Guaidó reclama coherencia a Sánchez

En España nos duele Venezuela. Y a Venezuela le duele España. El gobierno de España, encabezado por el socialista Pedro Sánchez, unas veces considera a Juan Guaidó como el presidente encargado de acometer la transición en Venezuela y otras lo describe como «jefe de la oposición«. A Nicolás Maduro lo llama «tirano», pero también lo trata como el presidente de facto.

La ministra española de Exteriores, Arancha González Laya, que sí recibió a Guaidó cuando vino a España, al contrario que Sánchez, considera que Juan Guaidó es «dos cosas a la vez», esto es, presidente encargado, y líder de la oposición en Venezuela. Esto supondría que Maduro es usurpador y no lo es al mismo tiempo.

A la vez, es un hecho que Sánchez fue el primer jefe del gobierno de la UE que reconoció a Juan Guaidó como presidente encargado hace ahora un año, si bien entonces los socialistas gobernaban en España en solitario. Ahora sus socios de gobierno, Unidas Podemos, suscriben que Juan Guaidó es una persona importante de la oposición venezolana, en palabras del vicepresidente, Pablo Iglesias.

Es la ceremonia de la confusión que únicamente beneficia al régimen chavista. De ahí que el presidente encargado, Juan Guaidó, y su equipo, del que forma parte el diputado Armando Armas, presidente de la comisión de Exteriores, reclamen «coherencia» al gobierno del país con más lazos con el pueblo venezolano.

La prueba fehaciente de cómo el régimen chavista rentabiliza cualquier gesto del gobierno de España está en las palabras del líder chavista, Nicolás Maduro, este viernes.

Por primera vez hablaba del Delcygate, al que irónicamente denominó como una novela fraguada por la derecha «franquista», y Maduro destacó que lo que hablaron Delcy Rodríguez, su vicepresidenta, y el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en la madrugada del 20 de enero en el aeropuerto de Barajas es «secreto» y que ni siquiera él está al tanto.

El medio que lanzó la exclusiva de este sospechoso encuentro, Voz Pópuli, publicaba este viernes cómo se habían desembarcado 40 maletas del avión de Delcy que fueron a parar a la embajada chavista en Madrid. No pasaron control alguno.

España, «gobierno amigo» de Maduro

En su alocución, Maduro se refirió a España «un gobierno amigo» comparable a Argentina, México, Panamá y Rusia, que pueden ayudar a poner en marcha lo que Maduro denomina «diálogo», es decir, unas negociaciones bajo condiciones que le permitan seguir al frente.

El ex presidente Felipe González asegura siempre que puede que cualquier proceso en Venezuela que no implique la salida de Maduro del poder está abocado al fracaso, ya que nunca va a permitir una vía que lleve a su salida de Miraflores. Si las elecciones las convoca Maduro, no pueden ser limpias, reitera González, en una posición en las antípodas de que suscribe el también ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

«Pedimos coherencia. El presidente Sánchez ha hablado de Nicolás Maduro como un tirano. También ha reconocido al presidente Guaidó como el presidente legítimo de los venezolanos en la Asamblea Nacional en función de nuestro ordenamiento jurídico, encargado de llevar adelante una transición lo menos traumática posible», explica Armando Armas, presidente de la Comisión de Exteriores de la Asamblea Nacional de Venezuela, que se ha desplazado a Europa estos días para evaluar las consecuencias de la gira internacional de 23 días que concluyó el miércoles 12.

Confía el diputado por Anzoátegui que la alusión de Sánchez a Juan Guaidó como «jefe de la oposición» sea un error, un lapsus linguae, si bien es algo que debería aclarar el jefe del gobierno español.

«Todos cometemos errores», apunta Armas, que ha escrito una carta a los grupos parlamentarios españoles, y también al Parlamento Europeo, para que investiguen cómo pudo llegar Delcy Rodríguez hasta suelo español y qué trataron en sus conversaciones Ábalos y Rodríguez.

En la sesión de control en el Parlamento este miércoles, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, defendió a ultranza al ministro Ábalos, secretario general del PSOE. «El señor Ábalos hizo su deber, que fue evitar una crisis diplomática con su intervención».

Añadió Sánchez: «Vamos a insistir en trabajar con todos… El interés del gobierno español es auténtico, por el reencuentro, la democracia y la reconciliación en Venezuela».

Para el diputado Armando Armas hay que evitar que se repita un incumplimiento de las sanciones como lo sucedido con Delcy Rodríguez. «Si se repite, han de apresar a quien viole las sanciones de la UE. Las leyes están para cumplirlas», subraya el diputado, amigo del presidente encargado, y de Leopoldo López, refugiado en la embajada española en Caracas.

Explica el diputado de Voluntad Popular la relevancia de Delcy Rodríguez en el régimen chavista. «Es una de las personas más importantes de la nomenklatura del régimen delincuencial encabezado por Nicolás Maduro. Responde a la lógica de las mafias. No podemos abordarlo como un tema meramente político. Fue sancionada por la UE. Si la UE enarbola los estandartes de la libertad y la dignidad, un faro que nos guía, ha de velar por el cumplimiento de las sanciones que impone», afirma Armas.

El chavismo en busca de cómplices

Según el diputado Armas, todo Estado delincuente, como sería el caso de Venezuela con Maduro, busca cómplices dentro y fuera del país. «Si hay sanciones y se violan sin consecuencias, el régimen tratará como cómplices a quienes lo permitan. El gobierno venezolano busca la narrativa que sitúa al gobierno español como cómplice del chavismo. El gobierno español debería desdecirse de esta narrativa», advierte Armas.

«Ser cómplice del régimen de Maduro pone en riesgo la democracia donde quiera que pueda florecer. En España, en Europa y en le mundo. El grado superlativo de corrupción es a lo que llamamos el Estado delincuente», aclara.

Muy diplomático fue el presidente encargado de Venezuela cuando en el curso de su gira le preguntaron por el hecho de que Pedro Sánchez no le recibiera. «Ya le veremos en el Palacio de Miraflores», dijo en Davos a los medios.

En declaraciones a El Independiente, el presidente encargado, Juan Guaidó, justo cuando poco antes de llegar a Madrid en su gira internacional, decía: «Para nosotros es muy importante que el gobierno español mantenga su apoyo. España es importante con instituciones que en el resto del mundo son respetadas. Sabemos que se impondrá la sensatez y la seriedad. El Gobierno español siente un lógico compromiso con la situación de Venezuela. Y repito, podemos muy pronto ver un milagro y esperarlo». Guaidó se refiere, probablemente, a un cambio en Miraflores.

Los diputados afines a Guaidó tienen mucho cuidado cuando se refieren al gobierno español. Miden cada mención que hacen y cómo la hacen.

Guaidó, agradecido a Aznar y González

«Nosotros estamos muy agradecidos a las instituciones españolas. Los ex presidentes Aznar y González han sido líderes en la lucha por la recuperación de la democracia y la libertad en Venezuela. Las instituciones españoles con Sánchez, y antes con Rajoy, han ayudado a la regularización de casi 50.000 compatriotas, el 20% de los que hay en España, pero no es poca cosa. Sánchez ha hablado de Maduro como un tirano, y reconoció a Juan Guaidó como presidente legítimo. Nosotros esperamos más, de España, y del mundo», afirma el diputado Armando Armas.

Pero Sánchez no recibió a Guaidó cuando vino a Madrid el 25 de enero. Llegaba de entrevistarse en el Eliseo con el presidente francés, Emmanuel Macron. Y en la última etapa, en América, le recibieron tanto el primer ministro liberal, Justin Trudeau, como el ultraconservador presidente de EEUU, Donald Trump.

«En España Juan Guaidó tuvo uno de los mejores recibimientos en toda su gira. El calor de la gente, las muestras de apoyo, fueron enormes. Queremos y entendemos el gran desafío y la responsabilidad que tenemos en el mundo hoy en día. Nosotros trabajamos para demostrar cuáles son las mejores opciones», afirma Armando Armas, que elude una y otra vez cualquier crítica que vaya más allá de esa exigencia de coherencia al gobierno español.

Añade el joven diputado, de 38 años, como los venezolanos tienen prisa. «Tenemos premura, una premura que se vive en vidas , hambre y desesperación. También tenemos premura para que las democracias del mundo entiendas que esto es un virus que puede contagiar las instituciones de otros países. En Latinoamérica tuvimos un cáncer, Cuba, y Venezuela y Nicaragua son metástasis. La comunidad internacional no puede ser permisiva con Venezuela. Ha de ser contundente, determinada».

En ese contexto ha de entenderse la prudencia con la que se manejan en las declaraciones públicas tanto el presidente encargado como los miembros de su equipo y los diputados de Voluntad Popular, como es el caso de Armando Armas. Van con pies de plomo, pero reconocen que hace falta más presión contra el régimen chavista y coherencia en su relación con el único poder legítimo de Venezuela.

Oficialmente hay continuidad

La oficina del embajador del presidente encargado en España, Antonio Ecarri, preguntó el jueves a Exteriores si había cambios en la posición oficial del gobierno sobre Juan Guaidó y sobre la situación en Venezuela, y la respuesta fue que se seguía la línea de continuidad con el equipo anterior, al frente del cual estaba Josep Borrell, actualmente Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad.

El embajador Ecarri ha indicado en un tuit que Juan Guaidó es el presidente encargado, constitucionalmente, por la Asamblea Nacional, y líder de la oposición «al régimen usurpador». Si se especifica que Maduro es un usurpador no hay contradicción, como indica el diplomático.

«El presidente Juan Guaidó tiene la legitimidad que le otorga la Constitución de Venezuela y el respaldo de la Asamblea Nacional. Es simple para los gobiernos democráticos, difícil para Sánchez Castejón», afirma Thays Peñalver, abogada y periodista, autora de La conspiración de los 12 golpes.

Plantea Francisco Sánchez, director del Instituto de Iberoamérica, que abordemos la cuestión de la legitimidad de Juan Guaidó o de Nicolás Maduro desde el punto de vista del reconocimiento a Juan Guaidó como presidente encargado por parte de al menos 59 países de la comunidad internacional, entre ellos toda la Unión Europea, salvo Suecia.

«Hay que ver cuáles fueron los elementos que llevaron a estos países a reconocer a Juan Guaidó como presidente de Venezuela tomando en cuenta que su elección fue fruto por un vacío en la sucesión presidencial debido a una serie de irregularidades en el proceso electoral y la toma de posesión», afirma el experto en Iberoamérica.

El debate no es baladí porque no es lo mismo considerar a Maduro un usurpador que darle carta de legitimidad para emprender un proceso de diálogo como pretende, con la inestimable ayuda del ex presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, a quien recibió en el Palacio de Miraflores hace justo una semana. El gobierno de Pedro Sánchez se desmarcó de la visita de Zapatero.

Zapatero confía en Maduro, e incluso defiende a Delcy Rodríguez como una de las personas del régimen que hizo posible la excarcelación del opositor Leopoldo López, que fue un cambio de casa por cárcel en realidad.

En Venezuela, según el Foro Penal, hay 380 presos políticos a día de hoy. Mañana puede haber más. En su último informe esta ONG, que se encarga de localizar a los desaparecidos y de garantizar la defensa de los presos, señala que 2.219 personas fueron arrestadas arbitrariamente, por razones políticas, desde el 1 de enero de 2019 hasta el último día de ese año.

Al menos 50 personas fueron asesinadas como consecuencia de la represión en manifestaciones, y una, el capitán Acosta, murió por las torturas de sus carceleros.

Diálogo con amenazas

Maduro ha amenazado con arrestar a Guaidó una vez más. «El día en que los tribunales de la República den el mandato de detener a Juan Guaidó por todos los delitos que ha cometido, ese día va a la cárcel. Ese día no ha llegado, pero llegará», ha dicho este jueves. El presidente encargado ha reiterado que asume el riesgo, como lo hacen todos los que luchan por la libertad en Venezuela.

Ya han encarcelado a su tío, la persona que le pagó sus estudios, y que era como un segundo padre para el presidente encargado. A su llegada a Caracas, Guaidó fue agredido por exaltados chavistas, que intentaron arrojar piedras a la furgoneta que le trasladó a la Plaza Bolívar de Chacao, donde se dirigió a los venezolanos. Su tío, Juan José Márquez, fue detenido en el aeropuerto y el régimen lo acusa de tenencia de explosivos.

La compañía aérea portuguesa TAP aseguró que en sus aviones nadie puede entrar con material peligroso como el C-4 en baterías, que llevaría el tío de Juan Guaidó, según la versión del número dos del chavismo, Diosdado Cabello.

Mientras que el régimen detiene al tío de Juan Guaidó, Nicolás Maduro vuelve a insistir en la vía del diálogo. «El espacio del diálogo político son los parlamentos. Lo que pedimos es lo mismo que existe en otros países. Desde el primer momento trataron de cercenar nuestra victoria en la Asamblea Nacional. La mayoría de la gente no quiere que los chavistas estén ahí. Hoy el Parlamento de Venezuela está militarizado. ¿Dialogamos con presos políticos, con asesinados políticos, sobre la mesa? ¿Mantenemos un diálogo de sumisión, un diálogo que pretende ganar tiempo? Así no», concluye el diputado.

Y añade con determinación: «Los demócratas hemos agotado las posibilidades de diálogo del pasado y ahora hemos de avanzar. Buscaremos los apoyos necesarios y adoptaremos las medidas precisas para avanzar hacia la democracia».