: nos mata esta chapuza». «¿Se romperá la coalición? La respuesta es un «no» rotundo. Ni UP se va a ir, ni el presidente los va a echar». Pues entonces es más de lo mismo.

«Sánchez saludó la ley del solo sí es sí como una «gran conquista feminista» cuando ya se conocían sus primeras consecuencias. Suya es, por tanto. Él es el responsable de haber dado carta de naturaleza a las obsesiones identitarias y de haber institucionalizado la mentira», dice Joaquín Manso.

Marisa Cruz dice que «los problemas, si no se atajan pronto, tienen la mala costumbre de engordar. En este caso, demasiado. Tanto, tanto que a Pedro Sánchez han llegado a darle miedo. Los avisos de las encuestas no son cosa de obviar. Ni presión de la derecha ni mandangas similares: son los datos que cantan poniendo de manifiesto una alarma social creciente dispuesta a pasar factura en las urnas». Y eso sí que le quita el sueño al de la Moncloa.

«El presidente da un puñetazo en la mesa y ordena cambios, relatan sus tiernos defensores, y se planta firme ante las irreductibles vestales de la mesa camilla de Igualdad: Montero, Rosell y Pam». Lo que no cuentan sus tiernos defensores es que Sánchez no tiene ningún poder sobre la podemia, ese es terreno de Pablo Iglesias, verdadero jefe de Podemos, y le tiene amenazado. Iglesias trata a Sánchez como Sánchez a Feijóo y a todos los españoles que no son de su banda, como un matón de colegio.

«Descuiden. La asunción de responsabilidades políticas ni está ni se la espera. De lo que se trata, como afirma Yolanda Díaz para pasmo general es de «cuidar la coalición». Lo importante parece ser preservar un pacto de gobierno que lleva tres años avanzando a trompicones pero que, así y todo, sirve para que sus dos firmantes se mantengan en el machito del poder». Todavía queda algún ingenuo que ve en cada choque el fin de la coalición. Tendremos que echarlos en las urnas, ellos no van a romper.

El País

«El Gobierno y su gran agujero negro: la ley del sí es sí«. «’Es muy grave, Irene [Montero], hay que ajustar la ley’ -’La ley está bien hecha, Pilar [Llop], pero escucho propuestas’». Y así llevamos cuatro meses y 400 violadores sueltos.

El periódico sanchista reclama al presidente que vaya más por el Parlamento. El editorial, por el envío de tanques a Ucrania. «En un contexto así resulta imprescindible que los gobiernos dediquen esfuerzos políticos a explicar las decisiones adoptadas y las que pudieran llegar a adoptarse en un futuro próximo. En el caso de España, como sistema plenamente democrático, esas explicaciones solo pueden darse en sede parlamentaria. El envío de tanques a un país en guerra es una decisión de calado que España ha confirmado y que merece una explicación razonada más allá de un anuncio a los medios, y al margen de la presumible aceptación que pudiera tener la medida en la opinión pública».

«En términos constitucionales, el Gobierno no tiene obligación jurídica de acudir al Parlamento, ni menos aún de solicitar su autorización para adoptar una decisión que compete en exclusiva al Gobierno y, más concretamente, a su presidente. Sin embargo, son múltiples las razones de responsabilidad política que justifican la conveniencia de que el tema sea abordado de manera detallada en el Congreso de los Diputados, de la misma forma que el presidente explica la posición de España tras cada Consejo Europeo. La razón más obvia conecta con el respeto a una cultura democrática que concibe el Parlamento como el lugar que dota de contenido y pleno sentido a las políticas de Estado. No debería ser un impedimento para impulsar esta sesión parlamentaria la previsión de escuchar una pluralidad de planteamientos divergentes tanto en los partidos de la coalición como entre algunos de los socios de investidura». Clama Pepa en el desierto, a Sánchez no le gusta dar explicaciones de sus decisiones y solo lo hace si está obligado a ello. Si por él fuera, cerraría el Parlamento como hizo en pandemia.

ABC

«Sánchez enredó a la CEOE en la negociación del salario mínimo para forzar la ruptura». Un acuerdo le hubiera jorobado la soflama de los de arriba y los de abajo.

El editorial analiza el estado del centro derecha tras la fiesta pepera de este fin de semana. «La Intermunicipal es también una reivindicación pública del voto útil en un espectro, el del centro-derecha, que Núñez Feijóo quiere consolidar, y que se había anulado a sí mismo en los últimos años, fragmentado en tres partidos que se arrebataban escaños unos a otros, y que en virtud de la ley D’Hondt se han perjudicado mutuamente, favoreciendo a la izquierda». Del voto útil depende que nos libremos de Sánchez o que lo tengamos que aguantar eternamente. De hecho, en Madrid ha quedado acreditado que votar a Vox no es solo inútil, es como votar a la izquierda.

«Si a efectos electorales la variable de Ciudadanos desapareciese definitivamente de la ecuación del centro-derecha, el sistema electoral proporcional que rige en España premiará al PP en detrimento del PSOE en muchas provincias. En eso radica la lucha por el centro, donde el PP parece estar ganando ya todo el espacio real a Ciudadanos». Ciudadanos ya no existe, ahora el problema es Vox, que vota investiduras del PP para luego tirar presupuestos y hacerle la vida imposible al presidente al que han apoyado.

Y luego la extravagancia de Vox y Tamames. «Vox se equivoca, y Tamames también lo haría si se prestase a un juego político que roza lo insensato». «Solo Pedro Sánchez saldría fortalecido de un proceso con serios visos de sainete. Es lógico que Vox trate de reordenar su estrategia electoral tras el fracaso de los comicios andaluces y el estancamiento que pronostican muchos sondeos. Pero esta moción de censura, y de este modo, no parece el mejor camino». Lo de Tamames nos ha dejado a todos descolocados.

Ignacio Camacho es de los que creen que «la posibilidad de una ruptura de la coalición empieza a resultar una hipótesis agradable para un Sánchez apremiado por las urgencias electorales». No lo hará. «El presidente cree haber entrevisto en el clamor por la reforma de la ley del ‘sí es sí’ una rendija para escapar del desgaste y esta vez parece realmente dispuesto a forzar el divorcio de su contraparte para impostar sensatez tardía ante sus votantes. El problema de la maniobra es que Iglesias no quiere soltarse». Si Sánchez quisiera romper, ya lo habría hecho.

«En ese debate ambas fuerzas sólo pueden hacerse daño y Sánchez sabe que de un modo u otro va a salpicarlo». «Ahora que de verdad le quitan el sueño sus compañías le va a costar trabajo sacárselas de encima». Y aunque lo hiciera, que no lo hará, en Cibeles se vio perfectamente lo que la gente piensa de Sánchez. Por mucho que el presidente que solo representa a unos pocos tilde de fachas a la mayoría de los españoles.

La Razón

«La extinción de Ciudadanos amenaza siete feudos de Sánchez«. Dice Jorge Vilches que «si las encuestas se cumplen, Sánchez lo va a pasar mal». Como no se cumplan perderán toda credibilidad. «El sanchismo ha jugado siempre con la baza de que son la expresión de ‘la gente’, el altavoz de la ‘voluntad general’, la democracia hecha carne. Si las elecciones autonómicas y municipales de mayo deshacen ese recurso demagógico, le quedará muy poco a Sánchez».

Marhuenda se descojona de la bajada de pantalones de Montero, por muy chula que se ponga. «No ha tardado mucho en someterse a la voluntad de Sánchez. La verdad es que no me sorprende, porque era previsible. Algunos analistas, columnistas y politólogos llevan tiempo especulando con la ruptura de la coalición. Es mero voluntarismo». «A Irene Montero y sus compañeras de partido les mueve la supervivencia, que es un pegamento indestructible». No se irán hasta que no las echen las urnas.

«La derrota no puede ser más humillante, pero entiendo a Montero y Belarra porque no quieren abandonar el Consejo de ministros y dejar el camino expedito para Yolanda Díaz, a la que detestan con toda su alma. Por cierto, en esto también están preparadas para rendirse si les asegura algún hueco en las listas de Sumar. La decadencia de Podemos es una realidad objetiva». ¿Y en qué se diferencia Sumar de Podemos, Marhuenda?

«Todos coinciden en el objetivo de sustituir la deteriorada marca Podemos por Sumar y estar al lado de Yolanda Díaz. Lo mismo le sucede a Pedro Sánchez. En el PSOE están hartos de la frivolidad y activismo irresponsable de las representantes de Podemos». Yolanda Díaz es una creación de los medios de comunicación. A algunos periodistas, como a Marhuenda, les tiene embelesados.

«Afortunadamente, Sánchez tiene las ideas claras y ahora sí sabe que no podría dormir tranquilo con Podemos en el Gobierno. Por eso, la izquierda mediática al servicio de la campaña de reelección está volcada en la vicepresidenta Díaz». Sánchez solo tiene una idea clara, continuar en el poder como sea y con quien sea. Y lo que le produce insomnio no es Podemos, son las encuestas. Y que yo sepa La Razón no es la izquierda mediática y también está volcada con Yolanda.

«En el PP tienen muy claro cuál es la línea de su estrategia para desgastar a Sánchez y desbaratar las campañas del miedo». Después de cuatro años con Sánchez, lo que produce terror es otra legislatura con esta banda.