La economía aragonesa acusa ya los efectos de la guerra con pérdidas y «sin plan B»

Los precios del cereal, del gas, del petróleo y de otras materias primas se han disparado. Las cadenas logísticas no funcionan con su fluidez habitual por la falta de algunos componentes necesarios para producir. La inestabilidad está retrasando decisiones de inversión. Todos estos efectos de la invasión rusa de Ucrania están causando ya pérdidas económicas a empresas aragonesas que aún no se pueden contabilizar, pero que irán a más si el conflicto bélico se prolonga. «La preocupación es máxima», avisan las patronales CEOE Aragón y Cepyme Aragón, que ya hablan del impacto «tremendo» de la guerra en nuestra economía. «Y no hay plan B para esto», avisa Jesús Arnau, director general de la CEOE, que solo ve en la paz el fin de todos los problemas que frenan hoy nuestras expectativas de crecimiento.

«Aparte de lo más importante, el tema humanitario, en economía hay sectores que se están viendo ya afectados dramáticamente», apunta Arnau. «La agricultura que depende del abastecimiento del cereal que viene de Ucrania, las industrias que son intensivas en costes energéticos que ahora están en cotas históricas, los productores de papel, la industria química… Todo esto afecta a empresas que no pueden trasladar estos costes a sus clientes», precisa.

«Los precios de los combustibles están en niveles insufribles y esto afecta al transporte, a industrias transformadoras y a empresas de todo tipo», indica por su parte Aurelio López de Hita, presidente de Cepyme Aragón. «Ycomo siempre», añade, «las más afectadas son las pymes, las compañías más pequeñas, esas que sin haber restañado las heridas provocadas por la covid y cuando veían una leve reactivación no podrán levantar cabeza».

Pese a que desde Aragón se exporta muy poco a Rusia y Ucrania (solo un 1,1% del valor del total de las ventas de empresas de la Comunidad en el exterior), los efectos indirectos del conflicto bélico están pasando factura de un modo mayor de lo esperado. La interconexión de las economías de todos los países de Europa como consecuencia de una globalización que se ha generalizado mucho en los últimos años está provocando que los problemas iniciados en un punto del Viejo Continente acaben creando un efecto dominó que alcanza a todos los países en mayor o menor medida.

Eso está ocurriendo, precisamente, en la industria del automóvil, uno de los sectores con más peso en Aragón. Una encuesta elaborada por los clústeres de automoción españoles, entre ellos el aragonés, refleja que el 89,8% de las empresas se están viendo afectadas por la guerra en sus exportaciones e importaciones. David Romeral, gerente del Clúster de Automoción de Aragón (CAAR), destaca que la situación es «más crítica de lo que pensábamos». Cuando ocurrió la guerra de Yugoslavia, relata, no había esta interconexión de las economías.

En el campo, donde ya están notando el incremento de precios de materias primas, temen un desabastecimiento de cereal «en las próximas semanas». José Manuel Roche, de la organización agraria UPA, decía hace unos días que «va a haber una distorsión en los mercados de cereales que va a suponer una tensión brutal en la fabricación de piensos».

Ante este panorama, las patronales piden al Gobierno que no suba impuestos ahora –«no es el momento, frenarán la activación económica», apuntan desde CEOE y Cepyme– y que sea más ágil en sus actuaciones. Jesús Arnau, por ejemplo, reclama una mayor diligencia en la gestión de la llegada de los fondos europeos. «Hay una parálisis burocrática que retrasa todo», indica, a la vez que recuerda al Ejecutivo que «no puede exigir que empresas y ciudadanos paguen el incremento del gasto público sin que ellos agilicen su trabajo y acaben con la temporalidad». Las convocatorias de los Perte (Proyectos Estratégicos para l Recuperación y Transformación Económica), apunta, van con retraso. Las expectativas empresariales, mientras tanto, solo empeoran.

Inditex dejará de proveer de mercancía a su medio millar de tiendas en Rusia desde el aeropuerto de Zaragoza, donde se centraliza tanto la ropa de Zara mujer que tiene su principal centro logístico en Plaza como los envíos de otras marcas del grupo textil que llegan por carretera. La multinacional gallega tenía hasta la semana pasada cuatro vuelos semanales con Moscú, operados por Air Bridge Cargo con un Boeing 777, que sustituyó al 747 Jumbo con el que tradicionalmente volaba desde la capital. El conflicto ha provocado la cancelación de esta ruta regular, que hasta ahora operaba los martes, jueves, sábados y domingos. El resto de rutas, con una treintena de enlaces semanales, se mantendrán.