Tener éxito, triunfar, llegar a la meta es el objetivo de cada hombre en cada una de las acciones que emprende. ¿ Dónde está la clave del éxito? En el orden. ¿Qué es el orden? : La recta disposición de las cosas a su fin.
Fin: “Aquello por cuya consecución se hace algo”.
Para tratar de conseguir algo, primero es necesario ser consciente de qué es ese algo que se quiere conseguir. “El que no sabe lo que busca no sabe lo que encuentra”. Una vez elegido el fin, determinado el objetivo del proyecto personal se hace inevitable el orden para poder alcanzarlo.
El orden hace referencia a tres aspectos: el tiempo, las cosas, las actividades.
¿Cuándo vamos a realizar aquello que es necesario para alcanzar el fin?
¿Qué cosas (objetos) necesitamos para lograrlo?
¿Qué actividades concretas hemos de realizar para conseguirlo?
Las actividades hacen relación al tiempo. Cuándo y qué cosas vamos a hacer.
(Administración del tiempo)
– Las cosas hacen referencia a su naturaleza. Exigen el cuidado que les corresponde de acuerdo a su textura, cualidades y uso.
– Las cosas también hacen referencia al espacio. Ocupan un lugar, y este ha de ser el más indicado de acuerdo a la finalidad y uso que vamos a realizar con ellas.
El orden es necesario para alcanzar las metas que nos propongamos. Porque hemos de colocar las cosas en su sitio, y las actividades en su prelación. Ya que, hemos de fijar el tiempo que precisa cada actividad, para poder ser perfectamente realizada, y el momento adecuado para acometerla.
El orden exige pues en primer lugar pensar, organizarse, proyectar. Este es un comportamiento normal al que estamos, a veces, poco acostumbrados. Y ello, porque, -sin querer- nos movemos por impulsos y no somos organizados y – ya se sabe- sin orden es muy fácil que fracasemos.
Vivir la virtud del orden también exige el respeto por el tiempo, las cosas y las actividades de los demás.
EL Señor nos invita a llevar todos nuestros asuntos y proyectos a la oración, para qué, a la luz de sus consejos, sepamos llevar una vida ordenada, que nos permita realizar con éxito todas aquellas cosas -que Dios Padre- quiere que realicemos en nuestra vida. “No todo el que dice: ¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos”. Mt. 7,21.