Izquierda y derecha están a sólo 10 escaños, con un 35% de votantes indecisos en las elecciones generales

A menos de una semana de las elecciones, la derecha y la izquierda corren a la par. Apenas un tiro de piedra separa a los bloques. El desempate correrá a cargo de ese abultado 35% de ciudadanos que asegura que irá a votar pero aún no ha decidido el color de su papeleta. Entre el flanco conformado por el PSOE, Unidas Podemos y Más País, y el integrado por PP, Ciudadanos y Vox, apenas hay tres puntos de diferencia y una decena de escaños -12 por la horquilla baja, 156-144; y 10 por la alta, 170-160-. Esta distancia tan corta podría finalmente ampliarse en beneficio de unos u otros, dependiendo de los indecisos que, según la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO, son nada menos que uno de cada tres.

Con la instantánea que se ofrece, el país corre el riesgo de adentrarse en un nuevo periodo de bloqueo, de vetos cruzados o de inestabilidad. Los pronósticos del sondeo anticipan un 11-N difícil, que sólo se conjuraría con un pacto entre las dos primeras fuerzas políticas.

Sin embargo, ni el PSOE ni el PP quieren considerar, al menos en público y por ahora, la posibilidad de experimentar, por primera vez en la historia de la democracia española, una gran coalición. Ni el PSOE ni el PP se muestran dispuestos a abandonar la inercia de un sistema de alternancia que hace tiempo que se desmorona. Ni el PSOE ni el PP tienen ya potencia suficiente para asumir en solitario las riendas del país y darse el relevo cuando acusen síntomas de fatiga.

Lo que sí tienen el PSOE y el PP todavía, aunque se resistan a considerarlo, es capacidad para remar juntos en la misma dirección. Socialistas y populares acumularán el próximo 10 de noviembre más del 48% del voto y ocuparán entre ambos más de 200 escaños -entre 207 y 223, según la horquilla que ofrece el sondeo de EL MUNDO-, una suma que garantizaría una estabilidad a prueba de bombas y marginaría las propuestas políticas más extremas. Una fórmula que, sin embargo, a seis días de las elecciones, no es más que una quimera.

En esta última encuesta -la prohibición legal afecta a los cinco días antes de las elecciones-, el panorama que se vislumbra es el de un PSOE con menos tirón que en abril. Un punto menos en intención de voto y moviéndose entre los 118 escaños en su peor pronóstico y los 126 en el mejor. Para Pedro Sánchez, que apostó todas las cartas a la repetición electoral, soñando con los 140-150 escaños, quedar un sólo diputado por debajo de los 123 que obtuvo el 28-A sería un fracaso en toda regla.

Su aspiración pasaba por debilitar a Unidas Podemos lo suficiente para utilizarlo sólo como muleta sin necesitar a ERC. Y este plan no se cumpliría. El partido de Pablo Iglesias, tras haber perdido en abril casi la mitad de sus escaños, parece haber llegado a un suelo resistente que le proporcionará entre 35 y 40 diputados -42 tuvo en abril-. Su apoyo será así, de nuevo, imprescindible para Sánchez que, previsiblemente, tendría que afrontar otra vez la petición de los morados de estar en el Gobierno.

En todo caso, con Unidas Podemos, el PSOE no alcanzaría la mayoría absoluta. Ni siquiera añadiendo los diputados que podría proporcionarle Más País (3-4). En la horquilla alta de la encuesta, el trío de izquierdas sumaría 170 escaños frente a 160 de la derecha. Sólo con el PNV en su mejor pronóstico superaría, con 177, la mayoría absoluta.