El Banco de España tumba las previsiones del Gobierno y recorta casi dos puntos el crecimiento para este año

Ya lo venía advirtiendo en todas sus últimas intervenciones del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos: “Las previsiones sufrirán un recorte importante antes de que finalice el año”. Dicho y hecho. El PIB crecerá un 4,5% en 2021, un 5,4% en 2022, un 3,9% en 2023 y un 1,8% en 2024, todo por debajo de las proyecciones macroeconómicas iniciales para este periodo. En concreto son 1,9 puntos menos que en sus anteriores estimaciones de septiembre apara 2021 y cuatro décimas de recorte en 2022, un varapalo drástico que se suma al realizado por INE en el segundo trimestre -desde el 2,8% hasta el 1,1%- y a los comunicados por otros organismos y entidades, como la Comisión Europea, el FMI, la AIReF, Funcas o el Consejo General de Economistas.

Sin embargo, y a pesar de todas estas advertencias, el Gobierno mantiene impertérrito su cuadro macroeconómico, con el que elaboró los Presupuestos Generales del Estado para 2022, y en el que prevé un crecimiento para este año del 6,5% y del 7% para 2022, cifras que nada tienen que ver ya con las del resto de organismos y que analistas y economistas ven ya completamente desfasadas.

Recuperación más lenta que en la UE “Bajo la trayectoria proyectada, el momento en que el producto de la economía recuperaría su nivel previo a la pandemia -en 2020 el desplome fue del 10,8 %- se situaría entre finales de 2022 y comienzos de 2023″, recoge con severidad el texto del supervisor bancario, que apunta que la recuperación española está siendo más lenta que la media de la zona euro por “el mayor peso en la economía del turismo internacional” -que se recupera lentamente y se ha visto penalizado por la reciente ola de contagios tras la variante ómicron- y a que la demanda interna también está mostrando “un menor dinamismo” que en otros países de la UE.

El Banco de España también ha tenido en cuenta para justificar este severo ajuste el “alza imparable de los precios energéticos” y por “los cuellos de botella en la oferta”, además de por el aumento en las cifras de contagios durante la sexta ola, que estarían ralentizando la evolución de algunos indicadores en el último trimestre del año. También ha querido destacar los retrasos en la implementación de los proyectos asociados a los findos europeos Next Generation EU (NGEU).

Preocupación por los fondos europeos

Pese a que su informe trimestral da un serio varapalo al Ministerio de Asuntos Económicos que dirige Nadia Calviño, pone en valor que la “incertidumbre” en torno a esta estimación “es muy elevada”, dado que los datos cuantitativos disponibles para este período “son todavía limitados”, por lo que apunta a que la información relativa a la ejecución de los proyectos vinculados al programa europeos NGEU “es incompleta”, lo que dificulta la estimación precisa de su contribución al crecimiento.

Estas nuevas estimaciones negativas se mantendrán durante todo el próximo año, aunque a partir de 2023, la situación comenzará a mejorar por lo que se ha hecho una revisión es al alza debido a que se prevé “la reversión del repunte inflacionista” y al “cese de las alteraciones de oferta y al perfil temporal asumido para la ejecución de los proyectos vinculados a la ayuda europea. En concreto, para ese año el organismo prevé un crecimiento del 3,9%, lo que supone 1,9 puntos más respecto a las estimaciones anteriores, mientras que para 2024 prevé un crecimiento de la economía del 1,8%.

Cal y arena en déficit y deuda

Respecto a otros indicadores, la previsión de déficit público la ha mejorado ligeramente para este año, al 7,5% del PIB, pero ha empeorado la de 2022, al 4,8%, mientras que aumenta la deuda pública prevista al 120,4 % del PIB en 2021 y al 115,7 % en 2022. El organismo mejora sus estimaciones de ingresos y gastos para este año, lo que mejorará en una décima la estimación en 2021 -el 7,5% del PIB, frente al 7,6% previamente estimado-, aunque las empeora ligeramente para 2022 y 2023, con tasas del 4,8% y el 4%, respectivamente.

En cambio, ha elevado sus estimaciones para la deuda en 2021 y 2022, tras situarla ahora en el 120,4% en 2021, frente al 117,9% previsto anteriormente y en el 115,7% en 2022, frente al 114,3% anticipado previamente. Eso sí, de cara a 2023 mejora la tasa del 114,3% al 113,7% y en 2024 la sitúa en el 113,5%.

El peligro de la inflación

Asimismo, ha corregido con cierto temor sus cálculos de inflación y augura una subida media de los precios del 3% para este año -ocho décimas más que en su anterior estimación- y del 3,7% para el que viene -1,9 puntos más-. Al menos sí anticipa una moderación en el IPC de cara a 2023 y 2024, con tasas del 1,2% y del 1,5%, respectivamente.

El paro mejora

En cuanto a la situación del empleo, el Banco de España sitúa la tasa de paro media anual en el 15% este año, en el 14,2% en 2022, en el 12,9% en 2023 y en el 12,4% en 2024, lo que supone una décima menos este año y el que viene, y cuatro décimas menos en 2023. Apunta el supervisor que en noviembre se alcanzaron los niveles de ocupación previos a la pandemia sin tener en cuenta a los trabajadores afectados por ERTE. “En consonancia con la recuperación del empleo, la tasa de paro seguirá descendiendo a lo largo del horizonte de proyección, hasta pasar a situarse por debajo de los niveles previos a la pandemia a partir del segundo semestre de 2022″, indica el organismo, que adelanta un año la recuperación de la tasa de paro, que preveía que se produjese desde a mediados de 2023 en las proyecciones del mes de septiembre.

En sus conclusiones señala que los riesgos señalados por el organismo son la posibilidad de que el repunte de la inflación y los problemas de abastecimiento tengan una naturaleza “más persistente de lo esperado”. Aunque explica que el crecimiento de los costes salariales está siendo “moderado” en este escenario, “no puede descartarse” una “mayor transmisión a los costes laborales”. Los riesgos al alza derivan de la posibilidad de que los hogares destinen al gasto corriente una mayor proporción del ahorro acumulado desde el inicio de la pandemia y de que los flujos turísticos se recuperen con mayor rapidez de la esperada. “Se mantiene un grado considerable de incertidumbre acerca del calendario de desarrollo” de los proyectos que se financien con los fondos europeos y sobre el impacto macroeconómico que tengan finalmente.

Dudas y certezas

En este sentido, el Banco de España ha rebajado hasta los 11.000 millones la absorción de fondos para este año, frente a los más de 30.000 millones que espera el Gobierno, aunque mantiene prácticamente en la misma cifra el supuesto de absorción para 2022 en unos 27.000 millones. Al contrario que el Gobierno, el Banco de España espera una mayor absorción de estos fondos en 2023 y, sobre todo en 2024, año en el que el Ejecutivo espera una absorción inferior a los 5.000 millones, mientras el organismo prevé que se sitúe en unos 15.000 millones.

Así, bajo las hipótesis actuales, el programa Next Generation EU tendría un impacto de 0,3 puntos porcentuales en 2021, tres décimas menos de lo previsto anteriormente, y de 1,6 puntos porcentuales sobre la tasa de crecimiento estimada del PIB en 2022. Por eso advierte de que estas proyecciones están sometidas a ciertos riesgos a la baja por la posibilidad de que se produzca un nuevo agravamiento de la situación pandémica por culpa de nuevas olas y la aparición de nuevas variantes del coronavirus.

Al igual que el resto de organismo, desde el supervisor se advierte del riesgo de los problemas globales de suministros y de los elevados precios de la energía y de otros productos intermedios, así como un mayor grado de traslación de los incrementos de costes a los precios finales y a los costes salariales. Recuerda también que el retraimiento del consumo y el aumento de la bolsa de ahorro acumulada, unido a las restricciones al turismo extranjero pueden causar graves daños en el tejido empresarial y sobre la actividad económica.