«No atraeremos a empresas punteras con impuestos alemanes o noruegos pero con sueldos españoles»

Durante 2020 Madrid se ha alzado con el primer puesto entre las comunidades autónomas más competitivas en términos fiscales. Madrid encabeza así el índice de competitividad fiscal, elaborado por la Fundación para el Avance de la Libertad (Fundalib) junto a la Tax Foundation de Estados Unidos. Por contra, Cataluña se sitúa como la comunidad con mayor carga fiscal. En el Foro ABC «Madrid, fiscalidad competitiva» se ha analizado este viernes la intención de restablecer impuestos que prácticamente han desaparecido y que se plantean en los Presupuestos Generales de 2021, así como la armonización fiscal que proyecta el Gobierno.

Tras la intervención del consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández Lasquetty, quien inauguró el foro moderado por Yolanda Gómez, subdirectora de ABC; el resto de ponentes defendieron la necesidad de que Madrid, y España, compitan fiscalmente con otros países de su entorno para atraer trabajadores y empresas punteras. En este sentido, Cristina Enache, economista, miembro de Tax Foundation y autora del Índice Autonómico de Competitividad Fiscal destacó que España no se puede permitir tener unos tipos impositivos más elevados que, por ejemplo, Noruega, Alemania o Reino Unido mientras los ingresos de los trabajadores sean más bajos. «No atraeremos ni retendremos a capital humano altamente cualificado ni a empresas punteras con impuestos alemanes o noruegos pero con sueldos españoles, que son más bajos que los de estos países. Se debería reducir el IRPF no al nivel de Madrid, sino por debajo de los tipos impositivos de la capital», indicó Berechet.

La idea de que España debe contar con metrópolis que compitan con otras a nivel internacional fue recogida por Jesús Quintas, economista, vocal del consejo directivo del REAF y miembro de la junta del colegio de Economistas de Madrid. «Tenemos que preocuparnos de ser competivivos respecto a países en similares condiciones a las nuestras y facilitar el hacer que sea más barato trabajar en España», argumentó Quintas. «De los datos de los últimos años se desprende que a Madrid le está yendo mejor que a Barcelona, ya que atrae a gente con conocimiento y talento y nuevas tecnologías. No hay que castigar a las metrópolis, sino fomentar que tengan competitividad a nivel internacional», apostilló.

Por su parte, Miguel Garrido, presidente de la Confederación Empresarial de Madrid-CEOE (CEIM), subrayó que el crecimiento de Madrid en las últimas décadas «no es casualidad» sino que han sido propiciados por «una política acertada de contención fiscal», que no dudó en calificar de «valiente». «Es evidente que en Madrid disfrutamos de un clima que favorece la actividad empresarial, se contrata más, hay menos paro y, por lo tanto, menos desigualdad. Se ha generado más actividad, más renta y más recaudación y las empresas madrileñas son más competitivas», subrayó.

«Un modelo de gastos impropios»

Sobre los cambios fiscales que quiere introducir el Gobierno tras los pactos para aprobar los Presupuestos, Juan José Rubio, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Castilla-La Mancha, denunció que no solo se suben impuestos para financiar servicios públicos fundamentales, sino también para sufragar «gastos impropios». «No podemos financiar un estado paralelo en el que determinadas fuerzas políticas intentan imponer un modelo que les beneficia para desarrollar un modelo de gastos impropios. Tenemos que ser contundentes y oponernos a esto», defendió.

Al hilo de la intención del Gobierno de revisar el sistema y lograr la armonización fiscal entre territorios, el presidente de CEIM, ha recordado que muchos de los que defienden esa armonización, «aparte de disimular la pretensión de una subida de impuestos», lo que hacen también es «tapar sus vergüenzas porque lo han hecho mal». «Por ejemplo, el presidente de Valencia, que está obsesionado con Madrid, ha llegado a decir que Madrid es menos solidaria, pero la aportación neta de Madrid -lo que ingresa en la cuenta menos lo que recibe- es diez veces superior a la de Valencia», apostilló Garrido. «Madrid es la región más cumplidora. En España, la economía sumergida es del 23%, pero en Madrid es la más baja junto al País Vasco, con el 16% del PIB. Sin embargo, en Valencia alcanza el 25% de economía sumergida, más que la media española. A lo mejor el presidente de esta región se debería preocupar más de conseguir que los valencianos cumplieran más con sus obligaciones fiscales en vez de acusar a otra región de insolidaridad, cuando es precisamente lo contrario. El mantra de la deslealtad del ‘dumping’, del paraíso fiscal es absolutamente falso según ha quedado demostrado», argumentó Garrido.

Recogió el guante Juan José Rubio, quien quiso destacar que no hay que olvidar que «la comunidad más solidaria respecto al resto es Madrid». «De los datos por habitante ajustado se extrae que Madrid es la primera en capacidad fiscal, la que más recauda, pero a la hora de recibir se encuentra en duodécima posición», explicó. «Si ponemos pegas a Madrid en cuanto a la generación de recursos, esto puede tener un efecto de segunda vuelta en el resto de comunidades sin suficiente capacidad fiscal», advirtió.

Sobre la armonización fiscal, Quintas afirmó que no se puede ir eligiendo impuestos a la carta y recordó que «la única comunidad que respetaba las tarifas estatales que había era Madrid con algunos pequeños descuentos». «Al final penalizamos al que baja impuestos y premiamos al manirroto: hay más desviación al poner tipos por encima de la referencia que por debajo», concluyó.

Asimismo, los ponentes destacaron la rareza que suponen a día de hoy impuestos como el de Patrimonio o Sucesiones. «El impuesto de Patrimonio no se aplica en ningún país de la UE y fuera de esta solo en Noruega, Leichenstein y en algunos cantones de Suiza. Por otro lado, hay 15 países que han abolido el Impuesto de Sucesiones« recordó Juan José Rubio, quien subrayó que Portugal acaba de suprimir Patrimonio y de Sucesiones.

«Extremadura tiene, por ejemplo, unos tipos impositivos sobre el impuesto de Patrimonio que llegan hasta el 3,75%; este es el impuesto más alto no de España, sino del mundo. Estamos hablando de una comunidad autónoma con unas de las rentas más pobres de España y Europa con uno de los impuestos más altos del mundo; no tiene sentido», criticó Berechet. «Es importante tener estabilidad y certeza fiscal y no aprobar cambios legislativos como en La Rioja, donde se ha eliminado la bonificación en Patrimonio ya que con los cambios de gobierno hay cambios fiscales, esto desconcierta a Gobiernos, trabajadores y empresas», sentenció