China clausura unos JJ.OO. de Invierno marcados por las medidas anticoronavirus

Con una emotiva ceremonia repleta de música, luces y referencias culturales, Pekín echó el telón este domingo a sus Juegos Olímpicos de Invierno. El acto, celebrado en el estado del Nido de Pekín, puso el punto final a unos juegos marcados por la pandemia, con medidas de seguridad extremas que han garantizado la seguridad de la cita y de sus participantes a costa de robarle brillo al evento.

En el horizonte ya aguardan los juegos de invierno que acogerá Italia en 2026, para los que se espera que el coronavirus no sea una rémora que impida desarrollar con normalidad la cita.

 

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Fuegos artificiales sobre el Estado Nacional de Pekín como colofón a la gala de clausura de los Juegos

CARLOS GARCIA RAWLINS / Reuters

Estas han sido unas Olimpiadas atípicas, en las que las fotos de voluntarios con traje de protección y gradas vacías suplantaron a las de los deportistas posando juntos ante monumentos turísticos.

Cada día se han realizado más de 72.000 pruebas PCR a todos los integrantes de la burbuja olímpica. Desde el 23 de enero, se detectaron 463 positivos, de los que unos 260 fueron atletas.

También han sido los juegos de la geopolítica, con el boicot diplomático apadrinado por Estados Unidos y sus principales aliados contra los abusos de derechos humanos en China -gesto que en la práctica apenas ha tenido repercusiones- y el posible conflicto en Ucrania sobrevolando la cita.

En lo deportivo, Noruega se volvió a coronar campeona indiscutible con 37 metales, 16 de ellos dorados. También destaca el asalto al medallero de la anfitriona, que quedó tercera con nueve oros tras cosechar solo uno cuatro años antes en Corea del Sur.

A nivel individual, la cara de la cita fue para la joven esquiadora Eileen Gu, erigida en toda una superestrella en China -país por el que compite pese a nacer en Estados Unidos- con sus tres medallas y desparpajo en las redes sociales; la cruz la cosechó la adolescente rusa Kamila Valieva, cuyo posible dopaje alarga la ya larga sombra de sospechas que pende sobre el deporte en Rusia.

Medallero

Noruega se volvió a coronar campeona con 37 metales, 16 de ellos de oro

La ceremonia de hoy volvió a estar en manos del reputado cineasta Zhang Yimou, tres veces nominado a los Oscar y con amplio expediente en estos lances.

En las gradas, los espectadores hacían frente a las temperaturas bajo cero con mantas y termos de café, mientras que en el palco de honor se dejó ver el presidente del país, un Xi Jinping que con casi toda seguridad revalidará este otoño su cargo para un tercer mandato.

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El mapa de Italia dibujado sobre el suelo del Estadio Olímpico de Pekín durante el relevo para los Juegos de 2026

FABRIZIO BENSCH / Reuters

El acto se inauguró con un copo de nieve gigante y decenas de niños portando farolillos de luces en el centro del estadio olímpico.

Tras sonar el himno chino y el izado de bandera, un espectáculo de luz y sonido fue preludio de la aparición de las banderas de los 91 países participantes en estos Juegos, con el patinador Adrián Díaz portando la enseña española.

Al contrario que en la ceremonia inaugural, todos los atletas desfilaron juntos sobre un gigantesco LED de 11.600 metros cuadrados que se asemejaba a una pista de hielo, una tradición con la que simbolizan que todos somos uno. 

Al acabar su paseíllo, se hizo entrega de las últimas medallas de las pruebas disputadas este domingo: oro para la esquiadora noruega Therese Johaug en la prueba de 30 km femenina y para el ruso Alexander Bolshunov en la de 50 km masculina.

El espectáculo se retomó con un centenar de personas recreando un sauce llorón (según la tradición china, cuando dos amigos se separan, uno le da al otro una ramita de este árbol) antes de oficializar el relevo olímpico.

Como mandan los cánones, los alcaldes de las ciudades italianas de Milán y de Cortina d’Ampezzo recibieron la enseña olímpica antes de que sonara su himno, interpretado por la cantante Malika Ayane y el violinista Giovanni Andrea Zanon.

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Imagen del pebetero olímpico que pendía sobre el Estadio Nacional de Pekín durante la ceremonia de clasura

SUSANA VERA / Reuters

Ya en el turno de discursos, el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, se hizo eco de las tensiones actuales y pidió que el espíritu olímpico brille y sirva de fuerza integradora -“el poder de los Juegos Olímpicos es más fuerte que las fuerzas que quieren dividirnos”, aseguró-.

Asimismo, pidió unidad para superar la pandemia y llamó a la igualdad de oportunidades para que las vacunas contra la covid lleguen a todo el mundo.

El colofón llegó con el apagado de la llama olímpica y un espectáculo de fuegos artificiales que cubrió con los aros olímpicos el cielo del estadio. Con la traca final, Pekín dijo adiós a una cita que la corona como la única ciudad del mundo hasta la fecha en albergar unos Juegos Olímpicos de verano y de invierno.