Sin Nochebuena y sin noche de fin de año

Los encuentros familiares de Nochebuena y Nochevieja se viven este año de otra manera. Las restricciones sanitarias lo marcan todo. El anhelo de cuando todo era normal está presente, especialmente, entre los transportistas aragoneses que se vieron atrapados en Reino Unido por el cierre de fronteras el pasado 25 de diciembre y que ahora tampoco van a poder disfrutar de ese calor del hogar puesto que ya están de camino a sus nuevos destinos. Ejemplo de ello son Francis y Fernando, a quienes les tocó vivir la semana pasada los días más amargos del año. Socios de la cooperativa aragonesa de transporte (Transcoop), ambos estuvieron retenidos desde el sábado 19 de diciembre hasta el día de Navidad en el Reino Unido sin poder regresar a casa.

Según relata Francis Maxim, aquellos días fueron especialmente duros por las condiciones en las que estuvieron: «Hemos estado en unas condiciones muy malas. Empezaron a repartir comida en los últimos días. Vamos dos personas en estas cabinas para que el viaje sea más cómodo y repartirse un sándwich y una botella de agua para dos es muy difícil, no se puede vivir así», explica enfadado.

Después de descargar en Manchester y realizarse una prueba PCR, dando resultado negativo, fue cuando pudieron volver a España tras una semana en tierras británicas. Pero la vuelta no fue la más cómoda ni mucho menos, porque según Maxim, agruparon a 30 personas en un mismo vagón de tren con unas condiciones de limpieza que «no eran ni mucho menos las más adecuadas después de que el pasaje por camión nos costase 300 euros cada viaje», añade. «Deberían poner más vehículos a nuestra disposición porque somos personas, y no hemos sido pocos, ya que hemos estado más de 15.000 personas atrapados aquí», enfatizaba.

Su familia le echó de menos esos días, como a todos y cada uno de los transportistas afectados que vivieron una Navidad atípica y que para muchos la última noche del año se antoja de igual manera. Maxim, indignado, critica que les trataron como a «perros tirados en la calle» y mientras que «la gente ha podido pasar estos días con sus familias, nosotros nos hemos tragado todo eso y aun encima se te ríen en la cara», apostilla.

Fernando Venezia asumía que, de nuevo, no podrá estar con su familia en esta fecha tan señalada, aunque ahora por un motivo bien distinto como es el laboral y no por la retención en un país que no le correspondía: «No poder ver a la familia en parte es la vida del camionero».

Y es que, una vez más, el destino laboral le lleva a estar cruzando de nuevo las fronteras francesas y británicas para realizar una nueva descarga. Aunque echando la vista atrás, Venezia recuerda lo que para él fue una «guerrilla de tira y afloja» entre los países: «Se podría haber tratado con más respeto a las personas. El Reino Unido nos dio un sándwich como diciendo de hambre no se van a morir. Pero el problema no era el bocadillo, y por razones políticas no se tuvo en cuenta al ciudadano», explica. «Nos tuvieron retenidos como delincuentes en contra de nuestra voluntad y eso no podían hacerlo. A mí eso no me parece ético», critica este camionero.

Después de una semana retenidos en el Reino Unido, ahora tienen que volver a las andadas y la carretera les espera. Personas como Francis o Fernando no pasaron la Nochebuena en familia por razones ajenas, ni lo harán ahora tampoco en una fecha tan señalada como Nochevieja.