Pablo Iglesias se ha autoproclamado candidato de Podemos a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Y ha proclamado a Yolanda Díaz como su heredera dentro del partido y dentro del Gobierno, aunque esa sea una facultad exclusiva del presidente Pedro Sánchez. En esencia, Iglesias se ha ungido a sí mismo como revulsivo de la campaña en Madrid, donde busca darle la vuelta a un escenario que había arrancado con los sondeos avanzando hacia una mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso. ¿Qué armas tiene Iglesias para que su apuesta salga bien?
El vicepresidente segundo del Ejecutivo intenta poner en marcha en la capital un ‘efecto Illa’ al cuadrado. Pero parte de una posición de evidente desventaja respecto al socialista, que además fracasó en su intento de llegar a la presidencia de la Generalitat pese a mejorar ostensiblemente los resultados del PSC.
Illa dejó Moncloa como uno de los ministros mejor valorado del Gobierno, con un 4,6 según el CIS del mes de enero, sólo por detrás de Nadia Calviño (5,0) y Margarita Robles (5,1). Pablo Iglesias, por contra, lo hace como el miembro peor valorado del Ejecutivo. Los españoles le dan un 3,3, la misma nota que a Irene Montero.
Iglesias dice ahora presentarse para «unir a la izquierda». Pero lo cierto es que es el candidato que más la divide.
El rechazo a Iglesias es transversal
La mala nota de Iglesias en el CIS no es sólo culpa de los votantes de PP, Vox y Ciudadanos, que le hunden con un 1,4, un 1,2 y un 1,7 respectivamente. El rechazo a Pablo Iglesias es transversal en todo el arco parlamentario.
Pablo Iglesias es el ministro peor valorado por los votantes socialistas, que le dan un 4,2, y que también suspenden a otros ministros que ocupan las cuotas de Podemos en el Gobierno: Irene Montero (4,4), Manuel Castells (4,5) y Alberto Garzón (4,7). Una nota parecida le otorgan los simpatizantes de Íñigo Errejón, que dan a Iglesias un 4,3 y sólo le colocan por delante de Castells, Irene Montero y el ministro de Cultura, Rodríguez Uribes, el segundo más desconocido dentro de Moncloa.
A Iglesias le aprueban los votantes de Bildu (5,6), la CUP (5,1) y ERC (5,0), pero le suspenden los de JxCat (4,3), los del PNV (4,2), los de Coalición Canaria (3,7), los del BNG (4,7), los del PRC (2,2) y hasta los del PACMA (2,7).
¿A quién le va a robar los votos necesarios Pablo Iglesias para apelar a una mayoría en la Comunidad de Madrid?
Podemos arranca la campaña electoral al borde de quedar fuera de la Asamblea, con las encuestas situando a la candidatura hasta ahora encabezada por Isabel Serra justo al límite del umbral mínimo del 5%. Caer por debajo de ese límite extraparlamentario habría supuesto un golpe durísimo para uno de los dos partidos de la coalición de Gobierno.
Ahora, Iglesias lanza su OPA sobre Errejón, que con Más Madrid había conseguido capitalizar la oposición a Díaz Ayuso a la izquierda del PSOE. Aunque Mónica García no conseguía en ninguna encuesta mejorar los resultados que logró Íñigo Errejón en 2019. Pero el espacio que se disputan no es demasiado amplio.
Una gymkana…sólo para ganar al PSOE
En las últimas autonómicas, Más Madrid (14,7%) y Podemos (5,6%) sumaron juntos a un 20,3% del electorado. Unos meses después, en las generales del 10 de noviembre, sus resultados en la Comunidad fueron igualmente discretos, aunque invertidos. La lista encabezada por Pablo Iglesias sumó un 13,12% y la de Íñigo Errejón con Más País, un 5,7%. Un 18,82% total en total.
Ese 20% es el espacio natural de que ocupa en Madrid la izquierda a la izquierda del PSOE. Contra Pedro Sánchez o contra Ángel Gabilondo, las siglas del PSOE son fuertes. Y convertir en autoproclamado líder de la unidad de izquierdas al ministro peor valorado por los votantes socialistas no augura éxitos tácticos al movimiento del vicepresidente.
Ángel Gabilondo logró en 2019 un 27,3% de apoyo en las elecciones autonómicas. Pedro Sánchez obtuvo un 27,28% en las primeras generales de 2019, y un 27,09% en las segundas. Las últimas encuestas publicadas en Madrid son consistentes con ese patrón: a Gabilondo le dan un 28,4% (Metroscopia), un 28,2% (Demoscopia y Servicios), un 27,8% (GAD 3) o un 27,6% (NC Report).
Traduciendo: para que Pablo Iglesias lograse ser la primera fuerza dentro de la izquierda tendría que cumplir varias premisas, sin fallar en ningún paso:
- Conseguir una candidatura conjunta con Más Madrid, el partido de Íñigo Errejón, su mayor rival interno en la historia de Podemos.
- No perder ningún voto hacia el PSOE como resultado de esa coalición con Más Madrid, cuyos votantes consideran a Pablo Iglesias el cuarto peor ministro del Ejecutivo.
- Robarle al PSOE cerca de un 15% de su base de electores, que se ha demostrado muy fiel en todo tipo de elecciones y circunstancias.
Con esos tres objetivos cumplidos, Iglesias podría aspirar a un empate técnico con el PSOE. Pero más allá de las batallas intestinas de la izquierda, todavía tendría que conseguir el objetivo más complicado: ganar a la derecha.
En las autonómicas de 2019, el bloque del centro-derecha derrotó a la izquierda por 50,5% a 47,6%. Díaz Ayuso era, para entonces, todavía una candidata semi desconocida.
En las primeras generales de 2019, la victoria de la derecha contra la izquierda fue por 53,43% contra 43,52%. En las segundas, del mes de noviembre, de 52,74% contra 45,91%.
Según el promedio de las últimas encuestas, la foto fija actualmente no ha cambiado demasiado: el centro-derecha se apuntaría un 53,24% y la izquierda un 45,02%.
Así, Pablo Iglesias, el ministro peor valorado por la derecha, por la izquierda y por el centro en España, se enfrenta en Madrid al reto de unir a la izquierda, convencer al centro y derrotar a la derecha para tener opciones frente a Isabel Díaz Ayuso o acabar, otra vez, de subalterno del PSOE y fuera de Moncloa. Será la batalla del 4 de mayo.