Benjamin Netanyahu agita el voto del miedo

Tras batir en julio el récord de David Ben Gurion, Benjamin Netanyahu vuelve a desafiar mañana los habituales presagios sobre su caída. Con 13 años y 186 días en la jefatura del Gobierno israelí en dos etapas, el considerado mago de la política aspira lograr una coalición derechista basada en 61 de los 120 diputados que le ayude a superar los próximos meses señalados por la audiencia ante el fiscal general y el posible juicio por corrupción. Las urnas decidirán su supervivencia política y futuro personal.

En un hecho sin precedentes en la historia de Israel, los colegios electorales abren por segunda vez en cinco meses debido al fracaso de Netanyahu en la formación de su cuarto Gobierno consecutivo. Al frente del bloque centrista Azul y Blanco, el ex jefe del ejército, Benny Gantz, repite como el gran aspirante aunque sin el factor de la novedad.

Los sondeos auguran un escenario parecido al de la noche del 9 de abril, en la que empataron a 35 escaños pero con más opciones de Netanyahu para gobernar. Entonces se lo impidió por sorpresa el líder de Israel Beitenu, Avigdor Lieberman, que ahora exige un «Ejecutivo de unidad nacional laico sin ultraortodoxos ni radicales» con Netanyahu, Gantz y él mismo. Pero el primero prefiere un Gobierno conservador con apoyo de religiosos y Gantz condiciona el pacto con el Likud a que no esté Netanyahu, debido a su imputación, previa audiencia, por soborno, fraude y abuso de confianza.

«Denme el voto para que Israel siga siendo un país fuerte, próspero y exitoso. ¡Sólo votando en masa al Likud podemos evitar un débil gobierno de la izquierda Gantz-Lapid y los partidos árabes!», repite una y otra vez Netanyahu en una desatada maratón de entrevistas y promesas a las bases nacionalistas.

Sobre el papel, todo parece ir en su contra. Filtraciones diarias en ‘prime time’ de los interrogatorios en los casos investigados. Críticas de amplios sectores por la «debilidad» ante los ataques desde Gaza. Su promesa electoral de 2009 de que acabará con el régimen de Hamas en Gaza ha vuelto como efecto ‘boomerang’ una década después, al haber tenido que ser evacuado del escenario en un mitin en Ashdod ante la sirena de alarma de proyectiles lanzados desde Gaza. Su imagen de Mr. Seguridad se ha erosionado aunque muchos elogian que no se apresure a una masiva operación militar.

Asimismo, tras presumir de una inquebrantable alianza con el presidente Donald Trump y de influir en su política hacia Irán, Netanyahu ve ahora cómo su imprevisible amigo no descarta reunirse con el presidente iraní, Hasan Rohani. Por último, miembros de la vieja guardia liberal del Likud como Dan Meridor, Dan Tichon, Benny Beguin (hijo del ex premier Menajem Beguin) y Mijael Eitan han anunciado que no votarán a Netanyahu, al que acusan de atacar al sistema judicial y los medios y de provocar la división de la sociedad. «Ex dirigentes del Likud auténtico comprenden que no pueden votar a quien vende el Estado para tener inmunidad y no se preocupa de Israel sino de él mismo. Netanyahu se alía con radicales para perpetuarse en el cargo», afirma Gantz.

Todo ello junto al desgaste de 10 años seguidos en el poder tumbarían a cualquiera. No a Netanyahu. Más allá de la tradicional fidelidad de los militantes ‘likudnikim’ y la mayor cantidad de votantes en la derecha que en la izquierda, ‘Bibi’ es la máquina electoral más eficaz en la Historia de Israel. Capaz en una semana de reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Sochi y con el premier británico Boris Johnson, en Londres; revelar secretos sobre el programa nuclear iraní; prometer la anexión del Valle del Jordán en Cisjordania sin consultarlo con los estamentos de seguridad; anunciar diálogo con Trump para un «tratado de defensa común», pese a que en el pasado el ejército se opuso; denunciar de irregularidades en las pasadas elecciones…

En el mitin de Ashdod, Netanyahu aseguró: «Yo sé que el dictador de Irán [Ali] Jamenei dijo que prefiere a Gantz y Lapid antes que a mí». No hay constancia de que el iraní lo dijera, pero sí que el mensaje de Netanyahu de presentarse como el único que puede hacer frente a las amenazas externas llegó a los suyos.

«Netanyahu tiene sólo un objetivo, ganar y para ello todos los caminos son válidos», sentencia el comentarista de la radio pública Yoav Krakovsky. La estrategia electoral de ‘Bibi’ es despertar a la derecha, avisando de que están a punto de perder lo que devolverá el país a los tiempos de los atentados suicidas y retiradas. Con lo que se juega mañana, todo vale. Como el voto del miedo para obtener en el último momento los dos escaños que le faltan según los sondeos.

Con todo, su rival preferido es la prensa, a la que acusa de «estar dominada por la izquierda». El Likud puso al mismo nivel a los periodistas Guy Peleg (revela filtraciones incómodas de las investigaciones en sus casos) y Amnón Abramovich (veterano comentarista de izquierdas) con el liderazgo iraní. Todos ellos desean su derrota, avisa en un anuncio. En Facebook, Netanyahu pidió el boicot de la cadena en la que ambos trabajan, el popular Canal 12 y definió las filtraciones como un «atentado contra la democracia».

«Los medios pueden difamar y atacarme durante 25 años y ¿yo no puedo responder? En una democracia nadie es inmune a la crítica, tampoco los periodistas que manipulan para echarme del poder», denuncia. Aunque ha elevado su tono hostil contra la prensa, está lejos del nivel de su hijo Yair en Twitter. La relación de amor y sobre todo odio entre Netanyahu y los medios podría llevarle al banquillo. En dos de los tres casos investigados, es sospechoso de actuar de forma ilegal no para ganar dinero, sino una cobertura favorable.

LEGALIZACIÓN DE UNA COLONIA EN CISJORDANIA

Valle del Jordán. Israel autorizó ayer la legalización de una colonia en Cisjordania, dos días antes de las legislativas. El Gobierno aceptó «transformar la colonia ‘salvaje’ de Mevoot Yericho en el Valle del Jordán en una colonia oficial».

Anexión. Netanyahu prometió la semana pasada anexionar el conjunto de colonias judías en el Valle del Jordán, lengua de tierra estratégica que representa casi el 30% de la Cisjordania ocupada, según informa Afp.