La genialidad de Ramón y Cajal

Contaba ayer María García Soria, técnica de Exposiciones y Patrimonio Cultural en la Universidad de Zaragoza, que a la institución académica le quedaba una tarea «pendiente» en este negociado. «Nos faltaba una gran exposición sobre Ramón y Cajal», reconocía. Sin embargo, ahora este debe ya ha pasado a ser una realidad y, hasta el próximo 11 de enero, todo aquel que quiera puede pasarse por el Paraninfo para contemplar un total de 324 obras que muestran la trayectoria vital y el legado del Premio Nobel de Medicina. «Por primera estamos utilizando todas las salas disponibles en el Paraninfo (Goya, Saura, África Ibarra, Joaquín Costa y biblioteca) y esta exposición es la más relevante del año», explica García.

La muestra hace un recorrido, a través de los diferentes espacios, de su trayectoria personal y familiar, de su faceta artística y fotográfica y, sobre todo, de sus investigaciones sobre el sistema nervioso central. Entre lo expuesto se puede contemplar la tesis doctoral o el atlas anatómico de Ramón y Cajal, que contempla unos impresionantes dibujos, perfectamente trazados y coloreados.

También se exhibe la medalla del Premio Nobel de Medicina y Fisiología concedida en 1906 o un material personal «muy preciado» que llevaba «consigo siempre». Se trata de una caja que contiene programaciones histológicas «para refutar a los antineuronistas», cuenta García. «Se la llevaba de viaje y demostraba su teoría sobre las neuronas y su entramado».

El horario de la exposición es de lunes a sábado, de 11.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 21.00 horas. «Esperamos mucha gente», confiaba ayer la técnica de Exposiciones. En una de las salas se puede ver una fotografía del genio aragonés que, aunque estaba posando, «transmite cómo trabajaba él realmente», según García. En este caso, la imagen muestra cómo Ramón y Cajal observa a través de un microscopio y, al mismo tiempo, dibuja a mano alzada lo que ve. «Lo hacía con una precisión perfecta», explica García. De hecho, en la exposición se pueden ver 25 dibujos inéditos.

FACETA COMO ESCRITOR

El investigador se licenció en Medicina en junio de 1873 y ejerció de profesor en la Universidad de Zaragoza. Pero el legado del Nobel, cuya estatua destaca y es reconocida por todos en la escalinata principal del Paraninfo, va más allá del sistema nervioso y la enseñanza.

De hecho, en la biblioteca se expone su faceta como escritor. «Le dio tiempo a hacer de todo. Escribía ficción o novela. Era muy divertido», asegura García. En una de las estanterías de este espacio se encuentra el libro Textura, para muchos considerada la «Biblia de la neurociencia», según precisa García.