La reconciliación con sus hermanas, el mejor regalo de cumpleaños del Rey Felipe

El Monarca celebra este lunes un cumpleaños redondo en unas circunstancias mucho más tranquilas de las que ha estado acostumbrado, lo que se refleja en su buen aspecto. Haber metido en vereda a su padre y la reconciliación con la Infanta Cristina ayudan. También el respaldo a su papel institucional.

El Rey Felipealcanza los 55 años este lunes. Los celebrará, como es costumbre en nuestra familia real, en la intimidad. Pero, a diferencia de los últimos cumpleaños que dejaban cierto sabor de amargura al monarca por las difíciles situaciones tanto en el terreno institucional como en el familiar que enfrentaba, este 30 de enero va a poder soplar las velas mucho más satisfecho.

Se ha destacado el buen aspecto y el semblante más relajado de Don Felipe en sus últimas apariciones, incluidas las imágenes de su pasado fin de semana en Sierra Nevada, donde pudo disfrutar de una de sus grandes aficiones, el esquí, junto a íntimos como su primo Beltrán Gómez-Acebo, hijo de la fallecida Infanta Pilar, o Pedro López-Quesada.

Y desde luego entre los motivos que tiene para que se le vea así destaca el giro de guion en los conflictos familiares que se ha producido en los últimos meses. Hoy la situación es bien distinta a la de su 54 cumpleaños. Para empezar, al Rey y a la institución que encarna le han ayudado la actitud de Don Juan Carlos. Su resignado perfil bajo en Abu Dabi -con la única excepción del empeño que puso en acudir a Londres en septiembre para el funeral de Isabel II– ha calmado mucho las aguas.

Don Felipe se vio obligado a leer la cartilla a su padre en el tenso encuentro de mayo, tras el show de Sanxenxo. Y surtió efecto. En la Jefatura del Estado no las tenían todas consigo, porque Don Juan Carlos está acostumbrado a ir por libre y a haber hecho su santa voluntad toda su vida. Pero en este caso acabó plegándose a la autoridad del titular de la Corona. Y eso lo han percibido con nitidez los ciudadanos, lo que ha reforzado la figura del Rey. Además, en lo personal, tras un periodo bastante largo sin apenas comunicación, la relación de padre e hijo ha recuperado fluidez. Y, aunque no se dan las circunstancias para que Zarzuela afloje ante ciertos deseos del Emérito sobre sus proyectadas visitas a España -la foto facilitada en el cementerio de Tatoi remarcaba que nada ha cambiado-, para Don Felipe es una tranquilidad que se hayan rebajado las tensiones.

PARA SABER MÁS

Especialmente importante para el Monarca es que hoy las cosas empiecen a marchar también con Doña Cristina. Estamos ante dos hermanos que tuvieron una complicidad enorme durante toda su juventud. Y la relación se rompió con las consecuencias del caso Nóos -con ingreso en prisión de Iñaki Urdangarin y retirada del título de duquesa de Palma a la Infanta incluidos-. La comida esta Navidad de los Reyes y sus hijas, junto a Doña Sofía y las Infantas Elena y Cristina con su prole, de la que informó en exclusiva ¡Hola!, no hizo sino confirmar un proceso de reconciliación que a buen seguro ha animado al Jefe del Estado, por lo demás un hombre que cuenta entre sus puntos fuertes el que tiene una personalidad extraordinariamente templada.

El Rey, del brazo de su madre, junto a la Reina Letizia, en el cementerio de Tatoi. Detrás, el Rey Juan Carlos.
El Rey, del brazo de su madre, junto a la Reina Letizia, en el cementerio de Tatoi. Detrás, el Rey Juan Carlos.EM

No se puede pasar por alto en este rompecabezas familiar el gesto de Doña Letizia en Atenas, durante la despedida de Constantino de los Helenos, para que el mundo fuera testigo de la reconciliación con Marie-Chantal. Que la actividad institucional de la familia real se vea permanentemente opacada por chismes como la mala relación entre las dos mujeres ayuda bien poco a la Corona. De modo que poner fin a ese episodio se antojaba urgente. Pero, además, no cabe olvidar que el príncipe Pablo de Grecia, marido de Marie-Chantal, es uno de los amigos más allegados del Rey.

El beso del Rey Felipe a su padre, Don Juan Carlos, en el cementerio de Tatoi.
El beso del Rey Felipe a su padre, Don Juan Carlos, en el cementerio de Tatoi.EM
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En lo institucional, Don Felipe celebra sus 55 años con un importante respaldo a la gestión que está realizando al frente de la Jefatura del Estado. La última encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO sobre la monarquía indicaba que el 57% de los españoles valoraba positivamente su papel, frente al 37% que opinaba lo contrario. Es un dato muy similar al de otros sondeos recientes publicados por otros medios, que confirman que es bastante estable la corriente de opinión sobre la institución. Se ha pasado de que en los últimos años del reinado de Juan Carlos I la Corona se colara entre las preocupaciones principales de los españoles a que hoy no figure en tal lista. Y ello a pesar de que los escándalos del Emérito han estado permanentemente presentes en la agenda pública. Cómo los ha afrontado Felipe VI y todos sus pasos para la renovación de la institución que encarna es lo que estaría calando positivamente entre la ciudadanía.

También se valoran bien sus actuaciones como árbitro del sistema institucional que le confiere la Constitución, a pesar del adverso escenario político, tan polarizado en la última legislatura y con el hándicap para la monarquía de que hoy forma parte del Gobierno una formación que tiene en su abolición una de sus máximas aspiraciones. Entre esas razones para que Don Felipe muestre hoy ese semblante sereno destaca, desde luego, la gran aceptación que tuvo su importantísimo Discurso de Navidad, tras el que se produjo el imprescindible desatasco en la renovación del Tribunal Constitucional.