Mascarillas: el bien más codiciado se fabrica solo en una empresa en España

 

La histeria se expande a mayor velocidad que el coronavirus, y la gente comienza a hacer acopio de todo tipo de productos para sobrellevar la crisis. A lo largo de la última semana se ha disparado la demanda de mascarillas que, aunque según las autoridades sanitarias no previenen la enfermedad por Covid-19, comienzan a desaparecer de las farmacias españolas. En toda Europa hay apenas media docena de empresas que fabrican mascarillas de máxima seguridad. Una de ellas se encuentra en el municipio vizcaíno de Zamudio, donde alrededor de 40 personas trabajan casi sin descanso para abastecer a la administración.

La compañía en cuestión es Nueva Sibol, especializada desde hace 35 años en el diseño, fabricación y distribución de equipos de protección individual. No hay otra empresa en todo el país que produzca las codiciadas mascarillas sanitarias. Su gerente, Iñaki Muñoyerro, explica a ABC que en sus instalaciones llevan a cabo de forma «íntegra» el proceso de creación de las piezas. Aunque hacen también del tipo FFP1, subraya que las más eficaces contra los virus son las de protección FFP2 y sobre todo FFP3, que «tienen mejores prestaciones y mayor capacidad de filtrado».

Las jornadas son largas en esta fábrica de Zamudio, cuyos empleados han redoblado los esfuerzos para hacer frente a una demanda en cualquier caso inasumible. De forma temporal, la empresa ha establecido líneas de trabajo de dos e incluso de tres turnos de lunes a sábado para fabricar mascarillas. Cada día se producen 16.000 de ellas, casi el triple de lo habitual.

Muñoyerro pidió personalmente a sus empleados un esfuerzo extra para tratar de satisfacer el máximo número de encargos. Todos no, porque «es imposible», subraya el empresario, que informa de que tienen pedidos para los cuatro próximos meses. De hecho, el teléfono no deja de sonar en las oficinas de Nueva Sibol, donde reconocen estar saturados. «Es un poco complicado de gestionar, aunque el equipo de personas de la empresa está haciendo una labor excelente y dando el máximo», apunta.

Si bien no hay precedentes del actual volumen de pedidos, el gerente de la compañía afirma que el «pico temporal de trabajo» puede ser comparable al que hubo durante la crisis de la Gripe A. Al igual que entonces, los trabajadores han extremado las precauciones para evitar contagios. En este sentido, todo el que no se encarga de labores de producción trabaja desde el lunes desde casa, y los que se encuentran en la fábrica mantienen entre ellos un metro de distancia.

Más caras

El inaudito incremento de la demanda de mascarillas ha dejado a muchas farmacias sin «stock». Hay una «avalancha de compradores», aseguran desde la Federación de Distribuidores Farmacéuticas (Fedifar), que destaca que el pasado febrero se reclamaban a diario 130.000 mascarillas. La tasa ha crecido un 20.000% si se compara con la de hace un año, sostiene Juan Nieto, director de Comunicación de esta asociación, quien transmite «un mensaje de tranquilidad» a la ciudadanía para que no abuse de este tipo de productos totalmente imprescindibles en los centros sanitarios.

Paralelamente, este fenómeno ha provocado un súbito incremento del precio de las mascarillas, cuyo coste no suelen superar los dos o tres euros. «Pero hay farmacias que están haciendo un uso abusivo», advierte Iñaki Muñoyerro, que asegura que un establecimiento de Valladolid ha llegado a vender sus productos por 30 euros. «Nosotros como fabricantes no hemos subido ningún precio en absoluto, el Gobierno tiene que tomar medidas», sostiene.

De hecho, ha comenzado a tomarlas. El Ejecutivo central anunció esta misma semana que regulará el coste de medicamentos y material sanitario con precios máximos. Además, centralizará el suministro por la administración en aquellos productos con dificultades de abastecimiento.