Que Felipe González sigue siendo la bestia negra del sanchismo lo demuestra cada vez que abre la boca para criticar la deriva del Gobierno, al que hace unos días comparó con «el camarote de los hermanos Marx». Las relaciones se rompieron después de que González se proclamara «engañado» por Pedro Sánchez tras su negativa a investir a Rajoy en 2016. Y pese a los esfuerzos de Ferraz de aparentar que hay paz, ésta nunca se ha sellado.
El abismo emocional entre el viejo y el nuevo PSOE es tal que hoy Sánchez asiste indolente a la cruzada de sus socios de coalición contra quien fue el gran líder del socialismo. Nótese la diferencia: «Yo me siento muy orgulloso de Felipe González», entonó el entonces candidato a la Presidencia en el debate de investidura de marzo de 2016 tras el ataque descarnado de Pablo Iglesias («desconfíe de los consejos de quien tiene el pasado manchado de cal viva»). Ayer, sin embargo, el banco socialista ni se inmutó cuando Bildu le acusó directamente de ser «el señor X» de los GAL. Calvo calló y su silencio fue más estrepitoso después de que Pablo Casado (PP) defendiera a González: «Sus socios quieren humillarle investigándole aquí en esta Cámara. Ya le adelanto que yo me opondré, por el respeto que yo sí le tengo», informa Ana I. Sánchez.
En ese instante el PSE alimentaba la hoguera. «Veo a Felipe González actualmente muy lejos del PSOE, como militante y conceptualmente», afirmó Eneko Andueza, presidente en Guipúzcoa, que se atrevió a enseñarle la puerta de salida: «(El partido) tiene que decir a Felipe González que ya basta». Andueza calificó de «asqueroso» los GAL y extendió la sombra de la sospecha al declarar que si el Gobierno de entonces «tiene algo que ver con eso, lo que haya hecho que lo pague». El partido colgó este dardo abriendo la web.
Los aliados de Sánchez han resucitado la «guerra sucia» del Estado contra el terrorismo de ETA al calor de un viejo documento desclasificado de la CIA que atribuye a González la creación de los GAL en los ochenta. El PNV apoya la iniciativa de Bildu para crear una comisión de investigación en el Parlamento sobre el terrorismo de Estado, a la que se suman los partidos independentistas catalanes. Todos ellos han escrito incluso una carta a los eurodiputados para que el Parlamento de la Unión Europea también investigue a González por su supuesta relación con el grupo terrorista. Le piden al Gobierno que reaccione y, como mínimo, retire al expresidente su «tratamiento de honor».
PSOE, PP y Ciudadanos se oponen a remover ese negro pasaje de la historia, ya juzgado por los tribunales, mientras que Podemos, que azuza y celebra en lo íntimo el linchamiento de González, se esconde. Con un pie en el Consejo de Ministros, oficialmente dice estudiar con «cuidado» la propuesta de Bildu porque el informe de la CIA «no aporta nada nuevo»: se basa en recortes de periódicos de la época, recalcó el portavoz, Echenique.
