La Champions, la vacuna del Real Madrid contra el coronavirus

Seguramente no haya en el mundo del fútbol una relación como la existente entre el Real Madrid y la Copa de Europa. El torneo de clubes más prestigioso del mundo, levantado en trece ocasiones por el equipo blanco, está hecho cual traje a medida para la institución merengue. De ahí que lo ocurrido en el último trimestre del pasado año rozara lo dramático. El equipo de Zidane estuvo muy cerca de caer eliminado en la primera fase de la competición, algo nunca visto en la historia de la Champions desde que estrenara formato allá por 1992.

Salvó el ‘match ball’ en la última jornada gracias a su victoria en Valdebebas contra el Borussia Monchengladbach, tres puntos que, unidos al empate entre Inter y Shakhtar, le hicieron pasar en noventa minutos de estar eliminado a meterse en octavos como primero de grupo. El premio es enfrentarse a un rival bastante menos potente que lo que hubiera tenido delante hoy de haber acabado segundo, pero no fue la única noticia positiva. Las delicadas finanzas del Madrid, golpeadas duramente por la pandemia, pueden menguar su sangría si el equipo blanco es capaz de levantar, en Estambul el próximo 29 de mayo, su Copa de Europa número 14.

El prestigio deportivo de ganar la Champions es, sin duda, la principal motivación de jugadores y clubes cada vez que escuchan los acordes de Händel, pero, en los tiempos de coronavirus, el dinero también ha pasado a ser un acicate de vital importancia. Antes de la pandemia, el Real Madrid llegó a ganar hasta noventa millones de euros en cada una de las tres Champions que logró de manera consecutiva (2016, 2017 y 2018) de la mano de Zidane. De hecho, según un estudio que publicó ‘L’Equipe’ el pasado año, la entidad blanca es la que más dinero ha obtenido gracias a la Copa de Europa, acumulando ganancias de más de 900 millones de euros en los 38 años que lleva jugándose la competición en formato Champions. Dinero que ha hecho del Real Madrid uno de los clubes más ricos y saneados del mundo, y que hoy es más necesario que nunca.

Aminorar pérdidas

Mientras los dirigentes se estrujan la cabeza para minimizar lo máximo posible los más de 100 millones de euros que el coronavirus podría hacer perder a la entidad durante esta temporada 2020-21, la Champions emerge como la mejor vacuna posible para estas maltrechas cuentas. Sin ingresos de taquilla por la ausencia de aficionados, con patrocinios renegociados a la baja, derechos de televisión más bajos por la reducción de la ventana de retransmisiones, afluencia mínima en el Tour del Bernabéu por la falta de turismo, y la desaparición de las giras de pretemporada que tanto dinero generaban, llegar lo más lejos posible en Champions es un flotador de dimensiones XXL.

En las cuentas del Real Madrid siempre se presupuesta la presencia del equipo en octavos de final. De ahí en adelante, todo lo que venga será dinero no contabilizado. Si los de Zidane lograran pasar rondas, llegar hasta la final y ganar la Champions, le harían el mejor regalo que se le puede hacer hoy al club blanco: un ingreso extra de 50 millones de euros. 41’5 por levantar la Copa de Europa y 8’5 más por jugar la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes.

Elogios del rival

Para eso, la primera de sus obligaciones será eliminar en octavos al Atalanta, uno de los equipos más ofensivos y alegres de la Serie A y de Europa, en clara evolución en 2021, año en el que tiene una media de tres goles por partido. Solo ha perdido un encuentro. Números intimidatorios ante un Real Madrid que llega a Bérgamo con bajas de calado y solo once jugadores de campo disponibles, situación que, aunque suene contradictorio, no gusta a Gasperini: «Nunca he pensado que el Real Madrid sea un equipo vulnerable. En la Champions es como si se transformara, es un equipo diferente a la Liga. Por ejemplo, en Milán contra el Inter jugó un partido de calidad y de personalidad. Sacaron a relucir su identidad y también tenía muchas bajas», argumentó el valiente técnico italiano.

El Atalanta fue la revelación del año pasado, llegando a cuartos, ronda en la que cayó en el tiempo de prolongación tras una remontada agónica del PSG (2-1) con dos goles en los últimos minutos. Ha perdido al Papu Gómez y tiene carencias defensivas, pero su estilo augura una eliminatoria complicada para un Madrid de entreguerras que llega con lo justo.