El presidente de Italia da dos días a Conte para eludir la gran crisis

Con Italia completamente dividida y angustiada por la pandemia, se ha abierto una crisis de gobierno de resultado incierto tras la dimisión del primer ministro, Giuseppe Conte, presentada ayer al presidente, Sergio Mattarella. Este miércoles, por la tarde, el jefe del Estado inicia rápidas consultas en el palacio del Quirinal con las fuerzas políticas para encontrar una solución lo antes posible. Conte se ha visto obligado a dimitir porque no contaba con apoyos parlamentarios suficientes, sobre todo en el Senado, para afrontar los grandes retos que tiene el país tras el abandono de la coalición de Matteo Renzi, líder de Italia Viva.

El primer ministro en funciones confía en que el presidente de la República le encargue la formación de un nuevo gobierno, que sería el tercero en dos años y ocho meses desde el inicio de su primer mandato. Pero Mattarella ya le ha advertido que solo le dará el encargo si cuenta con una sólida mayoría para llegar al final de la legislatura, hasta el 2023. Mattarella ha señalado a Conte y a las fuerzas políticas que no se puede perder tiempo. De ahí que Conte haya iniciado una carrera contrarreloj para ganar nuevos apoyos. Hasta ahora, el primer ministro funciones ha mostrado unas extraordinarias dotes de supervivencia. Formó un primer gobierno de centro derecha, un segundo de centro izquierda y ahora aspira a presidir un tercer gabinete. Pero esta vez Mattarella pone especiales condiciones: se trataría de un gobierno fuerte y competente, con una coalición amplia y unida, capaz de superar los retrasos acumulados y poder afrontar los dos durísimos años que le esperan a Italia hasta el final de la legislatura.

Si Conte, tras abrir la crisis con su dimisión, también la cerrara, batiría un récord, porque salvo Giulio Andreotti no se recuerda un político con su capacidad de supervivencia. Conte le gana incluso en los saltos culturales y políticos que ha dado en menos de tres años en el poder. Un periodo que acaba con la sensación de debilidad en muchos ministerios, sobre todo en los populistas del Movimiento 5 Estrellas (M5E), y cierta confusión en la adopción de medidas.

Ahora, a Conte no le bastará con su instinto de supervivencia. Pretende renacer de sus propias cenizas con una tercera mayoría diversa de las dos anteriores. Está empeñado en una desesperada caza de «responsables» y «constructores», eufemismo con el que ahora son llamados los tránsfugas. Algunos parlamentarios de centro señalan que podrían formar un nuevo grupo de unos 15 senadores, pero seguramente sería insuficiente, sin el refuerzo de Italia Viva de Renzi, para formar la mayoría sólida que pide Sergio Mattarella.

Varios escenarios

Conte no las tiene todas consigo. De momento, cuenta los tres partidos que forman la coalición (Partido Democrático, M5E y Libres e Iguales). Pero ya empiezan a aparecer declaraciones de dirigentes de la coalición que advierten que pueden surgir otros candidatos. «Conte no puede ser primer ministro a toda costa, aunque el sentido común nos oriente en esa dirección», dijo en la tarde del martes Dario Marucucci, líder del grupo parlamentario del Partido Democrático (PD) en el Senado.

Desde Bruselas, se observa con preocupación a Italia, pero tampoco consideran a Conte indispensable. Desde hace días, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, del PD, señala que la prioridad son las reformas y un gobierno estable, y mejor si se evita el voto. Surgen así otros nombres de la coalición que podrían sustituir a Conte, si este fracasa en su objetivo de alcanzar nuevos apoyos. Entre ellos se cita al presidente de la Cámara de diputados, Roberto Fico (46 años), del M5E, y Dario Franceschini (62), ministro de Cultura y Turismo en funciones, del PD.

Una tercera hipótesis es la de un escenario institucional con una figura independiente, para alargar lo más posible la mayoría. En los últimos días se ha lanzado el nombre de Marta Cartabia (57), expresidenta del Tribunal Constitucional.

Entretanto, en el centro derecha Matteo Salvini (Liga) y Georgia Meloni (Hermanos de Italia) piden elecciones anticipadas, mientras Silvio Berlusconi confiesa estar dispuesto a un gobierno de unidad nacional o bien a elecciones.