Cuatro radares fijos aglutinan el 54% de las denuncias en Aragón

La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene desplegados en las carreteras aragonesas un total de 48 radares fijos que el pasado año permitieron interponer 49.571 denuncias por exceso de velocidad. Del total, cuatro aglutinan más de la mitad de todas las sanciones en la comunidad.
A la cabeza está el ubicado en la A-23, entre Sarrión y Valverde en dirección a la Comunidad Valenciana, con un 23,2% del total de expedientes. Este medidor supone, además, el 70,2% de todas las multas de la provincia de Teruel, donde se registraron 11.533 sanciones.

En segunda posición está en la provincia de Zaragoza y, concretamente, en la N-330 en el punto kilométrico 508, muy cerca de la Academia General Militar (AGM) en sentido a la capital aragonesa. Dicho dispositivo permitió a Tráfico tramitar 4.816 denuncias, siendo el viernes de 08.00 a 16.00 horas el momento de más actividad.

Los otros dos que más castigan a los conductores están situados en la provincia de Huesca. El que más, un total de 4.652 expedientes, en la N-240 en el punto kilométrico 202, el término municipal de Loporzano, en dirección a Barbastro. Está situado en el conocido como Estrecho Quinto, una vía que soporta una densidad de tráfico de 12.000 vehículos, especialmente pesados por las explotaciones de ganadería porcina intensiva que hay en los municipios de la zona. Entró en servicio en el 2006 con una limitación de 70 kilómetros por hora para intentar eliminar un punto negro.
Por otro lado, está el situado en la N-II en el punto kilométrico 422,1, en Fraga, y muy próximo a la frontera con Lérida. Este sumó el año pasado un total de 4.566 denuncias.

HORARIOS

De 08.00 a 16.00 horas es la franja horaria con mayor número de sanciones. Viernes, sábados y domingos son los días con mayor incidencia.

Por provincias, Huesca es la que más radares fijos tiene instalados, 20 en total, pero es, en comparación con Zaragoza y Teruel, la que menos porcentaje de denuncias tramita. En concreto, 15.448 en el 2019. Todo ello, a pesar de que tiene dos de los cinematógrafos más sancionadores de la comunidad autónoma.

Zaragoza, por el contrario, es dónde mayor número de expedientes por exceso de velocidad se tramitaron con un total de 17.883. En Teruel hubo 16.420 lo que representa un 33%. Allí solo hay nueve radares fijos instalados.

A estos radares fijos hay que sumar los 14 que la Policía Local de Zaragoza tiene repartidos en la ciudad; los dos de tramo pertenecientes a la DGT que están instalados en la Z-40 y en la N-125, en la carretera del aeropuerto de Zaragoza, y los instalados en vehículos patrulla de la Guardia Civil de Tráfico, en trípodes móviles pertenecientes al instituto armado o el empleado por el Pegasus, helicóptero de la DGT. A nivel nacional, los que más multan están situados en Jaén (A-44), Segovia (N-VI) y Málaga (A-7, A-7 y MA-20).

Detrás de estos cinematógrafos no solo está la denuncia y la consiguiente penalización económica y de puntos, sino también reducir la mortalidad en las carreteras. Un hecho que el 2019 se consiguió en comparación con el año anterior, ya que el número de fallecidos pasó de 64 a 54. La N-II y la N-232 fueron las vías en las que más personas perdieron la vida, 9 en total.

El conductor que supere en 20 kilómetros la velocidad máxima permitida en zonas limitadas entre 20 y 50 kilómetros, no estará cometiendo una infracción grave, será sancionado con una multa de 100 euros y no perderá ningún punto del carné de conducir. La multa pasará a los 400 euros y se perderán cuatro puntos cuando se conduzca entre 40 a 60 kilómetros por encima del límite fijado.

En el caso de superar los límites entre 60 y 80 kilómetros se estará ante falta muy grave, tipificada como delito, por lo que a la retirada de seis puntos y de una multa de 600 euros habría que sumar la retirada del carné e incluso la prisión. La DGT recaudó 7 millones de euros en Aragón en el 2017.

El margen de error es de un 5% para estos dispositivos

El Tribunal Supremo ha establecido que los radares móviles de tráfico que realizan la medición de la velocidad desde una ubicación fija, en trípodes o en coches parados, tienen un margen de error del 5% y no del 7%. De esa forma atribuye a este tipo de dispositivos el mismo porcentaje que a los fijos. El tribunal fijó ese criterio al desestimar el recurso de casación de un conductor, grabado por un radar cuando conducía a 214 km/h por la AP-68 (sentido Zaragoza), contra una sentencia de la Audiencia de Navarra que le multó con 1.080 euros y la prohibición de conducir durante un año y un día por un delito contra la seguridad vial.