El arca de la Alianza y la elección de Leví.
En aquel tiempo Yahvé me dijo: «Labra dos tablas de piedra como las primeras y sube donde mí a la montaña; también te harás un arca de madera. Yo escribiré en las tablas las palabras que había en las tablas primeras que rompiste, y tú las depositarás en el arca.» Hice un arca de madera de acacia, labré dos tablas de piedra como las primeras y subí a la montaña con las dos tablas en la mano. El escribió en las tablas lo mismo que había escrito antes, las diez Palabras que Yahvé había dicho en el monte, de en medio del fuego, el día de la Asamblea, y Yahvé me las entregó. Yo me volví y bajé del monte, puse las tablas en el arca que había hecho y allí quedaron, como me había mandado Yahvé.
Los israelitas partieron de los pozos de Bené Yaacán, hacia Moserá. Allí murió Aarón y allí fue enterrado. Le sucedió en el sacerdocio su hijo Eleazar. De allí se dirigieron a Guidgad y de Guidgad a Yotbá, lugar de torrentes. En aquel tiempo Yahvé apartó a la tribu de Leví para llevar el arca de la alianza de Yahvé, y para estar en presencia de Yahvé, para estar a su servicio y para dar la bendición en su nombre hasta hasta el día de hoy. Por eso Leví no ha tenido parte ni heredad con sus hermanos: Yahvé es su heredad, como le dijo Yahvé tu Dios.
Yo me quedé en el monte, como la primera vez, cuarenta días y cuarenta noches. También esta vez me escuchó Yahvé: no quiso destruirte. Y me dijo Yahvé: «Levántate, ve a ponerte al frente de este pueblo, para que vayan a tomar posesión de la tierra que yo juré a dar a sus padres.»
La circuncisión del corazón.
Y ahora, Israel, ¿qué te pide Yahvé tu Dios, sino que temas a Yahvé tu Dios, siguiendo todos sus caminos, amándolo, sirviendo a Yahvé tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, guardando los mandamientos de Yahvé y sus preceptos que yo te prescribo hoy, para que te vaya bien? Mira: De Yahvé son los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y cuanto hay en ella; pero sólo de tus padres se prendó Yahvé, amándolos, y eligió a su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como sucede hoy. Circuncidad vuestro corazón y no endurezcáis más vuestra cerviz, porque Yahvé vuestro Dios es el Dios de los dioses y el Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no es parcial ni admite soborno; que hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero, a quien da pan y vestido. (Amaréis al forastero porque forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto.) A Yahvé tu Dios temerás, a él servirás, te apegarás a él, y en su nombre jurarás. El es tu alabanza y él es tu Dios, que ha hecho por ti esas cosas grandes y terribles que han visto tus ojos. No más de setenta personas eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y Yahvé tu Dios te ha hecho ahora numeroso como las estrellas del cielo.
La experiencia de Israel.
Amarás a Yahvé tu Dios y guardarás sus consignas, sus preceptos, normas y mandamientos, todos tus días. Vosotros sabéis hoy – (no vuestros hijos, que ni lo saben ni lo han visto) la lección de Yahvé vuestro Dios, su grandeza, su mano fuerte y su tenso brazo – sus señales y sus hazañas, las que realizó en Egipto, contra el Faraón rey de Egipto y contra todo su territorio; lo que hizo con el ejército de Egipto, con sus caballos y sus carros, precipitando sobre ellos las aguas del mar de Suf cuando os perseguían, y aniquilándolos Yahvé hasta el día de hoy; lo que ha hecho por vosotros en el desierto hasta vuestra llegada a este lugar; lo que hizo con Datán y Abirón, hijos de Eliab el rubenita, cuando la tierra abrió su boca y los tragó en medio de todo Israel, con sus familias, sus tiendas y todos los que les seguían, en medio de todo Israel. Pues habéis visto con vuestros propios ojos toda esta gran hazaña que ha hecho Yahvé. .
Promesas y advertencias.
Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que os hagaís fuertes y lleguéis a poseer la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión, y para que prolonguéis vuestros días en la tierra que Yahvé juró dar a vuestros padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel. Porque la tierra en la que vas a entrar para tomar en posesión no es como el país de Egipto del que habéis salido, donde sembrabas tu semilla y luego regabas con ayuda de tu pie, como en un huerto de hortalizas. Sino que la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión es una tierra de montes y de valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo; una tierra de la que se cuida Yahvé tu Dios; los ojos de Yahvé tu Dios están constantemente puestos en ella, desde que comienza el año hasta que termina.
Y si vosotros obedecéis puntualmente mis mandamientos, que yo os prescribo hoy, amando a Yahvé vuestro Dios y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, yo daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia de otoño y lluvia de primavera, y tú podrás cosecharás tu trigo, tu mosto y tu aceite; yo daré a tu campo hierba para tu ganado, y comerás y te hartarás. Cuidado, que no se pervierta vuestro corazón y os descarriéis y deis culto a otros dioses, y os postréis ante ellos; pues la ira de Yahvé se encendería contra vosotros y cerraría los cielos, no habría más lluvia y el suelo no daría su fruto y vosotros desapareceríais bien pronto de esa tierra buena que Yahvé os da.
Conclusión.
Poned estas palabras mías en vuestro corazón y en vuestra alma, atadlas como una señal a vuestra mano , y sean como un signo entre vuestros ojos. Enseñádselas a vuestros hijos, hablando de ellas tanto si estás en casa como si vas de camino, así acostado como levantado. Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas, para que vuestros días y los días de vuestros hijos en la tierra que Yahvé juró dar a vuestros padres sean tan numerosos como los días del cielo sobre la tierra. Porque, si de verdad guardáis todos estos mandamientos que yo os mando practicar, amando a Yahvé vuestro Dios, siguiendo todos sus caminos y apegándoos a él, Yahvé desalojará delante de vosotros sobre todo el territorio que pisen vuestros pies, como él os ha dicho.
Mira: Yo pongo hoy ante vosotros bendición y maldición. Bendición si escucháis los mandamientos de Yahvé vuestro Dios que yo os prescribo hoy. Maldición si desoís los mandamientos de Yahvé vuestro Dios, si os apartáis del camino que yo os marco hoy, para seguir a otros dioses que no habíais conocido. Cuando Yahvé tu Dios te haya introducido en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión, pondrás la bendición sobre el monte Garizín y la maldición sobre el monte Ebal. (¿No están al otro lado del Jordán, detrás del camino del poniente, en el país de los cananeos que habitan en la Arabá, frente a Guilgal, cerca de la Encina de Moré?) Ya que vais a pasar el Jordán para ir a tomar posesión de la tierra que Yahvé vuestro Dios os da, cuando la poseáis y habitéis en ella, cuidaréis de poner en práctica todos los preceptos y normas que yo os pongo delante hoy.