¿Podemos unir nuestros apellidos con un “De” o con un “y”?

En modo alguno significa que estemos ante un origen noble, aristócrata, o militar de los mismos ya que, históricamente, se empleaba para separar nombres propios de apellidos o identificaba la procedencia

Miguel Ángel Rodríguez Vacelar, socio director de Vacelar Abogados y director académico del Centro de Estudios e Investigaciones Jurídicas (CEIJ), inició una batalla en los tribunales que ha durado seis años donde logró que el Tribunal Supremo se pronunciara sobre un cambio de apellidos; en concreto para salvar un apellido español, el de “Vacelar”, al considerarlo en su sentencia 629/2021 como un “bien a proteger”.

En su caso se trataba de salvaguardar dos apellidos uniéndoles entre sí, mediante un guion. Sin embargo, cabe recordar que no se pueden unir apellidos paternos con maternos, de manera que si queremos salvar un apellido que tenemos en segundo lugar, o lo invertimos (con los inconveniente que ello puede ocasionar por el “papeleo” ya que se modificaría en títulos universitarios, historiales clínicos, seguros, herencias, etc.) o habría que optar por rogar el cambio de apellidos de nuestros descendientes si se confirmara que el mismo está en peligro de extinción.

¿De dónde provienen los apellidos con “De” o con “Y”?

Con respecto al “de”, su origen buscaba en su momento, simplemente, identificar al sujeto, asociándolo a un lugar o a una familia en concreto. Por ejemplo, “De Vigo”, “De Toledo”, De Quevedo “De Cervantes” se referían a la procedencia -Cervantes es una población de Zamora-. En el caso de los que llevan tras de sí un nombre como por ejemplo “De Diego”, ” De Martín” o “De Miguel” buscaba identificar a una familia en concreto.

En el momento en que empezaron a haber muchos “Álvarez” o “Rodríguez”, que significaba “hijo de Álvaro” o “hijo de Rodrigo”, ya no era suficiente para poder determinar el origen del mismo, y por tanto, la identificación completa de alguien, destaca el socio director de Vacelar Abogados. Posteriormente, se empezó a usar la partícula “de” para evitar confusiones cuando estábamos ante un apellido que usualmente es nombre propio, así quedaba claro cuál era el apellido y cuál el nombre. Por ejemplo: “Alfonso de Alonso”. Y es que, si decimos directamente “Alfonso Alonso” podría pensarse que estamos ante un nombre compuesto, aunque también hay algunos, como este caso en concreto, que no llevan el “de” y que se ha extendido con el uso.

Con respecto a la partícula “y”, o “i”, su función buscaba diferenciar los apellidos, es decir; separarlos. Ello era importante, porque al encontrarnos con un apellido compuesto, no podríamos identificar cual es el primer apellido y cual el segundo. Aunque nunca hubo una norma que obligase a los españoles a poner la “y”. Hasta el año 2000 sí se obligaba a los Registros Civiles a inscribir de dicha manera. Ahora queda a potestad de quien lo pida el que se le incluya la partícula para su uso, costumbre muy arraigada en Cataluña con el “i”.

Evitar reiteración cacofónica

Según destaca la geología hispánica, hasta el siglo XIX, en el que se fue fijando el uso de dos y solo dos apellidos, paterno y materno, las personas decidían con cuantos apellidos querían ser conocidos. Dentro de esa libertad estaba el uso de la partícula «Y» para separarlos, pero no formaba parte de éstos. En algunos casos, además, se trataba de apellidos que iban precedidos por el «de», por lo que se quería evitar una reiteración cacofónica. Entonces era más apropiado decir Lope de Vega y Carpio que Lope de Vega de Carpio o Don Felipe de Borbón y Grecia.

¿Se puede poner todo el que quiera el “y” en su apellido?

Según destaca Rodríguez Vacelar, si se trata de la partícula “y”, cualquier persona puede pedir que se incluya la misma entre sus apellidos. Solo hay que hacer una declaración ante el Registro Civil correspondiente, o sea, pedirlo por escrito, y se aplicará sin tener que alegar, ni acreditar ningún requisito.

Cómo adquirir el “De”

En cuanto a la partícula “de”, igualmente se puede solicitar su inclusión al encargado del Registro Civil correspondiente, pero hay que alegar que, o bien se pretende anteponer a un apellido que usualmente sea nombre, o bien, que el apellido al que se le quiere preceder de dicha preposición “de”, usualmente la tenía y, con el paso del tiempo se ha perdido debido, a veces, por errores de transcripción de los Registros. Para ello se debería acreditar dicho extremo, aportando, por ejemplo, certificados de nacimiento de sus antepasados donde se viera que se usaba el “de”. Si no se da alguno de estos requisitos, no se concedería el cambio.

Origen

Todos los apellidos provienen y son configurados por nuestra historia, pero en modo alguno significa que, por tener alguna característica en concreto, estemos ante un origen noble, aristócrata, o militar, lo que incluye a las partículas “de” e “y”. Con respecto al “de”, hay casos donde su uso, para la identificación de la persona con respecto a una familia, pueda pretender exponer un linaje, pero en modo alguno significa que todos provengan de ahí. “Del Bosque”, por ejemplo, apellido del que fuera nuestro Seleccionador Nacional de Fútbol, pretendía identificar a una familia con un “bosque”, donde seguramente, en algún sitio concreto, dicha familia, en su origen, desarrollaba su vida. Pero el marquesado no le fue concedido hasta 2011 tras ganar el Mundial, no antes.

Fue a partir del siglo XIX, cuando comienza a suprimirse la preposición “de”. Esa transición ocurrió de una forma algo “caótica”, por lo que las familias más tradicionales optaron por mantenerlo ya que se les dio esa posibilidad.

“Error” lingüístico

Si mantenemos el “De” en mayúscula en el apellido cuando prescindimos del nombre, es decir; ”De Andrés”, “De Quevedo”, se cae en lo que los expertos en geología denominan como “disparate lingüístico” ya que en sí, la preposición no forma parte del apellido y lo correcto sería poner Andrés y Quevedo. Sin embargo, en la actualidad está tan extendido que es difícil que se corrija dicho error.

¿Se podría unir apellidos con el “De” y el “y”?

En cuanto a “de”, depende. Para unir apellidos hay que ir a un procedimiento específico ante el Registro Civil correspondiente, donde se debe acreditar los requisitos que marca la Ley (uso, apellidos a unir que vengan de la misma línea, y que los resultantes sean de líneas diferentes… es decir, nunca se pueden unir apellidos paternos a maternos), y en el caso de que estemos ante un apellido español en peligro de desaparición ni siquiera tendremos que acreditar uso. Pero, si se concediera la unión, se haría mediante un guionSolo se podría solicitar que se pusiera el “de”, si el segundo apellido fuera, normalmente un nombre propio, o se tratará de un apellido que siempre ha usado dicha preposición y que, en un momento dado, se ha perdido.

En cuanto a “y”, nunca podremos usarla para unir apellidos porque su función es justamente la contraria: separarlos.

¿Hay que pagar por ello?

Todos los trámites ante el Registro Civil son gratuitos en cuanto a que no hay que abonar ninguna tasa a la administración para proceder a ello. Ahora bien, si se quiere una modificación de apellidos con el objetivo de unirlos, se aconseja, aunque este no sea un requisito formal, acudir a un abogado especializado para que lleve el expediente de manera satisfactoria. En el caso de que se trate de pedir solo la inclusión de las partículas “y”, o “de”, no sería necesario ya que bastaría con una mera declaración escrita, con el matiz de que con respecto a la preposición “de”, el solicitante deberá cumplir los requisitos anteriormente expuestos.