El Banco de España advierte de que el coronavirus dejará “daños permanentes” en el potencial de crecimiento

La actividad económica anterior a la pandemia no se recuperará antes de 2022, afirma el Banco de España en su informe anual, presentado hoy mismo y en el que considera como más probable un hundimiento del PIB del 12% este año, aunque la peor previsión sigue instalada en el 15%. En abril, en los peores momentos de la pandemia, los servicios técnicos de la Institución tenían casi listo el tradicional “informe anual”, a la espera tan solo de incluir los últimos datos estadísticos. La magnitud de la pandemia hizo que el equipo que encabeza Pablo Hernández de Cos cambiara los planes y elaborara un “informe anual” monógrafico, centrado en las consecuencias económicas de la Covid-19 y los escenarios futuros.

El Banco de España entiende que hay que hablar de dos fases sucesivasUna primera, la actual, en la que el objetivo fundamental es impedir que la economía se hunda todavía más, para lo que es necesario dedicar todos los recursos posibles e implica, en definitiva, más gasto. La segunda fase, que solo llegaría cuando haya pasado lo peor de la crisis y empiece a verse el horizonte más despejado, en la que habría que iniciar el camino hacia el denominado “equilibrio fiscal”, es decir, a la equiparación de ingresos y gastos y la reducción de la deuda. Los expertos del Banco de España, que prevén que la deuda pública supere el 115% del PIB, estiman que si se adoptan las medidas adecuadas en el espacio de un decenio la deuda podría volver a estar por debajo del 100% del PIB.

Retos y desafíos

El Informe Anual del Banco de España, que siempre ha sido un documento esencial para conocer la situación de la economía española, incluye en esta ocasión otra novedad. Detalla los que define como retos anteriores a la pandemia y nuevos desafíos. Enumera nueve, entre los que destaca, porque la Institución nunca había abordado el asunto, “reducir la desigualdad”. Estima que la crisis de la Covid-19 incide con mayor intensidad sobre los colectivos más vulnerables, algo que podría suponer “un deterioro adicional en los niveles de desigualdad”. En ese sentido, el Banco de España considera, que “el Ingreso Mínimo Vital puede resultar útil para reducir el nivel de pobreza extrema de ciertos colectivos, pero su diseño y aplicación se enfrentan a algunos retos significativos”. Los otros ocho retos/desafíos son los siguientes, unos más tradicionales que otros en las recomendaciones/sugerencias del Banco de España: Abordar los desafíos del envejecimiento poblacional; afrontar los cambios post-Covid en los procesos de globalización y digitalización; reforzar la sostenibilidad de las finanzas públicas; favorecer la transición hacia una economía más sostenible; mantener un sector financiero saneado; reducir el desempleo y la precariedad laboral; mejorar la dinámica de la productividad y avanzar en el desarrollo institucional europeo. Por otra parte, el equipo del Banco de España, defiende que aunque no es, ni mucho menos, el momento de hacer ajustes sino de ayudar a la economía, sí es el momento adecuado para definir y diseñar esos ajustes imprescindibles y, además explicar cómo se harán. Es decir, además de atender a lo urgente, hay que empezar a diseñar el futuro, una tarea que como ya apuntó el Gobernador en su comparecencia en la Comisión para la Reconstrucción debería abarcar más de una legislatura.

Daño permanente

El Banco de España, de forma más inmediata, prevé que “la profundidad” de la actual crisis económica “provocará daños permanentes en el crecimiento potencial” de la economía española que, además, apunta que “ya era modesto antes de la pandemia”, lo que podría ser una velada crítica a cierta complacencia anterior del Gobierno con la situación general. El informe de la Institución que gobierna Pablo Hernández de Cos, muy exhaustivo, señala al “bajo crecimiento de la productividad” como el principal factor determinante del “modesto crecimiento potencial” de la economía española. Apunta que hay factores estructurales que limitan las ganancias de productividad en una mayoría amplia de sectores. Destaca que el peso de las empresas de menor tamaño en España es relativamente elevado, ya que las que tienen menos de 5 trabajadores son el 78% del total en 2019, frente al 69% en los países de la Unión Económica y Monetaria (UEM). Varias causas explican la proliferación de empresas pequeñas, incluso diminutas:1) hay regulaciones que aumentan las cargas de las empresas si superan cierto tamaño; 2) las trabas a la unidad de mercado –disparidad de normas autonómicas- pueden limitar la creación de empresas y 3) la solidez financiera de las pymes es otro elemento que las hace vulnerables ante la crisis actual su crecimiento.

La baja productividad, por otra parte, también se explica por razones educativas y tecnológicas. La formación –educación- de la población española ha mejorado en los últimos años, pero todavía existe un déficit significativo con respecto al promedio de la Unión Europea. Por otra parte, la inversión en actividades de I+D sobre el PIB en España, tanto del sector público como del privado, es un 26% y un 54% inferior al del promedio de la Unión Europea. El Banco de España también constata que la tasa de temporalidad en el mercado de trabajo alcanza el 25,2% del empleo total, frente al 13,9 registrado en los demás países de la UEM. Para corregirlo, los expertos de la Institución sugieren, sobre todo, una revisión del sistema de contratos y reducir la rotación laboral.

Pensiones

El Banco de España calcula que en los próximos 25 años, la tasa de dependencia aumentará más de 25 puntos porcentuales, hasta situarse en el 56,1%, lo que traerá implicaciones en muchas áreas clave de la economía, como el crecimiento, la productividad y la fiscalidad. Ante esa situación plantea la necesidad de introducir medidas para reforzar la sostenibilidad del sistema público de pensiones y aboga por “la prolongación de la vida laboral”, es decir, retrasar la edad de jubilación, lo que también requeriría reforzar la formación continua, sobre todo de los trabajadores de más edad y cambios en las condiciones laborales.

La crisis, por otra parte, afectará de lleno a la situación de los bancos que verán cómo se deteriora su cartera crediticia y les obligará a reducir sus costes de explotación y mejorar la eficiencia. En los últimos tiempos, si el PIB caída un 1%, la morosidad crecía un 0,7%. Eso significa que con un desplome del 12% del PIB, la morosidad se dispararía hasta el 8%. Pues bien, en el Banco de España temen que pueda ser más. No obstante, también creen que si se demuestra que en 2021 la economía repunta de forma sostenible, habrá un importante alivio en los resultados de las entidades financieras.

El Banco de España también constata el hundimiento, la paralización del sector turístico español que, en abril, registró una actividad nula. El Informe explica que la recuperación dependerá sobre todo del regreso del turismo extranjero, porque la capacidad del nacional para mitigar la caída del gasto turístico que realizaban los extranjeros es limitada y solo representa alrededor del 40% del gasto total anterior y que cada punto de caída del PIB del gasto turístico supone un 1,2 de descenso de la economía española.

Las mujeres y los menores de 35 años han sido y son los trabajadores más afectados por la Covid-19, ya que están sobrerrepresentados en las llamadas “industrias sociales”, que han sido las más afectadas por el confinamiento, como la hostelería, el comercio, la educación, actividades artística y recreativas”. Estas industrias ocupan al 48% de las mujeres y al 48% de los menores de 35 años, un rasgo que se mantiene estable en el tiempo. Los expertos del Banco de España constatan, además, que todos estos grupos tienen, de media, salarios inferiores a los del resto de los trabajadores y que los más afectados por esta crisis no siempre viven en los hogares con menos rentas, algo que formaría parte –no toda- de la explicación del aumento de la reducción del gasto durante la pandemia