ERC no retrocederá pese a la presión y Sánchez será presidente el martes 7

La gobernabilidad de España depende del estado de ánimo de ERC. De que pueda molestarse o de que los acontecimientos del mundo independentista le impidan caminar hacia la abstención en la investidura de Pedro Sánchez. Esa es la razón fundamental de las prisas que el PSOE ha expresado durante este proceso para cerrar la investidura.

Al final, Pedro Sánchez no será presidente antes de Reyes. Pero lo será inmediatamente después. La presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, contactó ayer con los diferentes grupos parlamentarios para trasladarles su previsión de convocar el pleno de investidura los días 4, 5 y 7 de enero. Por el momento, se trata de un aviso de la Presidencia del Congreso para que los diputados puedan estar en Madrid ese día.

Pero no es todavía la convocatoria oficial, que se publicará el día 2 de enero, donde se detallarán los horarios de la sesión. Aunque la previsión es arrancar el sábado a primera hora de la mañana para que la primera votación del domingo pueda tener lugar al final de la mañana. Después de meses de interinidad y varios periodos sin negociación alguna al Gobierno en funciones les ha dado igual ocupar todo el fin de semana previo al día de Reyes con este proceso, con el consiguiente malestar entre muchos diputados.

Un sentimiento que se extiende a los profesionales de los medios de comunicación y al personal de la Cámara Baja. El acuerdo firmado entre PSOE y Unidas Podemos incluye la apuesta por la conciliación familiar como objetivo. Pero desde el Ejecutivo se despacharon ayer las quejas con escasa sensibilidad: «Nosotros necesitamos un Gobierno lo antes posible y los representantes públicos no tenemos el privilegio de las vacaciones y los festivos (…). El que quiera vacaciones puede dedicarse a otras actividades», dijo el ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos.

Desbordados los deseos iniciales, que buscaban la investidura antes de Nochebuena, y los segundos escenarios, que la querían al menos antes de fin de año, finalmente se ha fijado una fecha inusual al tratarse de vísperas de Reyes. Pero en el Gobierno lo tenían claro: «Vamos a intentarlo en el primer momento posible», aseguraba a ABC un miembro destacado del Ejecutivo en funciones poco antes de conocerse la fecha.

Había que encontrar un equilibrio. Hacer compatible las urgencias del PSOE con el planteamiento de no presionar más a ERC. Será el primer día lectivo posible cuando Sánchez será presidente. Batet siguió el dictado de La Moncloa, que prefirió no acelerar más de la cuenta y no convocar el pleno de investidura hasta que el Consejo Nacional de ERC determine definitivamente su abstención este 2 de enero. «Lo normal es esperar a tener los apoyos», explicaban el lunes por la noche desde el entorno de Pedro Sánchez. Al final se optó por un término medio al advertir ya, ayer, de la fecha de inicio del pleno.

Sin esperar más

En cualquier caso se evita que el debate arranque el mismo día en que ERC tiene que ratificar su postura. El objetivo es que los republicanos no entiendan como una presión que arranque el pleno antes de dar su visto bueno definitivo. Aunque algunos actores de la negociación eran partidarios incluso de no comunicar la fecha hasta que la postura de ERC fuese oficial. Pero Sánchez no quería esperar más. El PSOE celebrará su Ejecutiva el viernes día 3 para aprobar el acuerdo.

Batet podía haber esperado al día 2 por la noche para convocar igualmente el pleno de investidura para el mismo día 4, ya que no hay plazo mínimo para convocar un pleno de investidura. Y esa será la formalidad, pero se optó por anunciar ya la fecha por las cuestiones logísticas que envuelven estas fechas: «Para no dificultar desplazamientos ni planes», explican informalmente desde el equipo de Batet. Si no surge ningún imprevisto, Pedro Sánchez superará por primera vez una investidura, tras dos intentos fallidos, dejando así de estar en funciones, el próximo martes. Con lo que en La Moncloa se contempla que pueda haber un primer Consejo de Ministros del Gobierno de coalición ya el 10 de enero. La abstención de ERC terminará de definirse mañana. Y a ella podría sumarse la de EH Bildu si lo ratifican sus bases.

Esto último haría innecesaria la participación de algún partido regionalista minoritario, aunque el PSOE ha intentado contar con todos. Pero lo que se ha conocido del acuerdo con ERC y lo pactado con el PNV ha marcado distancias con alguno, como el PRC. Su líder y presidente autonómico de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, aseguró este martes que su partido, que fue el único que apoyó a Sánchez en la investidura fallida en verano, no garantiza su apoyo. «Ninguna carretera de Cantabria, ningún AVE» ni «nada» justifica «cargarse la unidad de España», señaló. Y pidió que se aclare «qué significa» la abstención de ERC.

La abstención de ERC parece cosa hecha. Pero todavía tiene que ejecutarse. La posibilidad de un pronunciamiento del Tribunal Supremo el mismo día 7 sobre la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sería un sapo difícil de tragar para ERC si no se acepta el planteamiento de que Oriol Junqueras goza de inmunidad.

Puigdemont, a la espera

Además, ERC tiene que aguantar los golpes que llegan ya desde las filas del partido que controla Carles Puigdemont desde Waterloo (Bélgica) y empieza a cundir la idea de que se acercan las elecciones al Parlamento de Cataluña. Solo Quim Torra, presidente de la Generalitat tiene el botón de adelantar esta posibilidad, pero Torra hará lo que le diga Puigdemont, quien desde que consiguió la acreditación temporal de eurodiputado –gracias, precisamente a Junqueras y el TJUE, y que le supone un salario y recursos económicos– mantiene una estrategia pensada a medio plazo y no cortoplacista. Es decir, JpC se dispone a aprovechar lo que en el mundo secesionista se considera «errores» por pactar con el PSOE.

Con esta estratagema, ayer mismo, Laura Borràs, líder de JpC en el Congreso, cargó duramente contra ERC y se alineó con la CUP, cuyos dos diputados en la Cámara Baja ya anunciaron que votarán «no» a Sánchez. ¿Cómo se puede entender que en estos momentos, los dos partidos que gobiernan juntos la Generalitat no tengan la misma estrategia en el Congreso? En otras palabras. La abstención de ERC en el pleno de investidura de Sánchez puede tener consecuencias en el gobierno catalán. «Estamos a la expectativa», dijo Borràs, quien admitió que la falta de unidad de los dos partidos «debilita» al secesionismo.

Torra vs. Aragonès

Con la idea de evitar que la formación de un gobierno suponga la ruptura de otro, Torra y Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y número uno de ERC en libertad, se verán mañana en el Palacio de la Generalitat. Aragonès explicará a su superior institucionalmente los detalles del acuerdo PSOE-ERC y lo que este pacto puede suponer, es decir, que Torra se pueda sentar conSánchez en una mesa de diálogo, en la que se trata la autodeterminación de Cataluña, y que el resultado de esta negociación sea validad en «una consulta» solo por los catalanes. Está por ver si las explicaciones convencen al presidente autonómico catalán y, al menos, ganan tiempo.

En los próximos días seguirá la montaña rusa de palabras, gestos, decisiones y tentaciones para tomar posiciones drásticas. Al Consejo Nacional de ERC del día 2 y el Comité Federal del PSOE del 3, que deben ratificar el acuerdo PSOE-ERC, se suman dos decisiones que, aunque a estas alturas es muy poco probable, podrían complicar la asbtención de ERC.

Por un lado, las decisiones de la Junta Electoral Central (JEC), el viernes 3, sobre la inhabilitación de Torra, que ya tiene una condena no firme del TSJC por desobediencia, y que podría dejarle fuera del Parlamento de Cataluña y, por consiguiente, de la Generalitat, y sobre la inmunidad de Junqueras tras la decisión del TJUE. Y a esto hay que sumar la resolución del TribunalSupremo sobre la sentencia del TJUE que dirá su Junqueras sale de prisión (temporalmente) o sigue en la cárcel.

Nunca Sánchez tuvo tan encajadas las piezas del puzzle. El martes será presidente del Gobierno. Otra cosa es que pueda gobernar y con quién.