Alfonso Pérez Medina: «Los fondos europeos son muy golosos para los corruptos del futuro»

8_11_2021_Madrid Alfonso Perez Medina, periodista Foto Isabel Permuy ARCHDC

Leer un libro sobre las últimas décadas de corrupción en España lleva inevitablemente a desear que sea el último sobre este tema. La pregunta es pertinente para el autor de ‘No lo sé, no recuerdo, no me consta’, una crónica sobre veinte años de escándalos que ha publicado Alfonso Pérez Medina: «¿Habrá segunda parte?». El periodista espera que no, porque significaría más corrupción, pero introduce un matiz que obliga a tentarse la ropa: «El reparto de los fondos europeos es muy goloso. Hay mucho dinero a repartir y, siempre que hay grandes cantidades, las posibilidades de corrupción aumentan. Lo hemos visto estos años y no creo que sea diferente ahora. Aunque espero no tener que escribir una secuela».

Las últimas dos décadas han sido años en los que los escándalos impregnaron un sistema entero, desde la caja de ahorros más humilde hasta un gran número de instituciones.

«No lo sé, no recuerdo, no me consta», la expresión más socorrida ante un juez, es el título con el que el periodista Alfonso Pérez Medina ha querido ilustrar su recorrido por las causas de corrupción en nuestro país.

El título del libro no fue elegido al azar y define en apenas tres expresiones estos años de corrupción. «Es una frase que escuchamos a la Infanta Cristina en el caso Nóos. Vimos que las repitió en más de 500 ocasiones», apunta. Estas evasivas fueron repetidas en otros casos como en el macrojuicio del caso Gürtel, del que el reportero de tribunales de la Sexta guarda un especial recuerdo.

«Es el caso al que más tiempo he dedicado. Cuando saltó en 2009 era una pequeña trama de ayuntamientos de la Comunidad de Madrid y al final fue creciendo hasta destapar la caja B del Partido Popular durante los últimos veinte años», recuerda Pérez Medina. Esta crónica sobre la corrupción tiene su punto de partida en el ‘tamayazo’, que «es el principio, junto a la burbuja inmobiliaria, de otros casos que hemos ido conociendo y que han sacudido la política española», apunta el autor.

En todos ellos emerge una figura que ha salido ilesa de estos casos: Esperanza Aguirre, a quien Pérez Medina entrevista en el libro. «Es una persona muy inteligente y me da la impresión que dejó hacer más que hizo. Está imputada por seis delitos ahora mismo, pero los indicios contra ella son muy vagos». Estos años han dejado anécdotas y personajes estrafalarios que «bien podrían protagonizar una película de Ozores», asegura Pérez Medina, que encuentra actitudes similares en todos las personas que han pasado como imputadas por los pasillos de los juzgados.

Este experto en información de tribunales describe el perfil del corrupto como una persona con «ambición desmedida y mucha codicia». Lo hemos visto en la Comunidad de Madrid, pero también en Andalucía con el caso de los ERE, al que el autor dedica uno de los 35 capítulos del libro. «La financiación ilegal de los partidos políticos es la principal forma de corrupción que se conoce: Filesa, el caso 3 por ciento o la caja B del Partido Popular son el claro ejemplo», apunta Pérez Medina. Pero existen otras, como la del mantenimiento de organizaciones de poder que, a través de estructuras clientelares, generan un clima del que es complicado salir. Es el caso de los ERE en Andalucía, que representa la cifra más alta de dinero malversado en la historia reciente de la corrupción en España, con un total de 680 millones de euros.

Personaje clave

El personaje clave según el autor de ‘No lo sé, no recuerdo, no me consta’ es Luis Bárcenas, el tesorero del PP que controlaba la conocida como caja B del partido. «Bárcenas ha sido el gran personaje. Sobre todo por ese juego que ha tenido: primero el PP lo defendía, luego se abre la guerra cuando lo echan de Génova y confirma la contabilidad B. Más tarde llegan a una tregua, pero pronto se rompe y, cuando le condenan a él y a su mujer, directamente manda escritos a la Fiscalía Anticorrupción reconociéndolo todo».

Bárcenas, pero también Correa, El Bigotes, Blesa, Rato o el clan Pujol vivían en un mundo en el que pensaban que nunca iban a tener que rendir cuentas, «pero la actuación de jueces valientes que actuaron como héroes y que decidieron iniciar una investigación hizo que todas estas tramas se destaparan». Los lazos entre política y justicia siempre han sido complicados, porque «los políticos también intentan controlar a los jueces. Utilizan sus mecanismo para controlarlos. Pero la gran mayoría de los jueces actúa con independencia», concluye Alfonso Pérez Medina.