Las diferencias suelen enriquecer las relaciones, pero siempre que de fondo existan una serie de objetivos y reglas comunes. La UE se enfrenta desde el inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero a otro dilema incómodo para su existencia: responder a los anhelos de Ucrania de entrar en la UE y de paso asestarle el peor golpe posible al líder ruso, Vladímir Putin, pero sin que se resientan los cimientos de un proyecto que necesita un alto nivel de convergencia para evitar el fracaso por estancamiento. Para acomodar a un gigante como Ucrania, la UE por tanto tendrá que adaptarse en esta larga travesía que le espera a Kiev de años e incluso décadas.
Este viernes, la Comisión Europea ha dado su beneplácito para conceder el estatus de candidato a Ucrania no sin demandas al país que lidera Volodímir Zelenski: mejorar las condiciones vinculadas al Estado de derecho y la legislación anticorrupción.
Para el colegio de comisarios se antojaba fundamental enviar dos mensajes al Kremlin: Europa no abandona a Ucrania y Kiev no será parte de lo que Putin considera como espacio vital ruso.
Nunca antes la Comisión había emitido un dictamen tan rápidamente sobre la candidatura a la UE. Nunca antes otro país candidato había pagado con su sangre el poder cumplir el sueño europeo.
Al viaje sorpresa de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, del pasado fin de semana para impulsar la potencial candidatura europea de Ucrania, y la luz verde del colegio de comisarios, previsiblemente los líderes de los Veintisiete se reunirán los próximos 23 y 24 en Bruselas en otra cumbre histórica del Consejo Europeo para decidir si Ucrania está preparada para recibir o no el estatus de candidato. Según fuentes citadas por Bloomberg, los países que todavía se oponen a concederle estatus de candidato a Ucrania serían Dinamarca y Países Bajos. Politico, que adelantó el sí de la Comisión, apuntaba a principios de esta semana a tres países que estarían en contra pero sin revelar nombres.
Fases
Este dictamen de la Comisión Europea, aunque no vinculante, se antoja fundamental para construir la unanimidad de los Veintisiete requerida en el Consejo. Según el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea (TUE), «el Estado solicitante dirigirá su solicitud al Consejo, que se pronunciará por unanimidad después de haber consultado a la Comisión y previa aprobación del Parlamento Europeo, el cual se pronunciará por mayoría de los miembros que lo componen».
Una vez que un país decide solicitar su acceso a la Unión se suceden una serie de fases, que podrían resumirse en tres (como explica en este artículo el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, CSIS):
1. Estatus de candidato. El país aspirante debe presentar formalmente una solicitud al Consejo, que deberá aprobarlo de forma unánime siguiendo además la opinión de la Comisión Europea. Ucrania se encuentra todavía en esta primera fase.
2. Negociaciones: esta es la fase más complicada sin duda. La Comisión Europea se encarga de negociar sobre la base de un terreno de juego acordado por todos los Estados miembros. Aquí entramos en los conocidos como Criterios de Copenhague, adoptados por el Consejo Europeo en 1993 y que el país candidato, en este caso Ucrania si finalmente consigue el sí de los Veintisiete, debe cumplir: adoptar la legislación europea (el acervo comunitario), avanzar de forma decisiva en la lucha contra la corrupción y en construir instituciones democráticas sólidas, y contar con una economía de mercado que pueda seguir el ritmo de sus socios europeos. Se tendrán en cuenta además áreas como: política de transporte, fiscalidad, servicios financieros, agricultura o contratación pública, entre otras.
3. Ratificación: si las negociaciones llegan a buen puerto, se presenta un tratado de adhesión al Consejo. Esta institución debe aprobarlo por unanimidad antes de que lo respalde el Parlamento Europeo con mayoría absoluta. Además, el tratado tendrá que ser ratificado por los 27 estados miembros de acuerdo con sus propios procedimientos nacionales.
Requisitos
En la normativa europea se apela a los valores del artículo 2 del TUE como elemento fundamental para que un país pueda de verdad iniciar con opciones esta carrera de obstáculos y normalmente de varios años o incluso décadas (como el caso de Turquía). «La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías», reza el TUE. Además, en el artículo 6, se insiste en reconocer los «derechos, libertades y principios enunciados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea».
No obstante, según el citado artículo 49 del TUE, «las condiciones de admisión y las adaptaciones que esta admisión supone en lo relativo a los Tratados sobre los que se funda la Unión serán objeto de un acuerdo entre los Estados miembros y el Estado solicitante».
Temores
Las consecuencias de la gran ampliación de 2004, entre los que se encuentran dos países acusados de torpedear la convergencia europea en materia de Estado de derecho (Polonia y Hungría), y la experiencia griega en materia económica, juegan en contra de Ucrania. Como han recordado Francia y Alemania en las últimas semanas, no basta solo con la voluntad de hierro de los ucranianos: Ucrania debe cumplir con estrictos requisitos para que el proyecto europeo no se resienta.
En su discurso en el Parlamento Europeo en el Día de Europa, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, expresó su apoyo para otorgar rápidamente el estatus de candidato de la UE a Ucrania. Pero también señaló que el proceso de adhesión podría tomar años o incluso décadas porque el país tendría que cumplir con todos los requisitos. En las últimas semanas, el presidente francés también ha sugerido la idea de un club que trascienda de la UE para acomodar a países como Ucrania, a lo que Kiev ha respondido que solo contemplan la entrada en la UE.
Apoyo popular
A lo largo de este proceso, las comparaciones con otros aspirantes, en este caso de los Balcanes, aparecen continuamente en los debates. Así, un análisis del portal ucraniano European Pravda destaca que «ni un solo país balcánico con el estatus de candidato se ajustaba tanto a los requisitos de la UE como se le está exigiendo a Ucrania hoy».
Kiev se defiende aduciendo que lleva más de siete años implementando el Acuerdo de Asociación con la UE en sectores que van desde la energía a política exterior. En el último informe de seguimiento, publicado en diciembre de 2020, la Comisión Europea reconocía los grandes avances realizados por Ucrania pero insistía en que Kiev necesitaba todavía redoblar sus esfuerzos en materia de Estado de derecho, el poder judicial y propiedad intelectual. Y dejaba un aviso: «El estatus de candidato implicaría, por tanto, un proceso muy largo de negociaciones».
«Sin exagerar, los ucranianos están muriendo por la democracia. La Ucrania corrupta y disfuncional está bien para el Kremlin y no necesitaría la guerra de conquista para controlarnos», ha expresado la integrante del centro ucraniano de lucha contra la corrupción Olena Halushka. Por ello, insiste, 9 de cada 10 ucranianos apoyan la entrada en la UE y que el Eurobarómetro del pasado abril sobre Ucrania destacaba un gran apoyo de los europeos a la adhesión de Kiev. Sin embargo, en las conclusiones se destacaba un mensaje más ambiguo: el 66% de los encuestados europeos estaba de acuerdo con que «Ucrania debería unirse a la UE cuando esté lista». Y en ese «cuando esté lista» se encuentra la clave de bóveda para fijar la meta del sueño europeo de Kiev.
Las diferencias suelen enriquecer las relaciones, pero siempre que de fondo existan una serie de objetivos y reglas comunes. La UE se enfrenta desde el inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero a otro dilema incómodo para su existencia: responder a los anhelos de Ucrania de entrar en la UE y de paso asestarle el peor golpe posible al líder ruso, Vladímir Putin, pero sin que se resientan los cimientos de un proyecto que necesita un alto nivel de convergencia para evitar el fracaso por estancamiento. Para acomodar a un gigante como Ucrania, la UE por tanto tendrá que adaptarse en esta larga travesía que le espera a Kiev de años e incluso décadas.
Este viernes, la Comisión Europea ha dado su beneplácito para conceder el estatus de candidato a Ucrania no sin demandas al país que lidera Volodímir Zelenski: mejorar las condiciones vinculadas al Estado de derecho y la legislación anticorrupción.
Para el colegio de comisarios se antojaba fundamental enviar dos mensajes al Kremlin: Europa no abandona a Ucrania y Kiev no será parte de lo que Putin considera como espacio vital ruso.
Nunca antes la Comisión había emitido un dictamen tan rápidamente sobre la candidatura a la UE. Nunca antes otro país candidato había pagado con su sangre el poder cumplir el sueño europeo.
Al viaje sorpresa de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, del pasado fin de semana para impulsar la potencial candidatura europea de Ucrania, y la luz verde del colegio de comisarios, previsiblemente los líderes de los Veintisiete se reunirán los próximos 23 y 24 en Bruselas en otra cumbre histórica del Consejo Europeo para decidir si Ucrania está preparada para recibir o no el estatus de candidato. Según fuentes citadas por Bloomberg, los países que todavía se oponen a concederle estatus de candidato a Ucrania serían Dinamarca y Países Bajos. Politico, que adelantó el sí de la Comisión, apuntaba a principios de esta semana a tres países que estarían en contra pero sin revelar nombres.
Fases
Este dictamen de la Comisión Europea, aunque no vinculante, se antoja fundamental para construir la unanimidad de los Veintisiete requerida en el Consejo. Según el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea (TUE), «el Estado solicitante dirigirá su solicitud al Consejo, que se pronunciará por unanimidad después de haber consultado a la Comisión y previa aprobación del Parlamento Europeo, el cual se pronunciará por mayoría de los miembros que lo componen».
Una vez que un país decide solicitar su acceso a la Unión se suceden una serie de fases, que podrían resumirse en tres (como explica en este artículo el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, CSIS):
1. Estatus de candidato. El país aspirante debe presentar formalmente una solicitud al Consejo, que deberá aprobarlo de forma unánime siguiendo además la opinión de la Comisión Europea. Ucrania se encuentra todavía en esta primera fase.
2. Negociaciones: esta es la fase más complicada sin duda. La Comisión Europea se encarga de negociar sobre la base de un terreno de juego acordado por todos los Estados miembros. Aquí entramos en los conocidos como Criterios de Copenhague, adoptados por el Consejo Europeo en 1993 y que el país candidato, en este caso Ucrania si finalmente consigue el sí de los Veintisiete, debe cumplir: adoptar la legislación europea (el acervo comunitario), avanzar de forma decisiva en la lucha contra la corrupción y en construir instituciones democráticas sólidas, y contar con una economía de mercado que pueda seguir el ritmo de sus socios europeos. Se tendrán en cuenta además áreas como: política de transporte, fiscalidad, servicios financieros, agricultura o contratación pública, entre otras.
3. Ratificación: si las negociaciones llegan a buen puerto, se presenta un tratado de adhesión al Consejo. Esta institución debe aprobarlo por unanimidad antes de que lo respalde el Parlamento Europeo con mayoría absoluta. Además, el tratado tendrá que ser ratificado por los 27 estados miembros de acuerdo con sus propios procedimientos nacionales.
Requisitos
En la normativa europea se apela a los valores del artículo 2 del TUE como elemento fundamental para que un país pueda de verdad iniciar con opciones esta carrera de obstáculos y normalmente de varios años o incluso décadas (como el caso de Turquía). «La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías», reza el TUE. Además, en el artículo 6, se insiste en reconocer los «derechos, libertades y principios enunciados en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea».
No obstante, según el citado artículo 49 del TUE, «las condiciones de admisión y las adaptaciones que esta admisión supone en lo relativo a los Tratados sobre los que se funda la Unión serán objeto de un acuerdo entre los Estados miembros y el Estado solicitante».
Temores
Las consecuencias de la gran ampliación de 2004, entre los que se encuentran dos países acusados de torpedear la convergencia europea en materia de Estado de derecho (Polonia y Hungría), y la experiencia griega en materia económica, juegan en contra de Ucrania. Como han recordado Francia y Alemania en las últimas semanas, no basta solo con la voluntad de hierro de los ucranianos: Ucrania debe cumplir con estrictos requisitos para que el proyecto europeo no se resienta.
En su discurso en el Parlamento Europeo en el Día de Europa, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, expresó su apoyo para otorgar rápidamente el estatus de candidato de la UE a Ucrania. Pero también señaló que el proceso de adhesión podría tomar años o incluso décadas porque el país tendría que cumplir con todos los requisitos. En las últimas semanas, el presidente francés también ha sugerido la idea de un club que trascienda de la UE para acomodar a países como Ucrania, a lo que Kiev ha respondido que solo contemplan la entrada en la UE.
Apoyo popular
A lo largo de este proceso, las comparaciones con otros aspirantes, en este caso de los Balcanes, aparecen continuamente en los debates. Así, un análisis del portal ucraniano European Pravda destaca que «ni un solo país balcánico con el estatus de candidato se ajustaba tanto a los requisitos de la UE como se le está exigiendo a Ucrania hoy».
Kiev se defiende aduciendo que lleva más de siete años implementando el Acuerdo de Asociación con la UE en sectores que van desde la energía a política exterior. En el último informe de seguimiento, publicado en diciembre de 2020, la Comisión Europea reconocía los grandes avances realizados por Ucrania pero insistía en que Kiev necesitaba todavía redoblar sus esfuerzos en materia de Estado de derecho, el poder judicial y propiedad intelectual. Y dejaba un aviso: «El estatus de candidato implicaría, por tanto, un proceso muy largo de negociaciones».
«Sin exagerar, los ucranianos están muriendo por la democracia. La Ucrania corrupta y disfuncional está bien para el Kremlin y no necesitaría la guerra de conquista para controlarnos», ha expresado la integrante del centro ucraniano de lucha contra la corrupción Olena Halushka. Por ello, insiste, 9 de cada 10 ucranianos apoyan la entrada en la UE y que el Eurobarómetro del pasado abril sobre Ucrania destacaba un gran apoyo de los europeos a la adhesión de Kiev. Sin embargo, en las conclusiones se destacaba un mensaje más ambiguo: el 66% de los encuestados europeos estaba de acuerdo con que «Ucrania debería unirse a la UE cuando esté lista». Y en ese «cuando esté lista» se encuentra la clave de bóveda para fijar la meta del sueño europeo de Kiev.