Los juicios pendientes atascan la puesta en marcha de la Justicia en Aragón

El relanzamiento de la actividad judicial en Aragón a partir de ayer, al reanudarse los plazos procesales, se va a topar con un gran atasco debido a la existencia de un elevado número de vistas orales que se han ido posponiendo desde que se impuso el estado de alarma.

Además, según denuncian los abogados de Zaragoza, que han hecho llegar una carta de protesta a su colegio profesional, las severas restricciones sanitarias impuestas el pasado viernes limitan y dificultan la realización de trámites y coartan el derecho de defensa, con el consiguiente empantanamiento de los asuntos.

«A partir de ahora, de lunes a viernes, se van a llenar todas las salas», reconoce María Ángeles Júlvez, directora general de Justicia de la DGA, que subraya que, pese a todo, la Justicia no ha estado parada en Aragón los pasados tres meses gracias al teletrabajo. «En este tiempo los jueces han puesto 2.000 sentencias, no han estado de brazos cruzados», insiste.

Esta aplicación, combinada con el empleo del sistema informático Avantius de gestión de expedientes judiciales, ha permitido, como se dice en el mundo de los juzgados, «sacar mucho papel», en palabras de Júlvez, en referencia a la tramitación de procedimientos.

Con todo, habrá jurisdicciones que a su atraso habitual añadirán el ocasionado por semanas y semanas de funcionamiento a medio gas o «a un cuarto de gas», como prefiere decir Pablo Marín, decano del Colegio de Procuradores de Zaragoza.

Se producirá, en efecto, un aluvión de asuntos que llegarán a partir de septiembre a la jurisdicción social (procesos laborales) y los juzgados mercantiles, todos ellos inducidos por las situaciones y conflictos creados a raíz del confinamiento. Y lo mismo puede suceder en lo contencioso-administrativo y en familia. «Habrá que hacer planes de actuación para dar una respuesta rápida», señala la directora general de Justicia.

De esta forma, es casi imposible adelantar cuándo se regresará a una relativa normalidad. Pero, en cualquier caso, no se puede acusar a la Administración de Justicia en Aragón de haber estado parada.
Aparte de que durante un mes, en la fase más dura del encierro, no entraron asuntos, jueces y magistrados han estado resolviendo casos atrasados y, además, determinadas causas han seguido adelante por videoconferencia, como las que afectan a presos o derechos fundamentales, entre otras.

Como ejemplo representativo se puede mencionar el caso del crimen de los Tirantes, para el que no ha contado la suspensión de plazos, según informan fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Aragón.
En el Colegio de Abogados de Zaragoza, su decano, Antonio Morán Durán, considera que la Administración de Justicia ha estado excesivamente encorsetada durante todo el confinamiento, «en contraste con la libertad que se iba apreciando cada vez más en las calles».

Evitar el marasmo

Morán dice entender el «enfado» de los colegas que le han pedido que entable acciones para levantar las «injustificadas restricciones» que afectan a los abogados en las sedes judiciales. «Desde el pasado 14 de marzo no ha habido juicios, de manera que ahora, en cuanto se empiecen a celebrar, habrá que retomar los procesos suspendidos más los que hubieran ido entrando desde el principio del confinamiento», explica el decano de los abogados.

La Justicia, apunta, sufre un retraso crónico, aunque en Aragón sea notablemente inferior que el de otras grandes ciudades españolas. «Y ahora ese retraso que se arrastra de siempre va a ser mucho más grande», asegura.

Para evitar el marasmo, el Consejo General del Poder Judicial acordó recientemente declarar hábil parte del mes de agosto, del día 12 en adelante. «Pero esa no es la solución porque los órganos judiciales no funcionarán al cien por cien, sino que se verán afectados por lo turnos de vacaciones y otras vicisitudes laborales, por lo que la medida es una tontería», comenta Morán.

Pablo Marín, del Colegio de Procuradores de Zaragoza, calcula que la capital aragonesa podría volver a su «nivel de atasco habitual» el próximo otoño, en octubre o noviembre. Hace el cálculo basándose en las nuevas fechas en que se han señalado la celebración de juicios, lanzamientos y otras actuaciones pospuestas por el coronavirus. Su gremio, como el de los abogados, arde en deseos de que se retome el ritmo habitual en la marcha de los asuntos judiciales en Zaragoza. «Para los procuradores, la interrupción de los procesos ha supuesto graves pérdidas económicas, estar días y días sin ingresos porque hasta el 13 de abril se prohibió presentar escritos», dice.

50.647 asuntos en trámite a fines del 2019

A 31 de diciembre del año 2019, todos los órganos judiciales de Aragón sumaban 50.647 asuntos en trámite, o sea, no cerrados, según las últimas estadísticas aportadas por el Consejo General del Poder Judicial, referidas a un periodo dos meses y medio anterior a la entrada en vigor del estado de alarma.

Se trata de unas cifras similares a las registradas a finales del 2018, pero que quedarán desbordadas cuando se contabilicen todos los casos interrumpidos por la aplicación de las medidas del confinamiento.

Las mismas tablas indican que la media de asuntos en marcha en cada órgano judicial es de 452,21 y que la tasa de congestión de los tribunales de justicia de Aragón es negativa, del orden del -2,2% global. Ello no impide que determinadas jurisdicciones presentaran a fines del 2019 una congestión elevada, como la contencioso-administrativa, con un 6,09%, o la social, con un 2,6%.

La jurisdicción civil se movía en una tasa de congestión situada en el -4,8%, mientras que la penal se hallaba exactamente en un -1,7%, según el CGPJ. 

Arranque a medio gas

La Ciudad de la Justicia de Zaragoza empezó ayer a salir de su largo letargo. Y lo hizo a medio gas, no por falta de trabajo, sino porque lleva un tiempo engrasar una maquinaria tan compleja como la de la Administración judicial. Con todo, desde ayer, en torno al 70% de los funcionarios están ya de vuelta en sus puestos de trabajo.

«Lo importante es que desde hoy empiezan a correr de nuevo los plazos judiciales», señaló el letrado José María Viladés. Se mostró contento de que la vida esté volviendo a los lugares «físicos» donde se imparte justicia.

«Este tiempo de confinamiento ha habido juicios telemáticos, por videoconferencia, y he intervenido en algunos», explicó. «Y lo cierto es que resultan fríos, distantes e incluso pienso que no garantizan plenamente los derechos de las partes», continuó el abogado.

Él, como todos sus colegas, prefiere los juicios en vivo y en directo, en los que se ponen la toga, entran en la sala de vistas y ven las caras y las expresiones de los participantes en el juicio. Eso les permite modificar sobre la marcha lo que llevan preparado y adaptarse a las circunstancias.

Sin embargo, los juicios propiamente dichos tardarán todavía un tiempo, posiblemente, en llegar a los juzgados. «De momento la actividad se centra en otro tipo de actuaciones, como audiencias previas, comparecencias, notificaciones y vistas sin testigos ni peritos», indicó José María Viladés.
Por otro lado, todavía siguen vigentes las medidas sanitarias, que obligan a los abogados a acudir a los órganos judiciales con cita previa, lo que ha originado las protestas del colectivo, que ve en estas restricciones un grave recorte de los derechos de los justiciables.

Los letrados consideran, como señala Viladés, que todas estas limitaciones perjudican al principio de inmediatez, según el cual todos los actos relacionados con la justicia se hacen con la presencia de las partes.

La telemática, por otro lado, ha impedido que la vida judicial quedara totalmente paralizada. Roberto Gállego, un abogado de Calatayud, considera que el programa Avantius ha resultado «una herramienta útil».

«Hace unos años, cuando la informática no se había desarrollado tanto, el coronavirus hubiera provocado el caos», opina. Pero se ha dado cuenta de que la posibilidad de realizar gestiones en línea ha agilizado dentro de lo que cabe la marcha de los procesos y, mal que bien, ha permitido que la maquinaria no se detenga.

Por eso el día de ayer marcó, en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza, uno de los primeros pasos para volver al sistema tradicional. Todo empezó despacio, pero el rodaje ya está en marcha y es solo cuestión de tiempo que se alcance una velocidad de crucero.