Lo primero que hizo Vinicius al terminar su entrevista pospartido fue abrazar a José Luis Morales, el capitán del Levante, que lloraba desconsolado el descenso a Segunda ante el micrófono. Un gesto que muestra la madurez del brasileño, que se ha hecho mayor aunque sigue siendo un jovencito. Su crecimiento le ha dado vuelta a todo lo que se pensaba de él hace año y medio. Ha cambiado las sospechas por goles y asistencias y ahora a ver quién le aparta del puesto de titular en la banda izquierda del ataque del Real Madrid.
Muy lejos en el tiempo quedan las bromas de Joaquín en la banda del Bernabéu mientras calentaba, comentando a sus compañeros que no había peligro para el Betis si chutaba Vini. Ahora resulta que los rivales sobremarcan al extremo madridista, porque con un solo defensa no es suficiente para evitar que desborde. Mantiene la velocidad en el uno contra uno, pero además en el área se ha serenado y ya no ve la portería tan pequeña como antes. Ahora levanta la cabeza, mira al portero y manda la pelota a la red. Lleva 21 goles y 16 asistencias en 50 partidos, unos números que ya hace tiempo que son mayores que la suma de los que consiguió en todas las temporadas anteriores. Ante el Levante hizo el primer «hat trick» con el Real Madrid, y si se llevó el balón a casa de recuerdo, «para colocarlo en un lugar importante», es por esa insistencia que ya es una de sus mejores virtudes.
Ancelotti le preguntó si quería que lo cambiara unos minutos antes para llevarse la ovación del público y él le pidió que le dejara un poco más en el campo, que quería buscar el tercer gol. Así es Vinicius, que no se cansa de buscar el desmarque y atacar, una y otra vez, sin importar si ha fallado la anterior o no. «Cada día sueño con marcar muchos goles con el Real Madrid y estar aquí muchísimos años. Para eso trabajo», repite constantemente, porque no quiere otra cosa que ser futbolista del conjunto blanco.
Firmó por el Real Madrid el día que cumplía 18 años y los 45 millones que costó parecen cada día una mejor inversión. Ante el Levante volvió a meterse en la pelea por ser el segundo en la clasificación del Pichichi. Ha marcado 17 goles, uno más que Raúl de Tomás y uno menos que Iago Aspas, que luchan por ser el mejor anotador español. Y ahí está Vinicius, que se suponía que era un atacante con poca dinamita y que no hablaba el mismo idioma sobre el campo que Benzema. «Están combinando muy bien toda la temporada. El tiempo ha ayudado a ambos para entenderse. Y el equipo hace que ellos puedan mostrar sus mejores condiciones», explicaba Ancelotti sobre la mejor pareja de atacantes del momento, que siguen enchufados pensando en París.