Putin castiga la red eléctrica ucraniana mientras Kiev ultima el cerco de Jersón

Jersón sigue en manos de Vladímir Putin, aunque pronto podría dejar de estarlo. Si durante el pasado mes de septiembre la contraofensiva ucraniana jugó al despiste con las tropas del Kremlin, haciéndoles creer que el ataque se centraría en esta zona del país, ahora todo parece indicar que la siguiente gran batalla del conflicto sí se librará en torno a la mayor conquista de Moscú hasta la fecha. Al menos, eso es lo que se desprende las últimas informaciones surgidas de la Administración prorrusa de la región, que a lo largo de esta semana ha hecho varios llamamientos a los civiles para que evacúen la ciudad. Estos llamamientos, en la jornada de hoy, se han acentuado y ya conminan a los habitantes del lugar a dejarlo «inmediatamente».

Los últimos informes de la Inteligencia británica y del Institute for the Study of War hablan de una posible retirada del Kremlin de la zona. El objetivo sería no repetir la experiencia de Járkovdonde el caótico repliegue del ejército provocó que la provincia cayera en manos Kiev en unas semanas con relativa facilidad. «Las fuerzas rusas están bastante activas, transfiriendo municiones, equipamiento militar y algunas unidades de la orilla oeste del río Dnipro al este«, asegura el mando del operativo de las tropas ucranianas en el sur del país.

Mientras, Moscú ha optado por seguir castigando la infraestructura eléctrica ucraniana, dejando este sábado sin electricidad a más de 1,5 millones de ucranianos, según ha asegurado el presidente Zelenski vía Telegram: «El enemigo continúa atacando instalaciones energéticas en varios puntos de nuestro país. Hasta ahora, 672.000 suscriptores han sido desconectados en la región de Jmelnitski, otros 188.400 en Mikolaev, 102.000 en Volinia, 242.000 en Cherkasy, 174.790 en Rivne, 61.913 en Kirovogrado y 10.500 en Odesa», ha señalado el mandatario ucraniano.

Tal ha sido la magnitud del golpe, considerado por Kiev como una de las ofensivas más potentes de los últimos meses, que Zelenski incluso ha mantenido una conversación al respecto con el presidente de EE.UU., Joe Biden. De igual manera, tendrá una reunión en las próximas horas con su Consejo de Seguridad Nacional. En este ataque masivo, el Kremlin habría utilizado hasta 36 misiles, como denuncia el líder ucraniano, que también ha asegurado que la mayoría habrían sido interceptados.

Las fuerzas rusas han venido realizando ataques continuados con misiles contra las infraestructuras eléctricas del país durante toda la guerra, pero desde el ataque contra el puente de Kersch en Crimea, los impactos de los misiles del Kremlin se han multiplicado. La ofensiva de hoy está considerada por Kiev como una de las más potentes de los últimos meses, cuando amplias zonas del oeste del país, así como la capital, han vuelto a ser objetivo de la artillería rusa después de una situación de relativa calma en los meses de verano.

De hecho, el propio Zelenski dirigía en los últimos días la atención internacional a la presa de Kajovka, una de las infraestructuras hidroeléctricas más importantes en territorio ucraniano. Kiev ha acusado a Rusia de haber minado las inmediaciones de la presa, cuya voladura podría inundar al menos 80 localidades próximas a la zona. El objetivo de esta acción militar sería la de dificultar la ofensiva ucraniana en caso de que, efectivamente, el alto mando del Kremlin ordenase la retirada del óblast de Jersón.

Una de las hipótesis que maneja el IWS es que, en caso de que Putin diera la orden de retirada de dicha región, esta se llevaría a cabo solo en la parte oeste del territorio ocupado. «Las fuerzas rusas tratarán de mantener Jersón no por el suministro de agua, sino para proporcionar una zona de amortiguación para la defensa de Crimea y evitar así que las fuerzas ucranianas tengan la península al alcance de su artillería» han asegurado desde el ISW.