Génova retrasa el congreso del PP de Madrid para asegurar el consenso entre Ayuso y Almeida

La renovación territorial del Partido Popular sigue su curso, tras el sobresalto del congreso provincial de Sevilla, que acabó con un choque frontal entre la dirección regional y la nacional. En el horizonte aparece un congreso subrayado con rotulador en la agenda de Génova: el congreso de Madrid, donde se debe elegir una nueva Presidencia, que abra una nueva etapa y ponga fin a la gestora que ahora mismo se ocupa del partido en esta región. Este congreso se considera de ‘alto voltaje’, por la fuerza interna de Madrid dentro de esta formación política, pero también, y sobre todo, porque es uno de los pocos asuntos en los que hoy por hoy discrepa la ‘pareja’ política de moda, como son Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida.

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, junto a la vicesecretaria de Organización, Ana Beltrán, han planeado una organización de abajo arriba, que ha empezado por las provincias y acabará en las regiones. Hasta ahora se han celebrado una veintena de congresos provinciales, con un calendario que culminará este verano, según sus previsiones. A partir de otoño empezarán a celebrarse los regionales, en un proceso que se alargará hasta la primera mitad del año que viene. Desde el principio, el PP de Madrid expresó su deseo de que el congreso en esta región se celebrara lo antes posible, de los primeros, para zanjar cuanto antes el debate interno que estaba yendo a más. Sin embargo, fuentes de Génova confirmaron esta semana a ABC que se retrasará unos meses, y no se celebrará hasta finales de año o bien ya el año que viene.

Equilibrio interno

El motivo que hay detrás de ese aplazamiento está en la relevancia de su resultado dentro del partido, y en la necesidad que tiene Génova de que se solvente con consenso, unidad y equilibrio interno. Algo que puede depender en buena medida de lo que ocurra en las elecciones autonómicas del 4 de mayo. Celebrar un congreso en caliente, con un triunfo rotundo de Ayuso muy próximo, tiene sus riesgos, y en Génova han optado por separarlo en el tiempo.

Antes de que se convocaran estos comicios, el debate sobre el congreso de Madrid estaba vivo y llevaba camino de alcanzar una temperatura que empezaba a agobiar a Génova. Después de la salida de Cristina Cifuentes, en abril de 2018, el PP de Madrid quedó en manos de una gestora, con Pío García-Escudero como presidente y Ana Camins como secretaria general. Lo que iba a ser una solución provisional, sigue intacto tres años después. Lo cierto es que en el PP todos coinciden en elogiar el trabajo de la gestora y concreto destacan que Camins ha vuelto a poner «el partido en la calle», algo básico para la organización.

Pero la gestora sigue siendo provisional. El equipo de Isabel Díaz Ayuso reclama su ‘derecho’ a que sea la presidenta del PP de Madrid, con un argumento que parece irrefutable: «Todos los presidentes autonómicos lo son también del partido en sus regiones». Frente a esa posición rotunda, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, defiende una ‘tercera vía’ de consenso, una Presidencia que no esté ligada a las instituciones, ni a la Comunidad ni al Ayuntamiento, para que pueda volcarse en el partido. Detrás de esa posición está la reticencia con la que muchos alcaldes ven que la presidenta regional sea también la del partido en una Comunidad de Madrid, donde los conflictos entre región y municipios son habituales. Y también, por supuesto, la búsqueda de un equilibrio de poder.

Entre ambas posturas, el presidente del PP, Pablo Casado, fue nítido hace apenas tres meses, cuando se refirió de manera informal a este conflicto en ciernes. A su juicio, la Comunidad de Madrid no es como el resto: aquí hay dos instituciones muy fuertes en manos del mismo partido, y dejar la presidencia del PP en una de ellas supondría un desequilibrio claro. Quedó claro que era partidario de una candidatura alternativa de consenso. Y todo el mundo miró a Ana Camins, la actual secretaria general de la gestora, elogiada y aplaudida desde las distintas opciones.

Pero llegó marzo y la convulsión política que empezó en Murcia y repercutió en Madrid, y por tanto en la política nacional. Ayuso convocó elecciones, con unas encuestas que reflejan una victoria arrolladora. Y ahora el comentario que va de boca en boca en el partido es este: «¡Cualquier le tose a Isabel si gana!» Todos saben que si logra una mayoría suficiente para gobernar, será difícil decirle «no» a la presidencia del PP de Madrid. Difícil, pero no imposible. Fuentes de Génova advierten tajantes: «Ayuso estará fuerte, pero Almeida también». La partida sigue adelante.