Ancelotti acierta y el Madrid responde en Bilbao

Real Madrid's French forward Karim Benzema (L) fights for the ball with Athletic Bilbao's Spanish defender Aitor Paredes during the Spanish league football match between Athletic Club Bilbao and Real Madrid CF at the San Mames stadium in Bilbao, on January 22, 2023. (Photo by ANDER GILLENEA / AFP)

Los cambios en el once revitalizaron a los blancos, que supieron sufrir en San Mamés; Benzema y Kroos, goleadores

Enero es un mes para tomar decisiones y Ancelotti dio entrada a Ceballos y Camavinga. Ni rastro ya, aunque fuera por un día del Casemiro, Modric, Kroos. Ceballos y Camavinga quizás no estuvieron más brillantes, pero sí más ‘rítmicos’, más yendo y viniendo de la jugada a la jugada, de la presión a la participación.

Los primeros minutos iban a ser del Athletic, pues es ya una tradición que se así. Se limitaba a contener el Madrid, que siempre amanece por Vinicius, en una jugada en el minuto 6 que acabó en ocasión de Benzema.

Respondía el Athletic ‘como mandan los cánones’, expresión de viejos cronistas que quedaba bien en San Mamés: balón aéreo y gran cabezazo del joven Paredes.

La jugada venía de un córner que había tenido origen en un regalo de Rudiger, que se equivocó alguna vez más sin las consecuencias fatales de otros partidos.

Pasado el ritual, el sofoco inicial, la presión local ya era un problema real para el Madrid, que se iba metiendo en su campo. Había pérdidas, Benzema bajaba hasta la defensa para ayudar, le sexundaba Asensio en la tarea y Courtois empezaba a lanzar balones largos sin miramientos… Pero en esos momentos de apuro el Madrid tenía algo bueno porque sus líneas se juntaban. Fue una virtud de la temporada pasada. Cuanto más presiona el rival, más se junta el equipo, de modo que del apuro acaba naciendo una virtud, una especie de solidaridad espartana o como los romanos cuando formaban la cuña o el testudo.

El Athletic, en realidad, parecía crear más peligro con espacios que sin ellos, como demostró una ocasión de Iñaki Williams a la carrera, y el Madrid iba desperezándose con aperturas de Ceballos a la banda derecha. Una, en el minuto 19, acabó en tiro de Benzema y otra, cinco minutos después, en gol del antedicho. Ceballos abrió a la derecha, Valverde colocó un balón combándose ligeramente, con delicadeza, para centrar un balón liftado como en el tenís; Asensio remató en semifallo (como en la feliz noche del City) y el rechace lo aprovechó Benzema con una maravilla de sencillez: un remate de primeras con su zurda en media vuelta. Benzema nos acostumbra a estas acciones que son dos en realidad: una volea y una media vuelta, suma finura a la finura y el efecto es de una engañosa sencillez.

A partir de ahí llegaron unos minutos de buen juego en el Madrid. Los pases de Ceballos no llegaban a la olímpica parábola de Kroos, pero hacían su función: llegar al ultramar de la banda derecha donde pasaban cosas interesantes. Se peoducía una interesante colaboración, un escalonamiento adecuado: Valverse se encargaba del extremo y la explosión, mientras Asensio lanzaba la jugada y llegaba al área; Nacho, no es un lugar común ni tópico perezoso, cumplía en el lateral tan bien o mejor que los laterales titulares.

Si es tradición por todos respetada que el Athletic mande al comenzar sus partidos en casa, también lo es que lo intente antes del descanso, pero su empuje consuetudinario tuvo en el respuesta en el Madrid, y se pudo ver a Vinicius corriendo como lateral derecho para perseguir a uno de los Williams. Esto resumía la actitud de los blancos en Bilbao.

En el ardoroso retorno del partido, pudo apreciarse lo mucho que ayuda Camavinga en la brega defensiva: cargaba, apoyaba a Rudiger y respondía en los contragolpes…

El partido se luchaba más (empezaban las tarjetas) y entre el ir y venir destacó una acción de Militao sacando la pelota con malabarismos.

Hay equipos que quieren mandar todo el tiempo. El Madrid no. EL Madrid resiste para luego emerger. Esa primera parte de sus remontadas, el sufrimiento y su poquito de agonía es parte de su juego y por eso no era rara ni mala su humilde lucha cuando empujó el Athletic.

El coraje lo encarnaba Nacho, que pudo marcar un gol y le quitó otro a Sancet.

Esos minutos de lucha eran minutos de solidaridad. Al entrar Camavinga y Ceballos más rápidamente en la jugada, al tardar menos en ir del ataque a la defensa, el equipo está más junto.

El buen entendimiento entre Valverde y Asensio estuvo a punto de lograr otro gol, y Nico Williams tuvo la mejor ocasión del Athletic. Llegaron minutos de fijación y bronca con Vinicius, de robos de Camavinga, de cambios y de dominio clásico y aéreo del Athletic sin que llegara el zarpazo del Madrid.

Un poco antes del final, Camavinga atravesó el campo con la pelota, de área a área, y eso abrió un silencio concluyente en la grada. El partido había terminado aunque el golazo de Kroos lo certificó.