La agenda española de Biden: «La idea no es tirar para atrás todo lo que hizo Trump»

Parapetado tras el roble del escritorio Resolute, Joe Biden ha comenzado a desmontar la era Trump a golpe de decreto presidencial. En su primera semana al mando, ya ha firmado casi medio centenar de órdenes ejecutivas, memorandos y proclamaciones —desde reincorporarse a los acuerdos climáticos de París a detener la salida de la OMS o paralizar la construcción del muro con México— para borrar el legado de su predecesor y poner los cimientos de la nueva Administración. Este espíritu de renovación se ha trasladado al servicio exterior, donde la diplomacia estadounidense tiene la misión de dar un paso adelante y limar asperezas con sus socios transatlánticos tras cuatro años de tensiones. No hay tiempo que perder para cambiar de rumbo en plena marcha, mientras se conforman los mimbres de la nueva Administración.

En España, a la espera de que sea nombrado el reemplazo del embajador Richard Duke Buchan III, el encargado de poner rostro a la reconciliación es Conrad Tribble, actual ministro-consejero de la sede diplomática estadounidense en Madrid y veterano funcionario del Departamento de Estado, con misiones en Chile, Cuba, Alemania o Irak. Tribble llega a la entrevista con una mascarilla que es una declaración de intenciones: destacan dos banderas, la de España y la de EEUU. En un español salpicado por alguna expresión en inglés, desgrana por primera vez tras la asunción de Biden las nuevas prioridades de la política internacional estadounidense —las llamadas tres C, coronavirus, China y cambio climático— y repasa con El Confidencial la agenda bilateral con nuestro país.

PREGUNTA. En su última entrevista antes de abandonar su puesto en 2016 como embajador de la Administración Obama en España, James Costos aseguraba que “hay demasiados lazos económicos para que Trump cambie la relación con España”. Cuatro años después, ¿cómo diría usted que está la relación bilateral? ¿Tenía razón Costos o ha cambiado la relación entre ambos países?

RESPUESTA. La relación económica ha crecido bastante y diría que, cuatro años después, España sigue siendo muy importante para nosotros. La relación ha cambiado y se ha desarrollado, pero somos gobiernos con una relación muy positiva y profunda, y no solo por las bases de Rota y Morón, sino por los lazos económicos, entre la gente, intercambios de estudiantes y académicos, y algún día volverán los turistas de nuevo.

P. ¿Tiene EEUU intención de incrementar su presencia en las bases españolas?

R. El acuerdo se renueva automáticamente si uno de los socios no pide una renegociación. No lo hemos hecho todavía y España tampoco. Así que se renovaría este año. Previamente, ha habido discusiones públicas sobre la posibilidad de aumentar las tropas en Rota y Morón, pero no hay todavía ninguna decisión. Sé que las Fuerzas Armadas estadounidenses ven positivamente el hecho de tener fuerzas en España. Y la relación militar y operativa, y con la gente de Andalucía, es muy buena. Diría que están dispuestos a la idea, pero hay que esperar a la nueva Administración, que tiene que revisar todo como parte del complejo tema de nuestra presencia militar en Europa. Esta es la ‘big picture’.

P. La Administración de Donald Trump era vista con recelo en varios países de la UE, incluida España. El propio Pedro Sánchez, animando recientemente al voto por correo en Cataluña, calificó a Trump de “grotesco”. Las esperanzas de cambio en este sentido con Joe Biden son elevadas, ¿vamos a ver un cambio sustancial o habrá frustración por las altas expectativas?

R. La relación con España los últimos cuatro años fue bastante positiva. Ha habido tensiones en ciertos temas, pero más fuertes con otros aliados de la UE. Pero eso ya está en el pasado. En el equipo de Biden, el valor de la relación entre EEUU y la UE en el marco de la OTAN va a ser muy importante. El frente trasatlántico es el más poderoso económica, militar y políticamente. Los desafíos que tenemos, las tres C de la política exterior —coronavirus, China, cambio climático—, solo los podemos enfrentar juntos con Europa. Biden quiere reconectar con Europa y aliviar un poco algunas de las irritaciones que ha habido estos cuatro años, y lo va a hacer lo más pronto posible. Hay obstáculos prácticos por el covid, pero ese es el espíritu.

P. Trump reconoció el reclamo de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, lo que va en contra de los compromisos de España y la ONU. ¿Está en la agenda la posibilidad de revertir esta decisión?

R. Hay algunos temas globales que habrá que revisar, analizar y tomar decisiones. Tony Blinker [el nuevo secretario de Estado de Biden] ha dicho sobre varios temas, y este es uno, que primero hay que entender el contexto de la decisión tomada por la Administración anterior. No están automáticamente buscando un cambio. Habrá algunos que sí [permanecerán] y otros serán revisados. La idea no es echar atrás todo lo que hizo la anterior Administración, aunque entendemos que es un tema muy importante para España.

P. La situación en Venezuela está completamente enquistada desde hace años. ¿Tiene la Administración Biden algún plan para resolver esta crisis?

R. Es un tema bilateral muy importante, por el papel y la presencia de España en Venezuela y en la región. Blinken dijo en su audiencia ante el Congreso que vamos a seguir poniendo por delante los intereses del pueblo venezolano. Hay necesidad de enfrentar la crisis humanitaria y también la crisis de legitimidad de Maduro y su régimen. Todavía no hay decisiones específicas sobre sanciones o cómo proceder. Lo que ha prometido Blinken es consultar con el Congreso y activamente con los aliados más importantes, lo que incluye a España y la UE, para enfrentar la crisis en Venezuela desde la cooperación.

P. ¿Sigue siendo la figura de Juan Guaidó el interlocutor adecuado para Washington?

R. Para nosotros, es la figura que reconocemos como presidente interino, su legitimidad y la de la Asamblea Nacional electa hace cuatro años. Ahí seguimos.

P. Biden ha firmado el regreso de EEUU a los Acuerdos de París. ¿Esto es un símbolo o va a haber medidas concretas?

R. Un principio de la Administración Biden es reforzar y reconectar con nuestros socios y aliados en el mundo, restaurar las alianzas que hemos irritado en los últimos años y abrazar el multilateralismo, tanto en Naciones Unidas como con la UE, la OTAN, etc. Y pienso en los tres temas en que la cooperación entre EEUU y Europa va a ser esencial: no vamos a poder enfrentar covid, China y el cambio climático sin una mejor cooperación con Europa. Esto me da confianza en que también va a tener un impacto positivo en la relación bilateral con España. La inversión española en EEUU se concentra en energía verde y eso tiene un futuro amplio, casi sin límites. La cooperación entre EEUU y la UE respecto al desafío que supone China es necesaria y España tiene un papel ahí como miembro de la UE. Tenemos mucho que hablar y consultar con España.

P. Pese a que el covid-19 se originó en China, han sido los primeros en controlarlo, en reactivar la economía y producen vacunas a un ritmo superior al de la UE. ¿Cómo va a enfrentar EEUU la victoria del relato chino?

R. Es verdad que China ha podido controlar el virus, pero con medidas que nosotros creo nunca podríamos tomar —y que tal vez no quisiéramos llevar a cabo—, porque es una sociedad diferente, con un sistema político diferente y valores que no compartimos. Nosotros —Europa, EEUU, las democracias liberales— no podemos permitir algunas medidas que permiten otros sistemas. Pero si podemos aprender algo de un país para manejar una crisis así, debemos aprenderlo.

En cuanto a la imagen, no es importante para mí. No estamos en una competición y no estoy tratando de hablar mal de China. Creo que podemos tener confianza en nuestros sistemas y valores, y debemos reforzarlos, domésticamente también. En mi país, tenemos una discusión bastante activa sobre este punto: cómo somos como sociedad y cómo debemos ser, y los valores más importantes que compartimos. Yo puedo llevar esos valores afuera con toda confianza, pero con humildad, para conectar con el mundo. No pienso cómo puedo hacer algo mejor que los otros, sino qué puedo hacer yo para conectar con la gente sobre la base de valores que compartimos. No tengo ningún miedo de que haya otro sistema con otros valores que tenga una ventaja estratégica a largo plazo en España.

P. EEUU insiste en el desafío común de China, pero en Europa la actitud sobre Pekín difiere mucho entre países, desde los más críticos a los más pragmáticos. ¿Tiene el Gobierno de Biden algún plan para implicar más a sus socios europeos en este frente geopolítico?

R. El desafío de China tiene varios aspectos. Para todos los países, China es adversario y competidor en algunos temas, y también socio y colaborador en otros, especialmente el cambio climático. Es el desafío más grande que enfrentamos como país. Tenemos que aceptar las cosas como son, trabajar con China en lo que tenemos que trabajar, enfrentar y hacer fuerza donde hay que hacerlo, y arreglar la competición económica para que podamos convivir dentro de un orden regulado y abierto a todos. Estoy preocupado, como ciudadano y diplomático, por la politización y la vulnerabilidad de algunos países democráticos hacia movimientos no democráticos. Aquí en Europa y también en EEUU. No es el atractivo del modelo chino lo que me preocupa, sino el impacto de la globalización y las desigualdades —empeoradas por la globalización—. Eso es lo que tenemos que enfrentar: podemos hacerlo juntos y es una manera orgánica de enfrentar el modelo chino.

P. Estas tendencias antidemocráticas se han visto materializadas en EEUU en el reciente asalto al Capitolio, pese a los llamados de Biden a la unidad. ¿Cómo va a lograr superar la polarización si todavía hay grandes sectores de la población que piensan que su presidencia es ilegítima?

R. Es el gran desafío político interno del presidente. Todos vimos con horror lo que estaba pasando el 6 de enero. Nunca debió pasar, pero pasó, y tenemos que analizar por qué y hacer algo. Tengo confianza en el pueblo americano. Siempre hemos podido salir de nuestras crisis. La mejor manera de crear unidad es lograr éxitos para el pueblo americano —manejar la crisis del covid, bajar los números, hacer las vacunaciones, ayudar económicamente a la gente que lo necesita—.

El Partido Republicano está en medio de una discusión muy fuerte, a veces agresiva, sobre su futuro. Eso es normal: cuando un partido pierde las elecciones, tiene que analizar qué pasó. Yo no lo puedo predecir, y somos diplomáticos, no puedo comentarlo, pero Biden está ahí para tratar de intentar buscar a quienes pueden unirse a él en busca de políticas moderadas de centro para lograr ciertos éxitos concretos. El presidente tiene que movilizar a las mayorías y convencer a la opinión pública con sus hechos.

P. ¿Teme la diplomacia estadounidense que Trump pueda salirse del perfil discreto e institucional de los expresidentes y pueda alimentar ciertas tensiones internacionales?

R. Puedo imaginarme que no se comportará como todos los expresidentes. Ha sido un presidente muy disruptivo y tal vez se convierta en un expresidente que busca un nuevo papel. Será él quien tome esa decisión. Pero no veo que eso vaya a tener ningún impacto en las relaciones internacionales. El mundo reconoce que hay un nuevo presidente y un nuevo equipo. Lo que dice un expresidente es eso, lo que dice un expresidente. Ya no tiene autoridad, ni responsabilidad. Internamente, tal vez buscará un papel importante. Vamos a ver.

P. ¿Cree que en este nuevo espíritu de reconciliación se eliminarán los aranceles que han afectado a productos españoles como el jamón, el queso o el aceite?

R. No tengo ninguna novedad al respecto. El tema de los aranceles y los desacuerdos comerciales entre la UE y EEUU en comercio es el nuevo equipo quien tiene que abordarlo con la UE. Hay soluciones posibles para aliviar los aranceles, pero eso va a ser resultado de una negociación y consultas entre la UE y EEUU. Creo que hay voluntad de buscar una solución. Como Biden reconoció en campaña, necesitamos trabajar y cooperar estrechamente con nuestros aliados en Europa, y uno no hace esto provocando irritaciones y desacuerdos. Pero no es algo que se pueda hacer automáticamente. Hay ciertos aranceles que afectan a España que no están directamente ligados a Boeing-Airbus, tienen otro fundamento legal, etc. Es imposible incluirlos todos, habrá que hacer un análisis y negociar con Bruselas.

P. ¿Quiere decir que todas las decisiones de Trump son reversibles?

R. Han visto que algunas ya han sido revertidas, como el Acuerdo de París. En general, en política exterior, hay tradición —y por buenos motivos— de que los gobiernos cumplan con los acuerdos y compromisos de los gobiernos anteriores. Por otro lado, es cierto que un nuevo Gobierno tiene nuevos alineamientos y un nuevo pensamiento, de manera que esos acuerdos pueden cambiar. Ya se ha visto que hemos cambiado algunas políticas, creo que para mejor, que nos reintegran al trabajo internacional y la cooperación en temas globales. Pero eso no quiere decir que vayamos a revertir todas las decisiones de la Administración anterior.

P. ¿Esto incluye la oposición de EEUU a los gigantes tecnológicos chinos como Huawei y sus planes para desplegar redes 5G?

R. En esto, imagino que habrá más continuidad que cambio, pero todavía habrá que verlo. La preocupación por China es bipartidista en Washington. No habrá cambio respecto a la preocupación por las redes 5G y las inversiones de Huawei en otras empresas. Eso va a seguir, con más consultas con Europa sobre cómo prevenir y mantener la seguridad de las redes por donde pasan el comercio, los datos personales, etc.

P. Y sobre la tasa Google, ¿habrá más entendimiento con la UE en sus planes por aumentar la carga fiscal de las grandes tecnológicas?

R. Hay una discusión también en EEUU sobre el papel de Facebook y estas grandes tecnológicas en la sociedad y la política del país, que es similar a las discusiones en Europa. Pero tenemos que buscar una solución multilateral, en el marco de la OCDE. No estamos a favor de los impuestos unilaterales de algunos países como España.

P. ¿Está considerando Biden desactivar los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton que abren la puerta a demandas y sanciones para empresas de capital español?

R. Pongo eso en la categoría de políticas que se van a revisar, pero no puedo predecir ninguna decisión. Biden estuvo involucrado en la apertura a Cuba durante la era Obama, y comparte esta filosofía. Pero en cuanto a decisiones específicas, es muy temprano.